Holanda ha reformado radicalmente sus sistema impositivo a los automóviles con el objetivo de proteger el clima y evitar embotellamientos: en lugar de un impuesto por posesión de automóvil, los holandeses tendrán que pagar a partir de 2012 tres céntimos de euro por kilómetro recorrido. La tasa se elevará progresivamente a los 6,7 céntimos por kilómetro, según ha acordado, tras años de debates, la coalición gobernante integrada por socialdemócratas y democristianos. El nuevo sistema supone un incentivo para dejar parado el automóvil y reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, que podrían caer un 10%, según dijo el ministro de Transporte, Camiel Eurlings. Se calcula que los automóviles reducirán su kilometraje en un 15% y que se apostará por medios de transporte públicos o ecológicos.