Una de las imágenes que nos ha dejado esta crisis es la de los estantes vacíos de papel higiénico. Hemos visto cómo algunos acumulaban cientos de rollos en los carros de la compra, y los memes sobre las mil y un maneras de sacar partido a este producto se han convertido en todo un clásico durante la pandemia. "Al principio fue un caos. La gente arrasaba con todo lo que podía y tuvimos que ir improvisando medidas como el control de aforo para que no se nos fuera todo de las manos", comenta Ruth Segurado, cajera de Super Amara.

Comenta que llegaron a pasar miedo, "sobre todo por aquellos que no se lo tomaban en serio y no guardaban la distancia de seguridad". En ningún momento han tenido problemas de desabastecimiento, "pero había ciertos productos como el papel higiénico que se agotaban nada más repornerlos".

Ahora que ya podemos hablar en pasado, la situación en los supermercados es muy diferente, aunque las medidas de seguridad que se siguen manteniendo nos recuerdan que lo sucedido no ha sido un mal sueño. "Seguimos manteniendo las mamparas en las cajas, el control de aforo, el gel desinfectante para los clientes, etc.", comenta Ruth, quien piensa que éstas han llegado para quedarse. "Las mamparas, por ejemplo, son muy prácticas no solo para evitar el coronavirus, sino para protegernos contra la gripe o un simple resfriado", apunta.

Ruth es madre de tres hijos y afirma que la pandemia nos ha enseñado a no hacer planes: "El verano, trabajando y con los niños en casa, ni me lo planteo. Antes, todo iba planificado al milímetro, y ahora he aprendido a vivir día a día".

Incremento del servicio online

El personal de las secciones online de los supermercados merece también una mención especial. Y es que ha sido una alternativa muy solicitada, sobre todo por aquellas personas que no podían salir de casa. Ana Quintela trabaja como auxiliar online en Carrefour Oiartzun y ha sido testigo de las diferentes fases por las que ha pasado este servicio durante la pandemia: "La primera fase fue estresante; hubo un aumento considerable de pedidos, siendo de mayores cantidades a lo habitual, sobre todo hubo un aumento en productos perecederos (carne y pescado); en una segunda fase, se pasó al nerviosismo por poder llegar a todos los clientes, ya que muchos de ellos eran personas que no podían salir de su casa; y finalmente estamos en una fase más tranquila donde se ha normalizado la situación", explica.

Con el objetivo de llegar a todo el mundo, Carrefour ha facilitado la realización de pedidos también por otros canales: teléfono, email, incluso por whatsapp.

Reparto en patinete

Las farmacias también han trabajado a destajo y su prioridad ha sido atender a todo el mundo. Es el caso de la farmacia Ormazabal de Pasaia, que además de despachar los medicamentos en su establecimiento de la calle Eskalantegi, ha repartido también a domicilio para que la gente mayor no tuviera que salir de casa. Iñigo Ormazabal ha sido el encargado de realizar los repartos abordo de su patín eléctrico. "En el pueblo hay mucha gente mayor que vive sola. Les cogíamos el pedido por teléfono y a última hora del día, al cerrar la farmacia, se lo acercaba a casa", recuerda Iñigo. Un servicio que las personas mayores han agradecido mucho. "Lo volvería a hacer sin duda. En medio de todo el caos y la psicosis que hemos vivido, poder ayudar ha sido como un bálsamo".

En el kiosko, a las 6.00

Estar informados ha sido otra de las necesidades que había que seguir cubriendo en tiempos de confinamiento. Fernando Olariaga no ha faltado un solo día a su kiosko del Bulevard. "Al estar en una zona de tránsito he notado bastante bajada de clientes, pero no podía faltar porque hay clientes que han seguido comprando prensa a diario". Con respeto, pero sin miedo, Fernando ha abierto su kiosko a la hora de siempre, a las 6.00, y ahora ve cómo la normalidad se va abriendo paso poco a poco en un Bulevard cada vez más transitado.

Restaurante solidario

Bares y restaurantes han permanecido cerrados, pero algunos no se han resignado a quedarse en casa. El altzatarra Txemari Esteban, que regenta el restaurante Botarri de Tolosa, lleva varias semanas cocinando para familias necesitadas. "Soy padre y no puedo ni imaginarme que haya familias con niños que no tienen al menos un plato caliente al día". Movido por esa inquietud y con el restaurante cerrado a los clientes, se le ocurrió contactar con Cruz Roja. "Se me hacía muy duro estar en casa de brazos cruzados, sabiendo que había gente pasándolo muy mal", reflexiona.

Así, y desde hace varias semanas, acude puntualmente cada jueves a su restaurante para preparar unas 150 raciones de legumbre, que envasa en tápers y que entrega a Cruz Roja para que las distribuya entre familias en situación de vulnerabilidad. "Prefiero poner de mi dinero y ayudar a quien lo necesita, que abrir el restaurante en estas condiciones", añade.

Esta semana toca hacer lentejas y Txemari preparará entre 15 y 18 kilos de legumbre. "Tengo que agradecer especialmente a la empresa Juver que nos donó 2.000 tápers para envasar la comida".

Chuleta a domicilio

Hay quienes han echado especialmente de menos poder disfrutar de una jugosa chuleta a la brasa. Conscientes de ello, el Txuleta de la Parte Vieja de Donostia ha ofrecido una variada carta de platos, raciones, postres y sus productos estrella a domicilio. "Siempre nos ha gustado innovar y, con motivo del cierre del restaurante por el COVID-19, se nos ocurrió la posibilidad de empezar a servir a casa. Hemos tenido que hacer una carta que se amoldase un poco al reparto a domicilio, para que llegasen los platos y productos como tienen que llegar, en su punto óptimo", explica Ander Esarte, jefe de cocina y propietario de Txuleta.

Incluso han incluido algún guiso nuevo, como rabo estofado de vaca, el cachopo de Black Angus, que es una novedad que ha tenido mucha aceptación. "Creo que son platos que vienen para quedarse ya en Txuleta", comenta.

Sobre la experiencia con el servicio a domicilio, Esarte se muestra satisfecho: "Abrimos con la incertidumbre de qué iba a pasar, pero, la verdad, hemos tenido una respuesta muy buena, y lo más gratificante es que nos han llamado un montón de clientes; que la gente ha repetido. Lo más positivo es que la gente se acuerda de Txuleta y que, en definitiva, nos echan de menos, como nosotros les echamos a ellos y ellas. Están todos preguntando por el día de la apertura, cómo va a ser...".

Con esas buenas sensaciones, la reapertura del restaurante la afrontan con ilusión: "Sobre todo con mucha positivismo y optimismo, porque vemos que la gente nos está llamando. Es vedad que no va a abrir en las condiciones que nos gustaría; más que por el aforo, que también, por no poder dar el servicio de barra, ya que tenemos mucha clientela de diario que viene a potear, comerse su pintxo... Al margen de todo eso, estamos con mucha ilusión y optimismo, como si fuésemos a inaugurar otra vez, con el cosquilleo ese".