Las vivencias de los primeros años de vida de un niño son cruciales para su desarrollo emocional y del lenguaje, mostrar sus habilidades sociales… Estos aspectos impactan significativamente en su salud, pero sobre todo en su salud mental. 

Según el último informe elaborado por el Consejo Asesor de Salud Mental de Euskadi, uno de cada seis jóvenes vascos padece problemas de salud mental, sobre todo derivados de la pandemia provocada por el covid-19. El Servicio Vasco de Salud se encuentra desarrollando mecanismos para ofrecer herramientas para la mejora de los jóvenes, sobre todo de los adolescentes. Para ello, se han establecido diferentes líneas estratégicas para la prevención y la detección precoz de los síntomas de salud mental infanto-juvenil

Ansiedad y depresión

Los adolescentes a menudo enfrentan una variedad de desafíos emocionales y mentales. Desde el estrés académico hasta la presión de pertenecer a grupos sociales, los jóvenes están sujetos a tensiones que pueden impactar significativamente su bienestar psicológico. Según datos publicados recientemente en el monográfico elaborado por el departamento de Salud de Gobierno Vasco, la ansiedad y la depresión son algunas de las principales preocupaciones que afectan a los jóvenes menores de 30 años. 

El 25% de los adolescentes tiene un cuadro depresivo que les va a condicionar en diferentes aspectos de su vida

Asimismo, según destaca un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 25% de los adolescentes tiene un cuadro depresivo que les va a condicionar en diferentes aspectos de su vida. Además, los adolescentes con trastornos mentales son particularmente vulnerables a sufrir exclusión social, discriminación, problemas de estigmatización (que afectan a la disposición a buscar ayuda), dificultades educativas, comportamientos de riesgo, mala salud física y violaciones de derechos humanos.

Estar alerta

¿Cómo pueden los padres discernir si su hijo adolescente está enfrentando dificultades más allá de las propias de la edad? Es crucial estar atento a ciertos signos y cambios en el comportamiento. Los expertos indican que una disminución repentina en el rendimiento académico, cambios drásticos en los hábitos de sueño o alimentación, aislamiento social, irritabilidad extrema o cambios de humor pronunciados, podrían ser indicadores de que tu hijo está luchando emocionalmente. Es fundamental mantener abiertas las líneas de comunicación y ser empático y comprensivo con los desafíos que enfrentan los adolescentes.

Cuando surge la preocupación de que un adolescente pueda estar experimentando problemas de salud mental, es importante buscar apoyo profesional. En Euskadi, existen una variedad de recursos disponibles para ayudar a los jóvenes y sus familias a abordar estas dificultades. Desde servicios de orientación escolar hasta profesionales de la salud mental en el ámbito comunitario, hay una red de apoyo dispuesta a ofrecer asistencia y tratamiento adecuado.

Establecer rutinas, promover el autocuidado y el manejo del estrés, y fomentar la comunicación, entre las principales recomendaciones

Además, los padres y cuidadores también pueden tomar medidas para fomentar un entorno de apoyo en el hogar. Establecer rutinas saludables, promover el autocuidado y el manejo del estrés, y fomentar la comunicación abierta pueden contribuir significativamente a la salud mental de los adolescentes. Además, educarse sobre los problemas de salud mental y desestigmatizar la búsqueda de ayuda profesional pueden crear un ambiente en el que los jóvenes se sientan cómodos buscando el apoyo que necesitan. 

Es esencial recordar que la salud mental es una parte integral del bienestar general de una persona, y atender las necesidades emocionales de los niños y adolescentes es fundamental para su correcto desarrollo.

Síntomas de que algo no va bien


• Trastornos emocionales: La ansiedad y los trastornos depresivos pueden dificultar profundamente la asistencia a la escuela, el estudio y el hacer los deberes.

• Trastornos del comportamiento: Pueden afectar a la educación de los adolescentes y el trastorno disocial puede dar lugar a comportamientos delictivos.

• Conducta alimentaria: La anorexia y la bulimia nerviosa se presentan con comportamientos alimentarios anormales y preocupación por la comida y, en la mayoría de los casos, por el peso y la figura corporales.