DONOSTIA. Los responsables de la sanidad pública vasca suman ya dos años en sus cargos, la mitad de un mandato marcado por las tensiones debido al rechazo que muchas de sus iniciativas han encontrado desde las filas sindicales. La última ha sido la configuración de la próxima Oferta Pública de Empleo (OPE) de Osakidetza, prevista para este 2011.
Aunque solo se trate de la punta del iceberg de una relación en la que la negociación y el consenso, al menos en sus aspectos básicos, han brillado por su ausencia, el proceder de la dirección en este asunto le ha colocado al borde de la ruptura con las centrales.
Hoy se celebrará una nueva mesa sectorial en la sede central del Servicio Vasco de Salud en Vitoria y los sindicatos ELA, LAB y ESK, que ostentan la mayoría en el sector, han convocado una movilización a sus puertas para denunciar la actitud de Osakidetza en el proceso negociador. Según denunciaron ayer estas centrales, reuniones como la que a partir de este mediodía mantendrán con la dirección "no son más que puro teatro, con el que se pretende entretener, si no engañar, a un colectivo de trabajadores cuyos derechos están siendo atacados una y otra vez". Tras el encuentro, ELA, LAB y ESK anunciarán un nuevo calendario de movilizaciones.
La paciencia tanto de estos sindicatos como la de las centrales profesionales Satse y Sindicato Médico (SME) empieza a agotarse. Desde que se abriese, de nuevo, la sectorial una vez agotado el último acuerdo de condiciones laborales (2007-2009) han denunciado insistentemente que en la mesa no se tratan asuntos de calado para la negociación colectiva. "Siempre tienen un contenido eminentemente técnico e informativo. De negociar, muy poco", expone Mirari Irure, delegada del sindicato ELA. A su juicio, el contexto de crisis sirve a Osakidetza "como excusa perfecta para no ofrecer absolutamente nada".
El orden del día de hoy, en el que la dirección informará a las centrales sobre un portal del empleado "que no es la preocupación ahora" y las bases de la ya citada OPE "impuestas sin negociar", constituye, a juicio de Irure, "más de lo mismo".
Las centrales abertzales y las profesionales, aunque por separado, han canalizado ya su malestar en los últimos meses a través de múltiples movilizaciones. Los "recortes" y el "deterioro" en la red pública han estado, repetidamente, en el centro de sus denuncias.
En breve, Satse iniciará también una nueva campaña de protestas por una OPE que "por primera vez en la historia no cuenta con el respaldo de ninguna organización sindical". Según el sindicato, se trata de la oferta pública "de la prepotencia y de la imposición política". El regreso al temario y a la penalización de respuestas en el examen constituyen dos de los puntos más criticados por Satse, segunda en representatividad en el sector.
Para ELA, el recorte de plazas respecto a lo que se negoció en la mesa general supone el "ataque" más grave por parte de la dirección.
Pero el proyecto que más ha enervado a los sindicatos en lo que va de legislatura es el Plan de Mejora y Contención del Gasto de las Organizaciones, un controvertido documento que recoge 73 medidas encaminadas a lograr la sostenibilidad del sistema durante los próximos años. Aunque Sanidad no ha hecho público el ahorro previsto que logrará como consecuencia de su implantación, sí pretende reducir los aumentos anuales de su Presupuesto del 7,6% que se daba hasta el final de la anterior legislatura a niveles cercanos al 1,5%.
Los sindicatos no tardaron en denunciar que este plan ha sido elaborado y puesto en marcha "sin consenso ni control sindical ni profesional", un nuevo ejemplo, a juicio de ELA, de "la actitud reacia de la dirección a cualquier negociación en la mesa sectorial sobre las condiciones de trabajo del personal". Entre otras medidas duramente criticadas por las centrales, aparecen en este proyecto la eliminación de las guardias localizadas en distintos servicios, la reducción de las sustituciones por motivo de incapacidad temporal o potenciar los refuerzos por horas en lugar de los contratos completos en algunos casos. Decisiones que, a juicio de los sindicatos mayoritarios, "están desbordando las listas de espera" y han incidido en "la pérdida de calidad asistencial y la desmotivación de la plantilla".
La puesta en marcha del centro de salud multicanal (O-Sarean), por ahora la pieza más visible del enorme puzzle ideado por el consejero Bengoa para reorientar el sistema hacia el paciente crónico, también ha encontrado una fuerte oposición sindical aunque en mayor o menor medida puedan gustar algunas de sus medidas.
Situaciones "caóticas" y "confusiones" en los centros, pero sobre todo la "falta de información" a los profesionales sobre su implantación también han abierto una brecha entre los representantes de los trabajadores y la dirección de Osakidetza.