Donostia. Un hombre de unos 50 años de edad fue picado ayer por la mañana en la playa de La Concha, en Donostia, por una medusa del tipo Carabela Portuguesa. Según informaron fuentes de la Cruz Roja de Gipuzkoa, al hombre, herido en el antebrazo, se le trasladó a un centro médico como parte del protocolo que establece la organización ante esta especie de aguamala. A su vez, los miembros de la organización retiraron el animal de la playa.

El año pasado Donostia vivió una descomunal plaga de medusas comunes que provocó que la Cruz Roja tuviese que atender más de 1.600 picaduras y obligó a cerrar tres playas de la capital durante tres días de junio. Pero la realidad es que, desde hace dos años, no se había avistado ninguna carabela portuguesa en la capital. Este verano, pese a que su presencia está siendo "mínima" y "en muy poca cantidad", las medusas han vuelto a visitar la costa donostiarra y a molestar a los bañistas.

"No es algo nuevo que haya medusas", indicaron desde la Cruz Roja, al tiempo que especificaron que la picadura de esta variedad puede resultar más dolorosa y dañina para el afectado. Aun y todo, el picotazo de esta medusa no afecta a todos por igual. Los niños y los ancianos son los más sensibles a su pinchazo, así como las personas que tengan muy bajas sus defensas. La herida supone un enrojecimiento de la zona afectada así como un dolor intenso.

A diferencia de otros tipos de medusas que son muy difíciles de distinguir dentro del agua, la Carabela Portuguesa es fácilmente reconocible y sorteable dado que tiene una cabeza de color violáceo y azul que flota en la superficie. Por otro lado, consta de unos tentáculos que se mantienen bajo el agua pueden llegar a alcanzar una longitud de unos 30 centímetros. Otra de sus peculiaridades es que es un animal que no tiene capacidad para moverse por sí mismo, sino que viaja mediante las corrientes e impulsado por las rachas de viento.

Algunos consejos Desde la Cruz Roja recomiendan las medidas habituales en este tipo de casos. En primer lugar no hay que frotarse la zona de la picadura, dado que si queda algún resto de los tentáculos de la medusa podría extenderse la afección. En segundo lugar, la herida tiene que ser lavada con agua salada y no con agua dulce. Y, por último, es bueno aplicar frío sobre la zona. Si bien estos consejos pueden servir para cualquier tipo de picotazo de una aguamala, con las carabelas portuguesas la prevención ha de ir más allá y hay que acudir a algún centro médico para mayor seguridad del afectado.

Asimismo, según indican, ante las primeras apariciones de estos animales la Cruz Roja se ha puesto en contacto con el Consistorio y ya ha comenzado a izar en los arenales donostiarras, junto con las tradicionales banderas amarillas y rojas, las divisas blancas con dos medusas dibujadas que avisan de la presencia de estos seres y previenen a los bañistas ante una posible picadura.