EL magreo colectivo a mujeres con la ropa hecha guiñapos y los pechos al aire en San Fermín ha reabierto el debate sobre las agresiones sexistas en el contexto de las fiestas. Las imágenes de los tocamientos en masa sucedidos durante el txupinazo de Pamplona han dado la vuelta al mundo y su impacto se ha multiplicado a través de la red, que ha servido de plataforma de vídeos no menos escabrosos. Para Emilia Laura Arias, experta en género, estas imágenes "merecen una reflexión muy profunda sobre el concepto de legitimación de las agresiones sexistas en las fiestas populares, que además se amplifican no desde una perspectiva crítica, sino como diciendo: ¡Mira qué fiestorro!".

Desde su punto de vista, los medios de comunicación deberían tratar "con cierta cautela" estas instantáneas, versión posmoderna y kalimotxera del Rapto de las Sabinas: "No pueden mostrarse como una bacanal porque, muchas veces, puede que la bacanal no sea consentida". Pero sobre todo, puntualiza, "me gustaría decir que en un contexto de una sociedad igualitaria esa imagen me parece estupenda si una mujer quiere disfrutar del sexo con 200 hombres está en su derecho; si una mujer quiere desnudarse está en su derecho". La cuestión es, subraya, "si esas mujeres están o no en la posición de poder decir no". En este sentido, Arias lanza una pregunta al aire: "¿Desnudarse supone una invitación a una barra libre al manoseo?".

Un sondeo rápido y nada científico a pie de calle muestra que hay división de opiniones. Algunos chicos opinan que las mozas (guiris o autóctonas) no solo eran "libres" de hacer lo que estaban haciendo, sino que además "estaban disfrutando" del sobeteo sanferminero. Por contra, la mayoría del sector femenino considera la situación aberrante y una agresión sexual con mayúsculas.

Según esta experta, la raíz de este y otro tipo de conductas bizarras hay que buscarla en que "vivimos en una sociedad desigual y profundamente machista". No se trata de una respuesta de manual feminista porque, según recuerda, en sanfermines "hay tres violaciones de media". Para Arias esta realidad merece una reflexión, ya que "cuando esa guiri se baje de allí y esté en un bar, se encuentre con un chico y ese chico quiera con ella y ella no quiera, ese chico no va a encajar bien ese no".

El domingo pasado, Pamplona y sus visitantes se desanudaron el pañuelico hasta los sanfermines del año que viene. Atrás han dejado horas de fiesta en familia o con la cuadrilla, almuerzos en las peñas, encierros, visitas al morenico, noches triunfales y mañanas de resaca? Y este año, también, siete denuncias contra la libertad sexual, según la Policía Municipal de la capital navarra. En el balance de las fiestas, el alcalde de la ciudad, Enrique Maya, afirmó: "Ha habido siete agresiones, pero no violaciones y fuera del marco de la fiesta".

lo que la estadística oculta

"No son cosas de la fiesta"

Estas declaraciones del regidor han indignado a los colectivos de mujeres de la ciudad, acostumbradas al desapego institucional con la violencia machista. "¿Qué quiere decir Maya, que si no hay penetración o asesinato no debemos de preocuparnos?", se pregunta Tere Sáez, técnica de igualdad del Ayuntamiento de Lizarra y coordinadora de la Asociación Andrea. Para Sáez y el colectivo Lunes lilas, las palabras de Maya "están en consonancia con el comportamiento que mantuvieron intentando prohibir el teatro y actos de recuerdo a Nagore Laffage (la irundarra asesinada en los sanfermines de 2008) y de prevención de violencia de género, organizado por Lunes lilas". Según Sáez, las medidas adoptadas contra la violencia sexista "han llegado tarde y son pocas" y la posición del Consistorio irundarra "sigue siendo timorata y casi de negar la existencia de agresiones y violaciones en las fiestas".

Arias añade: "Las agresiones sexuales no son solo una violación, abarcan mucho más, son incontables". Desde su experiencia profesional, muchas de las agresiones se pierden porque "¿dónde vas a denunciar? Denunciar una agresión no es fácil para la mujer porque aún existe un gran prejuicio social y parece que eres culpable de la agresión", concluye.