Cuando se habla de hidratación, el agua suele ser la primera opción que nos viene a la mente. Sin embargo, según los expertos de Harvard, existen otras alternativas igualmente saludables que pueden complementar nuestra ingesta de líquidos diaros.
La web The Nutrition Source, del Departamento de Nutrición de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard, sugiere que tanto el café como el té son opciones sorprendentemente beneficiosas para la salud.
El café: más que una bebida estimulante
El café es una de las bebidas más consumidas en el mundo y, de acuerdo con Harvard, su consumo moderado puede aportar numerosos beneficios.
Beber unas tres tazas de café diariamente se ha asociado consistentemente con un menor riesgo de padecer diversas enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares e incluso ciertos tipos de cáncer.
Más allá de su capacidad para mantenernos despiertos, el café bloquea la acción de la adenosina, un neuromodulador que induce el sueño y tiene efectos sedantes en el sistema nervioso central. Al hacerlo, el café mejora la atención, la concentración y la memoria ejecutiva, además de favorecer la velocidad de reacción. Adicionalmente, activa la dopamina, una sustancia que juega un papel clave en el bienestar emocional y la motivación.
Sin embargo, no todos pueden beneficiarse de esta bebida. La cafeína puede causar nerviosismo, ansiedad e insomnio en personas sensibles y está contraindicada para quienes tienen dificultades para controlar su presión arterial. Por lo tanto, es recomendable un consumo moderado y adaptado a las necesidades individuales.
El té: una opción milenaria
El té, en sus diversas variedades (negro, verde, oolong o blanco), ha sido consumido durante siglos en diferentes culturas por sus propiedades medicinales y sus efectos revitalizantes.
Estudios observacionales sugieren que la ingesta de 2 a 3 tazas de té al día podría estar relacionada con una reducción en el riesgo de muerte prematura, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y diabetes tipo 2.
A pesar de estos beneficios, el té ha tenido una mala reputación en algunos contextos. En 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre los riesgos de consumir bebidas excesivamente calientes, incluyendo el té, ya que podrían aumentar el riesgo de cáncer de esófago. No obstante, el problema radica en la temperatura y no en la bebida en sí, por lo que el consumo responsable de té tibio o caliente sin alcanzar temperaturas extremas sigue siendo una opción segura y beneficiosa.
Las infusiones de hierbas, por otro lado, ofrecen una alternativa sin cafeína que permite disfrutar de los beneficios de la hidratación sin los efectos estimulantes del café o el té.
El papel de la hidratación en la salud
Uno de los aspectos más relevantes del consumo de agua, café o té es su capacidad para sustituir bebidas menos saludables, como refrescos azucarados y bebidas alcohólicas.
Mantenerse hidratado con opciones saludables ayuda a reducir el deseo de consumir líquidos con un alto contenido calórico o aditivos perjudiciales para la salud.
Optar por el café o el té como alternativas al agua no solo permite una mayor variedad en la dieta, sino que también aporta antioxidantes, mejora el metabolismo y contribuye al bienestar general.
El agua sigue siendo la bebida más saludable y recomendada para la hidratación diaria, pero no es la única opción.
El café y el té han demostrado ser alternativas viables que, además de aportar beneficios para la salud, ayudan a reducir el consumo de bebidas menos saludables.
Como con cualquier alimento o bebida, el consumo moderado y adaptado a las necesidades personales es clave para aprovechar al máximo sus beneficios.