"LOS que empiezan apoyando más la lengua minoritaria son los que terminan siendo bilingües más equilibrados", dice el profesor de Psicología de la universidad McGill de Montreal, en Canadá, Fred Genesee. El científico, que ha visitado recientemente Donostia, se apoya en los datos conseguidos en los numerosos estudios realizados durante su dilatada trayectoria. Los trabajos científicos demuestran que cuanto más expuesto está el alumno a la lengua minorizada, mayor será su confianza en su primera lengua y, en ningún caso, perderá sus conocimientos en la lengua mayoritaria, cuya transmisión está garantizada por el entorno gracias a elementos como la televisión o la radio.

La ciencia deja de lado los tópicos y aboga claramente por la educación de inmersión en la lengua minoritaria para conseguir la formación equilibrada en dos lenguas.

Años de investigación demuestran que no hay ningún problema de asimilación de dos lenguas por parte de los más pequeños, siempre que haya "un buen programa". "El único problema que se puede dar se crearía como consecuencia de la aplicación de un mal programa", explica Genesee apoyado en 50 años de investigación en Canadá.

Además, los estudios realizados con inmigrantes hispanos en EEUU vierten idénticos resultados. Los niños escolarizados en español consiguieron un nivel de inglés similar al adquirido por los estudiantes de otros modelos lingüísticos de EEUU, con el añadido de que consiguen la alfabetización en su lengua materna, en este caso el castellano.

Modelo D

Respaldado por los estudios

Genesee tiene clara la dificultad que supone cambiar la mentalidad de los que se muestran contrarios a la educación en euskera, por mucho que los argumentos que defienden la educación en lengua minoritaria sean científicos.

"Es difícil cambiar las actitudes, aunque muestres la tabla de resultados, porque es una actitud irracional en la que entra la política", explica. Sobre la hipotética desigualdad en las aulas, destaca que "para que al final del proceso haya igualdad de lenguas, es necesario que al principio del proceso no la haya", por lo que Genesse defiende fervientemente el modelo de inmersión en la lengua minorizada, lo que en Euskal Herria equivaldría al modelo D.

En cambio, no dejaría de lado el modelo A, aunque los datos de matriculación sean inferiores año a año. Lo mantendría, simplemente "por la paz".

Tercer idioma

Esperar a afianzar los primeros

El profesor canadiense advierte, por su parte, de los peligros de empezar demasiado pronto con el aprendizaje de las terceras lenguas. Según Genesse, el proceso tiene que comenzar cuando "los estudiantes han afianzado las primeras lenguas. Entonces es fácil empezar con otro idioma. Pero no puedes empezar a enseñar a leer tres lenguas a la vez. Cuando sepas leer en un idioma, luego lo aplicas a otros". Por lo que aboga por introducir el tercer idioma cuando los alumnos tengan ya afianzados los dos primeros.

El límite a la hora de aprender idiomas lo pone "el tiempo que tenga para dedicarle a cada idioma", añade, a la vez que advierte de que, en el caso del aprendizaje de una tercera lengua demasiado pronto, la perjudicada resultaría la lengua minoritaria.

Fred Genesee se introduce así en un tema candente en la Comunidad Autónoma Vasca como es el modelo lingüístico de los centros educativos. En concreto, lo hizo en el marco de unas jornadas sobre multilingüismo organizadas por la facultad de Pedagogía de la UPV en Donostia, celebradas bajo el título Lectures on multilingualism and education.

El científico cree que, al igual que "en Canadá estamos obsesionados por el clima, en el País Vasco lo estáis con las lenguas". El profesor se muestra favorable a retrasar el aprendizaje de la tercera y cuarta lengua. Esta última, por lo menos, hasta que los alumnos lleguen al instituto.

Bilingües

Más recursos, mejor resultado

"Muchas investigaciones demuestran que los alumnos bilingües son más aventajados en algunos aspectos", destaca Genesee. Pero eso no quiere decir que los bilingües sean más listos, es decir, no tienen mayor coeficiente intelectual.

Después de que investigadores canadienses estudiaran el rendimiento de más de 5.000 estudiantes bilingües y monolingües en escritura, lectura y matemáticas, los bilingües consiguieron mejores resultados en matemáticas y escritura. El hecho de que los bilingües se vean obligados a conocer dos sistemas lingüísticos, les obliga a pensar en cómo funcionan las estructuras de dos idiomas y eso hace que controlen antes y mejor la función relacionada con la planificación, la categorización y la atención. Hecho que conlleva los mejores resultados en ciertas áreas.