"ANTES los comas etílicos de jóvenes se daban, sobre todo, en días concretos como en fiestas de pueblos o en Santo Tomás, y podían ser a base de sidra. Ahora ocurren los fines de semana y toman bebidas de alta graduación, de botellón. Consumen muy rápido para que se les pase pronto y, así, volver a casa sin que se enteren sus padres". Tras casi dos décadas en el servicio de Urgencias del Hospital Donostia, Cándido Marcellán se encuentra alarmado ante el desaforado incremento de la ingesta alcohólica entre adolescentes a lo largo de los últimos diez años. "Hay más casos de coma etílico. En pediatría, incluso, reciben a niños con 12 o 13 años", describe este doctor, quien recalca que en el centro hospitalario guipuzcoano se observa con gran preocupación este fenómeno.
El presidente de Alcohólicos en Rehabilitación Gipuzkoa (AERGI), Josean Fernández, señala la paradoja de que el "índice de consumo de alcohol en el Estado ha decrecido mucho desde 2007, pero, sin embargo, el número de intoxicaciones agudas ha aumentado". "Es el modelo de atracón, beber mucho en poco tiempo", explica Fernández.
Marcellán pormenoriza que atienden a más chicas que chicos debido a que ellas tienen una menor tolerancia al alcohol. "El servicio de Urgencias salva muchas vidas al año", recuerda este facultativo.
Marcellán alerta de que, además de bebidas alcohólicas, los jóvenes que rondan los 20 años combinan diferentes tipos de droga la misma noche, lo que puede tener unas trágicas consecuencias. "Llegan a meterse hasta cinco tóxicos. Pueden empezar tomando alcohol y porros. Luego, como tienen una fase en la que se empiezan a dormir, se meten cocaína o anfetaminas. Después, si están demasiado acelerados, una benzodiazepina -sedante- y algunos terminan con una ketamina -distorsiona las percepciones visuales y auditivas-", expone este médico.
Marcellán recuerda, asimismo, las tremendas consecuencias de la ingesta de cocaína, que "no se ve" hasta que los afectados entran por Urgencias y, entonces, "el efecto ya ha sido devastador". "Nos llegan cuando sufren un infarto de miocardio, una hemorragia cerebral o muerte súbita", desgrana este galeno.
Ante este panorama, Marcellán recuerda que "el alcohol es la puerta de otros consumos porque los jóvenes asocian los botellones con el hachís y luego pasan a otros estupefacientes". "El consumo de alcohol es algo cultural y de educación, arraigado y bien visto. Hay una permisividad por la sociedad y la legislación", denuncia este doctor.
En su opinión debería penalizarse al menor que consume mediante su integración en un programa social y la imposición de una multa a los padres. "Algo se debería hacer, empezando por no dejar que las tiendas vendan alcohol a menores", recalca.
Por su parte, Fernández recuerda que hay "chavales de 12 o 13 años que ya van a clase a las 8 de la mañana con un par de canutos en el cuerpo". "Es el clásico adolescente que se levanta a las 7 de la mañana y está solo, vuelve de clase y sigue solo, y se va al local con los colegas porque en casa no hay nadie y bebe y fuma", describe Fernández.