Los factores de riesgo no son los mismos para todas las enfermedades. Son diferentes para contraer una tuberculosis que para sufrir un infarto de miocardio o para desarrollar un cáncer de piel.
Existen dos clases de factores: los no modificables y los modificables. Todos los consejos médicos para prevenir enfermedades son para corregir los factores de riesgo modificables. Cumpliendo esas normas, hacemos todo lo que está en nuestra mano para evitar esa enfermedad o para retrasar su aparición y su progreso, en el caso de que sea inevitable.
Es muy corriente quitar importancia a los factores de riesgo modificables para tratar de justificar lo injustificable. Así decimos: “Pepe ha fumado toda la vida y tiene 90 años”. “Luis se ha bebido varias cosechas de La Rioja y tiene el hígado bien”. “Juan no bebía, no fumaba, tenía bien la tensión, el colesterol, hacía deporte y se ha muerto de un infarto con 40 años”.
Son casos claros de una herencia genética determinante. Pero, ¿quién nos garantiza que nosotros vamos a tener la misma suerte que Pepe y que Luis? ¿Quién puede negar que Juan, llevando una vida desordenada, se hubiera muerto a los 32 años?
Los factores de riesgo no modificables son los más decisivos en la aparición y gravedad de una enfermedad. Pero no hay manera de saber qué persona tiene riesgos, cuáles son y de qué importancia. Solo en algunos casos se puede llegar a una aproximación por los antecedentes familiares del paciente. Los principales son: herencia, edad y sexo. Nadie puede cambiar su carga genética, ni quitarse años, ni cambiar de sexo –las operaciones de cambio de sexo solo cambian el aspecto externo–.
Ejemplos
Algunos ejemplos prácticos de casos claros sobre estos factores:
* Herencia. Paciente de 40 años. Su abuelo se murió de cáncer de pulmón y su padre de cáncer de laringe, los dos antes de cumplir los 50 años. Él fuma dos paquetes diarios desde los 18 años. Se le advierte de que tiene un elevado factor de riesgo genético de morir de cáncer respiratorio. No hace caso y continúa fumando lo mismo. A los 50 años se le descubre un cáncer de laringe, luego otro de tráquea, y a los 52 fallece. Su hijo, que tiene 24 años, fuma.
Este joven, incluso llevando una vida sana, puede ser que desarrolle un cáncer, ya que tiene una predisposición heredada para ello. Pero, en su mano está hacer lo posible para que esto ocurra lo más tarde posible. Siempre será mejor que aparezca a los 75 años que a los 40. Si sigue fumando es posible que ocurra más cerca de los 40 que de los 75.
* Edad. Sabemos que el riesgo de padecer un cáncer de colon o un infarto cardíaco, por poner dos ejemplos conocidos, es mayor con 70 años que con 15.
* Sexo. El riesgo de tener un infarto de corazón antes de los 50 años es mucho mayor en los hombres que en las mujeres. El de tener un cáncer de mama es muchísimo menor en los hombres.
Factores modificables
Los factores de riesgo modificables no son iguales para todas las enfermedades. Hablamos especialmente de aquellos que ocasionan enfermedades potencialmente mortales. Hipertensión arterial, hipercolesterolemia, diabetes, tabaco, alcohol, obesidad y sedentarismo son los más comunes.
Las medidas encaminadas al control de los factores de riesgo constituyen lo que se llama prevención primaria.
Ejemplo: un hombre de 45 años fumador empedernido, con la tensión arterial alta, el colesterol elevado, diabético, obeso, bebedor y que no hace ejercicio. “A éste le va a dar algo”. La verdad es que él hace lo posible para que así sea, pero luego puede que le ocurra o que no le ocurra. Las medidas que se toman para corregir esas anomalías constituyen la prevención primaria.
Otro paciente, sin ningún factor de riesgo conocido, tiene un episodio de angina de pecho. A éste paciente no es “que le pueda dar”, es que “ya le ha dado”. Con él se toman el mismo tipo de medidas que con el paciente anteriormente citado, pero siendo mucho más riguroso, con condiciones más estrictas. A esto se le llama prevención secundaria.
Si en prevención primaria se exige al paciente una tensión arterial por debajo de 140/90, en prevención secundaria se le exigirá tenerla por debajo de 120/80.
Lo mismo ocurre con los valores de colesterol, de glucosa, con las comidas, con el ejercicio, etc.
Cómo corregir los factores modificables
Lo primero que se debe hacer es un cambio en los hábitos de vida. Dejar de fumar, el que fume, bajar peso, el obeso, hacer una dieta equilibrada, hacer ejercicio, todos.
En cuanto al tratamiento farmacológico, hay que seguir las pautas que indique el médico. En los casos de diabetes y de hipertensión arterial es prácticamente obligada la toma de medicación. En los demás casos es el médico el que valorará, teniendo en cuenta los valores que presente el paciente y si tiene otros factores de riesgo añadidos.