La madrugada de este domingo, 26 de octubre, los relojes se retrasarán una hora. A las tres serán las dos, por lo que ganaremos una hora de descanso diciendo adiós al horario de verano.

Este pequeño ajuste puede alterar el sueño, el apetito y el estado de ánimo, sobre todo en niños y personas mayores, los más sensibles a los cambios en las rutinas.

Este año, además, el debate sobre el cambio de hora vuelve a estar en el centro de la actualidad. Pedro Sánchez ha anunciado que el Estado propondrá a la Unión Europea eliminar definitivamente el cambio de hora a partir del próximo año. La medida busca evitar los trastornos biológicos y las escasas ventajas energéticas que, según diversos estudios, aporta esta práctica.

Cómo afecta el cambio de hora al organismo

El cuerpo humano está regido por un reloj biológico, el llamado ritmo circadiano, que regula el sueño, el apetito, la temperatura corporal y la liberación de hormonas como la melatonina, encargada de inducir el sueño. Cuando el reloj social se adelanta o se retrasa, el organismo necesita unos días para adaptarse.

Aunque el cambio al horario de invierno permite dormir una hora más, no siempre se traduce en un mejor descanso. Muchas personas experimentan fatiga, somnolencia diurna, irritabilidad o falta de concentración durante los días siguientes. En los niños, este desajuste puede afectar a su rendimiento escolar, mientras que en los mayores puede acentuar la sensación de cansancio o incluso alterar el apetito.

Un hombre cambia la hora en su reloj EP

Trucos para adaptarse sin perder el sueño

Dormir bien no empieza al meterse en la cama, sino un rato antes. Los expertos recomiendan preparar al cuerpo para la noche a través de rutinas. Estos son algunos consejos para minimizar el impacto del cambio de hora:

  1. Ajustar el horario gradualmente. Durante los días previos, retrasa la hora de acostarte y levantarte entre 5 y 10 minutos cada día. Así el cuerpo se adapta sin notar un cambio brusco.
  2. Evitar estimulantes. Reduce el consumo de café, té, ccacao o refrescos con cafeína, especialmente por la tarde. También conviene moderar los alimentos ricos en azúcar o carbohidratos simples, como pan, pasta o dulces.
  3. Cenar ligero y temprano. Las cenas copiosas o tardías dificultan la digestión y alteran el descanso. Lo ideal es cenar al menos dos horas antes de acostarse.
  4. Reducir la exposición a pantallas. La luz azul de móviles, tabletas o televisores inhibe la producción de melatonina. Lo mejor es apagar los dispositivos una hora antes de dormir y optar por una luz cálida y suave.
  5. Bajar la intensidad de la luz por la noche. Al oscurecer el entorno, el cuerpo recibe el mensaje de que se acerca la hora de dormir.
  6. Exponerse al sol al despertar. La luz natural ayuda a reajustar el reloj interno y favorece la energía y la concentración durante el día.

Podría tener los días contados

Si la propuesta de Sánchez prospera en Bruselas, 2025 podría ser el último año con cambio de hora.

La medida busca estabilizar los ritmos biológicos y mejorar el bienestar de la población, especialmente en los meses de otoño e invierno, cuando la luz solar escasea.

Mientras tanto, este domingo toca retrasar los relojes y aprovechar esa hora extra para descansar, pero sin olvidar que la mejor forma de dormir bien es cuidar las rutinas diarias.