madrid. El pene humano carece de espinas gracias a la pérdida evolutiva de un trozo de ADN no codificante, según un estudio de la Universidad de Stanford en EEUU que se publica en la revista Nature. El trabajo describe cómo las eliminaciones del ADN regulador han ayudado a esculpir la evolución de características específicas humanas. Los científicos, dirigido por Gill Bejerano, utilizaron genómica comparativa para identificar 510 deleciones específicas humanas, secuencias que se encuentran muy conservadas entre los chimpancés y otras especies, pero ausente en el genoma humano.
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