Numerosos estudios señalan que la alimentación juega un papel fundamental en el desarrollo cognitivo. No se trata únicamente de nutrir el cuerpo, sino de proporcionar al cerebro los recursos que necesita para rendir al máximo.
El experto en Psiconeuroinmunología, Coaching y Nutrición moderna, Carlos Ordinas, subraya en un post de Instagram que existe una relación directa entre lo que comemos y nuestras capacidades intelectuales. Y, aunque el abanico de alimentos beneficiosos es amplio, destaca que dos de ellos pueden marcar una diferencia decisiva en la memoria, la concentración y el aprendizaje de los más pequeños.
El cerebro es un órgano exigente: consume alrededor del 20% de la energía total del organismo a pesar de representar apenas el 2% del peso corporal.
Para funcionar correctamente necesita nutrientes específicos que participan en procesos de transmisión neuronal, memoria y plasticidad cerebral. La deficiencia de estos compuestos puede traducirse en dificultades de atención, problemas de razonamiento o incluso apatía. De ahí que la elección de los alimentos sea determinante en el rendimiento escolar.
Pescado azul: concentración y memoria
El pescado azul —como la sardina, el salmón o la caballa— son auténticos aliados del aprendizaje. Su riqueza en ácidos grasos omega-3 favorece la fluidez de las membranas neuronales, lo que facilita la comunicación entre neuronas y potencia funciones como la memoria y la atención.
Además, aportan fósforo, mineral esencial para la actividad intelectual, y yodo, fundamental para el correcto funcionamiento de la glándula tiroides, responsable de regular el metabolismo cerebral.
Ordinas explica que introducir estos pescados en la dieta de los niños, al menos dos veces por semana, puede mejorar significativamente su capacidad de concentración y razonamiento. Incluso estudios recientes muestran que los omega-3 contribuyen a una mayor rapidez en la toma de decisiones y a una reducción de los episodios de distracción.
Hígado: multivitamínico natural
El segundo alimento estrella, según Carlos Ordinas, es el hígado. Aunque no siempre goza de popularidad en la mesa por su sabor intenso y su textura, se trata de un verdadero tesoro nutricional.
El hígado es fuente natural de vitaminas del grupo B, indispensables para la producción de neurotransmisores, así como de vitamina A, clave para la visión y el sistema inmunológico.
También contiene hierro hemo, altamente biodisponible, que mejora el transporte de oxígeno al cerebro y combate la fatiga intelectual.
Ordinas lo califica como un "multivitamínico natural", destacando que este alimento aporta en una sola ración más minerales y vitaminas que muchos suplementos comerciales. Su inclusión regular en la dieta, adaptada a la edad y necesidades del niño, favorece un estado de alerta mental más sostenido y un aprendizaje más eficaz.
Alimentar el intelecto
La inteligencia no depende únicamente de factores genéticos o del esfuerzo escolar; también está profundamente influenciada por lo que se consume en la mesa.
El cerebro necesita materia prima de calidad para desplegar todo su potencial. Peces azules y hígado, en palabras de Carlos Ordinas, son dos aliados que pueden marcar la diferencia en la vida académica de un niño: más memoria, más foco, mayor capacidad de razonamiento y, en definitiva, más oportunidades para destacar.