La mosca negra es un insecto diurno que ha cobrado protagonismo en los últimos años por su molesta presencia en diversas zonas del Estado.

Entre los meses de mayo y octubre puede volar largas distancias, lo que la convierte en una amenaza persistente para quienes frecuentan entornos naturales, especialmente cerca de ríos y zonas con agua dulce.

A diferencia del mosquito, este insecto no pica, sino que muerde, lo que genera una herida dolorosa y visible, normalmente acompañada de una inflamación considerable y una sensación de escozor intenso.

Aunque en otras partes del mundo su mordedura puede transmitir enfermedades, en Europa no actúa como vector de patógenos. No obstante, la mordedura de la mosca negra no está exenta de riesgos, ya que su saliva contiene sustancias tóxicas que pueden provocar reacciones alérgicas en algunas personas, llegando incluso a requerir atención médica urgente.

Una mosca posada sobre los restos de comida en un plato. Freepik

Zonas peligrosas

Su hábitat natural son las zonas de agua limpia y bien oxigenada, lo que convierte a este insecto en un peculiar indicador de buena calidad ambiental. No obstante, según la doctora Gema Fernández Rivas, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), también se han detectado ejemplares en zonas semiáridas de agua temporales.

Esto significa que, tras temporadas lluviosas, es más probable que aumente su reproducción y, por tanto, su presencia en ciertas zonas.

Los casos más frecuentes de proliferación de mosca negra se concentran en áreas cercanas a los cauces fluviales de comunidades como Valencia, Madrid, Murcia, Aragón, Catalunya y Andalucía. Sin embargo, su presencia no se extiende de forma homogénea por todo el Estado, lo que permite a las autoridades locales aplicar medidas más específicas de control.

Cómo prevenir sus mordeduras

Para prevenir sus molestas mordeduras, los expertos recomiendan utilizar repelentes de insectos eficaces y vestir ropa larga y clara, ya que los colores oscuros atraen a estos insectos. Además, evitar zonas con agua dulce estancada o con corrientes pronunciadas puede reducir el riesgo de exposición.

Si a pesar de las precauciones nos vemos afectados por la mordedura de una mosca negra, es importante lavar bien la herida, desinfectarla y aplicar hielo para reducir la inflamación. También pueden usarse pomadas emolientes para calmar el picor.

En caso de observar signos de infección, una inflamación desmedida o un picor persistente e intenso, es fundamental acudir a un centro de salud, ya que podríamos estar ante una reacción alérgica que requiera tratamiento médico.