Donostia. "Hola a todos. Soy El Solitario. ¡Salud españoles!". Aquellas ocho palabras, recordadas por la práctica totalidad de quienes las escucharon, resuenan todavía hoy con una fuerza inusual en los oídos de Marisol Arbe y David Giménez. La madre y el hijo menor de quien las pronunció no daban crédito a lo que estaban oyendo. Porque, hasta aquel momento, nunca habían imaginado que detrás de la persona a la que buscaba la Policía se encontraba, respectivamente, su hijo y su padre. Habían oído hablar de El Solitario, pero nunca sospecharon haber compartido techo y vida con él. Como el resto, se enteraron de su identidad por la tele. Ahora, más de dos años después, tienen más que asumido aquel impacto y luchan, desde su convencimiento, por tratar de demostrar que "no es cierto" todo lo que se ha dicho.
"Me enteré cuando lo cogieron, ese mismo día. Yo estaba en Andalucía y me llamaron por teléfono para decírmelo. Y no me lo podía creer. Pensé que sería un error, que estarían hablando de otra persona. No tenía ni idea de que El Solitario pudiera ser mi hijo", comentaba ayer Marisol Arbe, tras la presentación en su Donostia natal de la autobiografía publicada por Jaime Giménez Arbe, Me llaman El Solitario. Autobiografía de un expropiador de bancos (Editorial Txalaparta). Un libro, dijo, que espera que ayude a que "se sepa la verdad".
Porque, aunque sabe que no puede negar los asaltos a los bancos -su propio hijo los reconoce-, sí desmiente su culpabilidad en los asesinatos por los que ha sido condenado. "Nunca se me habría ocurrido pensar que él pudiera estar detrás de lo de los bancos, pero no lo puedo negar porque me he dado cuenta de que sí lo hizo. Ahora bien, sí tengo que negar profundamente que matara a los dos guardias civiles en Castejón", señaló, para asegurar que "todo lo que dice Jaime en el libro se puede demostrar". "Cualquier persona se puede dar cuenta de que aquello -la sentencia- no está bien. Por eso he decidido, con casi 80 años, luchar por ello", agregó sobre los motivos que le han llevado a estar en esa presentación.
A su lado, su nieto David también recordaba el momento del arresto de su padre. "Nada más verlo en la tele me llamó la Guardia Civil, pero la primera noticia fue a través de la televisión. Me quedé impactado. Completamente en blanco. No sabía qué hacer ni qué decir. Claro que había oído hablar de El Solitario, sabía quién era el personaje, pero no tenía ni idea de que se estaban refiriendo a mi padre. No me entraba en la cabeza que él pudiera ser esa persona. Tuve que creérmelo a la fuerza", afirmó.
Según indicó, nunca Jaime Giménez Arbe hizo algo que le llevara a sospechar de esa vida que mantenía oculta: "Su vida era relativamente normal. Salía, decía que se iba a trabajar como cualquier otra persona y volvía. Nada más. No sospechamos nada". Ahora, después de haber escuchado a su padre, está convencido de la inocencia de éste en lo que respecta al crimen de Castejón. "Seguimos en la lucha para que pueda salir o para que, al menos, no cumpla la condena que se han inventado", subrayó.
"Ha sido un montaje" Una opinión que comparte el periodista Iñaki Errazkin, autor de la edición de la autobiografía e igualmente presente en el acto de ayer. "Acepté el encargo de editar el libro, fundamentalmente, porque cuando recabé toda la información acabé convencido de la inocencia de este hombre en el asunto de los asesinatos. Estoy convencido de que ha sido un montaje del Estado", dijo, para apuntar que hay "cosas muy raras" y que esa inocencia que él defiende "se comprende" con la lectura del libro. A su entender, El Solitario fue objeto "desde el principio" de una "indefensión absolutamente burda", que incluyó "quitarle su derecho a un juicio popular", además de numerosas "contradicciones" en los testimonios. "Cosas tan raras que no cabe en cabeza humana que eso sea cierto. Por eso me presté a editarlo, porque estoy convencido de su inocencia en el cargo mayor", insistió.
En su misma mesa, Joxemari Esparza, responsable de Txalaparta, recordó que Giménez Arbe ha renunciado a cualquier remuneración por la publicación de su autobiografía y coincidió con Errazkin en que la sentencia que le condenó "no tiene ni pies ni cabeza".
La presentación se completó con la intervención del conocido anarquista Lucio Urtubia, que acudió expresamente para este encuentro desde París y que aseguró que no cede en la defensa de sus ideas porque cree en ellas. "En lo que no creo es en los bancos, en los Estados y en las cárceles. Éstas sólo empeoran a los individuos. La cárcel no se la deseo ni a todos esos chorizos de ayuntamientos que son más ladrones que cualquiera", señaló en referencia a los casos de corrupción hechos públicos en el Estado.
"Para mí, mis ideas son necesarias. Cómo voy a creer yo en los Estados, en la Iglesia o en el capital. Ellos creyeron que la gente como yo se acababa. Pero no se acaba. Hoy, las ideas que yo defiendo están más vivas que nunca", concluyó.