Oviedo - El naufragio de un barco pesquero junto a la costa de Cabo Peñas (Asturias), en la madrugada del domingo al lunes, dejó dos muertos y seis desaparecidos, y solo uno de los nueve tripulantes pudo ser rescatado con vida. Las labores de búsqueda, infructuosas, con medios aéreos, marítimos y terrestres se prolongaron durante toda la jornada de ayer hasta caer la noche desde que el Centro de Coordinación de Salvamento (CCS) de Gijón recibiera sobre las 5.30 horas la llamada de alerta desde otro pesquero que se encontraba en la zona.
El barco arrastrero siniestrado, el Santa Ana, con bandera portuguesa y con base actual en Avilés, se encontraba frente a la costa de Cabo Peñas para la pesca de la xarda (verdel). Según el relato del único superviviente, el patrón Manuel Simal Sande, de 50 años y natural de Muros (A Coruña), la tripulación estaba durmiendo cuando el barco embarrancó en la isla de Erbosa, la de segunda mayor tamaño del litoral asturiano, a tan solo media milla de la costa, por lo que los responsables del operativo temen que los seis desaparecidos quedaran atrapados en el interior del buque.
El estado de la mar impidió ayer que los buzos de Salvamento Marítimo y la Guardia Civil pudieran sumergirse para tratar de acceder al barco, que permanece hundido en una zona de numerosas rocas.
El operativo confiaba en que la bajada de la marea por la tarde facilitara las maniobras, pero el fuerte movimiento del barco a causa del oleaje hizo que se desistiera de una operación "muy peligrosa" para los buzos, que volverán a intentarlo hoy a primera hora si las condiciones del mar lo permiten.
El despliegue de medios permitió a primera hora la recuperación de dos cadáveres, identificados como los del cocinero Manuel Indalecio Mayo Brea, natural de Muros, y el portugués Francisco Gomes Fragateiro, primer patrón de la embarcación.
Un pesquero logró rescatar con vida al único superviviente, que ingresó con síntomas de hipotermia y policontusiones en el hospital de San Agustín de Avilés, donde permanece en observación.
El barco siniestrado, de 35 metros de eslora, salió de los astilleros en 1980 y fue recientemente remodelado tras pasar varios años paralizado, según la empresa Pescas Balayo, armadora del pesquero. Un representante de esta empresa en Lisboa, Armando Soares, lo calificó como "uno de los navíos más modernos de toda la costa portuguesa". - Efe