Las cenas de Navidad son sinónimo de reencuentros familiares y recetas especiales que apenas se preparan el resto de año.
Sin embargo, para las personas que sufren alergia a algún tipo de alimento, estas celebraciones pueden convertirse en una fuente importante de estrés y preocupación.
El aumento de comidas en casas ajenas o en restaurantes, unido a la falta de control sobre los ingredientes, hace que durante estas fechas se multipliquen las reacciones alérgicas.
Aumentan los casos en Navidades
De hecho, en Navidad se registran más casos de reacciones alérgicas a alimentos, tanto por transgresiones dietéticas voluntarias o involuntarias como por la aparición de nuevas alergias.
Siete de cada diez reacciones alérgicas graves ocurren cuando se come fuera de casa. Y en estas semanas se concentran las comidas familiares, los encuentros con amigos y las celebraciones en establecimientos de hostelería.
Uno de los principales problemas es la elaboración de platos diferentes a los habituales.
Muchas recetas navideñas incluyen ingredientes poco frecuentes el resto del año o combinaciones más complejas. Como consecuencia, es fácil que ni el propio anfitrión tenga claro todo lo que contienen los platos que sirve.
Alérgenos ocultos
En este contexto aparecen los alérgenos ocultos, que resultan difíciles de detectar antes del consumo y que pueden pasar inadvertidos para el paciente alérgico.
Estos alérgenos ocultos están presentes sobre todo en los alimentos procesados, a los que se añaden distintas sustancias para mejorar su aspecto, sabor, textura o color. Entre las más habituales se encuentran la proteína de soja, la caseína, el gluten de trigo, los extractos de levaduras o los derivados de maíz o avena, entre otros.
Su consumo accidental puede provocar desde molestias leves hasta reacciones graves como la anafilaxia si no se identifican a tiempo.
En el caso de la población adulta, los alimentos que más reacciones alérgicas provocan durante la Navidad lo encabezan el marisco y los frutos secos, dos productos muy presentes en los menús festivos.
Gambas, langostinos, turrones, mazapanes o salsas con frutos secos se convierten en un riesgo añadido para quienes padecen este tipo de alergias.
Información y prevención
Para reducir las complicaciones, la información y la prevención son claves. Según Mª Carmen Diéguez Pastor, presidenta del Comité de Alimentos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), para evitar este tipo de situaciones se debe informar siempre al anfitrión o al personal del restaurante a qué alimentos se tiene alergia.
En el ámbito de la hostelería, también es fundamental pedir el listado de alérgenos, vigilar la posible contaminación cruzada —al cocinar o servir con utensilios usados para otros alimentos— y leer con atención el etiquetado de los productos procesados.
Con precaución, comunicación y un mayor conocimiento de los riesgos, las cenas de Navidad pueden seguir siendo un momento de celebración sin poner en peligro la salud de las personas con alergias alimentarias.