shanghai. Tras un periodo de tiempos duro por lo que supone vivir en un país con un idioma y una cultura muy diferente a la nuestra y hacerte un hueco en una profesión tan difícil como la de cocinero, Ion Alaña ha conseguido su sueño: abrir una taberna vasca en Shanghai. El Kuluska, que recibe el nombre del caserío familiar, ha sabido trasladar a los chinos la cocina tradicional vasca y que llamen pintxo a la tapas.
¿Cómo se le ocurrió montar una taberna vasca en Shanghai?
Vine un poco a la aventura. Estaba cansado de vivir en España y quería ver algo nuevo. Estaba en Barcelona con mi mujer Sara, que sabe chino, y decidimos venir a Shanghai. Vinimos un poco a la aventura, sin conocer a nadie y empezamos de cero.
¿Cómo fueron los comienzos?
En dos semanas conseguí trabajo en un restaurante que lo reabrían porque se había incendiado. Allí retomé mi nivel de inglés perdido, con un jefe que era japonés y unos chinos que no sabían inglés. Después de un año en el restaurante, lo dejé porque empezamos a hacer catering. Cuando llegamos, estuve seis meses sin hablar castellano con nadie, salvo con mi mujer. Tuvimos que sacarnos las castañas del fuego solos.
¿Y después?
Comenzamos a hacer el catering. Estuvimos dos años y decidimos coger un local y montar el Kuluska. Empezamos con el restaurante pero no pudimos trabajar en el catering porque había caído la demanda, por lo que se me ocurrió abrir la taberna vasca, más por corazón que por la cabeza ya que para los chinos era algo exótico.
¿Que clientela tiene Kuluska, tras dos años de actividad?
De todo. Hay temporadas que había bastantes chinos porque cenan a las seis de la tarde, los europeos a las ocho y los españoles a las diez. Hay mucha rotación ya que trabajamos tres días a la semana, porque el miércoles no los contamos al reducir los precios por ser el principio del fin de semana y porque es cuando el Kuluska se convierte en punto de reunión de los que vivimos en Shanghai.
¿A los chinos le gusta la comida vasca?
Es como si a mi amona le das para comer unas ancas de rana o tiburón. La gente no sabe qués es una tortilla.