donostia. López asegura que los colegios guipuzcoanos y vizcainos a los que afectaría la medida incluida en el anteproyecto de Ley de Igualdad de Trato y que pertenecen a COAS (Ayalde, Munabe, Erain y Eskibel) ofrecen un modelo educativo legal y que no discrimina.
¿Qué opinión les merece la propuesta que ha hecho el Gobierno central?
El quid está en el artículo 16, apartado 2, donde se habla de exclusión. Eso es lo que nos produce preocupación. En nuestro caso, la exclusión de la que se habla no es por razón de sexo, no se trata de discriminación sino de un modelo pedagógico. En nuestros colegios formamos a niños y a niñas, pero de forma separada.
¿Creen que se llevará a cabo?
Estamos tranquilos porque creemos que tendrán que cambiar ese punto por muchas razones. Una de las más importantes es que este texto dice que no habrá conciertos y si no tenemos este derecho será porque discriminamos y eso sería inconstitucional. Si es así lo que tienen que hacer es prohibir la educación diferenciada. Desde el punto de vista legal ese artículo tendría que cambiar, sino se recurrirá como inconstitucional.
Si se materializara, ¿en qué situación dejaría a estos centros?
Suponiendo que esto ocurra, que creemos que no va a seguir adelante, perderíamos los conciertos. En Estados Unidos, en Alemania, en Francia se está apostando por este modelo en colegios públicos para corregir el fracaso escolar. Se ve que este planteamiento no es pedagógico sino ideológico. Parece que lo que quieren es quitar los conciertos pero sin entrar en más. Si el modelo es constitucional nosotros tenemos derecho a los conciertos porque eso es lo que dice la Constitución. Si el modelo no es constitucional, prohíbase. De hecho, en el País Vasco el decreto de conciertos data de 1987 y hasta ahora hemos tenido conciertos con partidos políticos de diferente signo.
¿A qué creen que se debe?
Esto obedece al mal que sufre la educación desde hace muchísimos años y a la carga ideológica que hay detrás. Por otro lado, a un mal entendimiento del concepto de coeducación. Tanto la Unesco como las directivas europeas dicen que hay que coeducar, educar en igualdad de condiciones y dar las mismas oportunidades a chicos y chicas. Pero nadie ha dicho que eso se consiga solo con la educación mixta. En la educación diferenciada se logran esos objetivos.
Quienes critican esta opción aseguran que se trata de un modelo que solo prima el resultado y no tanto la socialización...
El proceso de socialización en la juventud se realiza, sobre todo, fuera del colegio. De hecho, en muchos colegios mixtos cuando se llega al recreo los niños van por un lado y las niñas por otro. Las personas que salen de un colegio de educación diferenciada, ¿tienen dificultades de relacionarse cuando llegan a la universidad? Nuestros alumnos se casan, se relacionan perfectamente, traen a sus hijos a los colegios donde ellos estudiaron porque están encantados con esta educación, igual que sucede en otro tipo de colegios.
¿Y cuáles son los principales argumentos para separar por sexos?
Los ritmos de maduración son diferentes. Las chicas maduran antes, sus inquietudes van en otra línea. Después hay un aspecto de configuración del propio cerebro, de la forma de ser y de trabajar las cosas. Por ejemplo, los chicos aprendemos más cuando hay competencia. A las chicas les gusta trabajar en equipo. Hay bastantes diferencias propias de la naturaleza de los sexos, cosas ni buenas ni malas, pero diferentes.
Algunas de las críticas se sustentan en su vinculación con el Opus Dei...
En Euskadi hay varios colegios con este modelo, pero en Estados Unidos son miles. Pensar que este es el modelo de educación del Opus Dei es una tontería. El Opus Dei en nuestros colegios lo único que aporta es atención espiritual a niños y profesores. No interviene en absoluto en el modelo educativo ni en los aspectos profesionales de la educación. Somos los padres los que elegimos y los que demandamos este tipo educación. Quizá, lo que ha ocurrido es que se ha tachado el modelo por un rechazo histórico relacionado con el franquismo, época en la que la educación era diferenciada para todos, y no por razones pedagógicas.
¿Creen que existe desconocimiento?
Quizá, tengamos que informar más sobre este modelo. Además, no tratamos de imponerlo. Defendemos la pluralidad, que cada familia pueda elegir un modelo en el que se sienta cómodo. Si uno piensa que es el Estado quien tiene que decidir cómo educar a los hijos se llega a la uniformización. Pero cuando se parte de que son los padres los que tienen el derecho a elegir, se alcanza la pluralidad. Y eso es lo que recoge el derecho internacional y la Constitución.