Nuestro cuerpo hace muchas cosas cuando dormimos y sin que nosotros lo sepamos. Hay personas que hablan en sueños, otras roncan, otras no paran de moverse y otras están constantemente rechinando los dientes sin darse cuenta. Es lo que se conoce como bruxismo nocturno, un trastorno por el cual apretamos la mandíbula cuando estamos dormidos. No obstante, no siempre lo hacemos por la noche; también es posible hacerlo sin darnos cuenta cuando estamos despiertos.

El bruxismo es un trastorno que afecta a muchísimas personas. Según datos que maneja Dosfarma, la farmacia online española líder del mercado, lo sufren cerca de 7 de cada 10 personas, ya sea nocturno o diurno. Sin embargo, el estrés y la situación de incertidumbre que ha provocado la pandemia, el aumento de los precios, e incluso, la guerra en Ucrania, han hecho que se hayan multiplicado en gran medida los casos de este trastorno. Esto se debe a que la salud mental juega un importante papel.

En general, hay muchos factores que pueden hacer que aparezca o que empeore. Estos son los más comunes según los expertos:

Salud mental

Las situaciones de estrés hacen que acumulemos tensión en el cuerpo y una forma de manifestarla es precisamente rechinando los dientes. Las personas con trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) también son propensas a sufrirlo.

Una personalidad inquieta

Hay personas que cuando se concentran profundamente aprietan la boca sin darse cuenta. Y otras que, por su forma de ser, no pueden estarse quietas y siempre tienen alguna parte de su cuerpo en tensión.

Edad

Es más frecuente entre los niños y tiende a desaparecer en los adultos. No obstante, puede aparecer a cualquier edad.

Ciertas sustancias

Hay medicinas que lo tienen como efecto secundario, como algunos antidepresivos. También el consumo de alcohol, el tabaco o las bebidas energéticas influyen en el riesgo de que aparezca o empeore.

La alineación de la dentadura

Los problemas en los dientes o la mala alineación de la dentadura hacen que la mordida no encaje correctamente. De forma inconsciente, se tiende a intentar encajar los dientes y, como nunca se consigue, se aprietan y rechinan constantemente.

Trastornos del sueño

Tener dificultades para dormir es un factor decisivo en el bruxismo nocturno. El insomnio, y el estrés que deriva de él, la apnea del sueño o los terrores nocturnos influyen mucho en la tensión de la mandíbula durante la noche.

En ocasiones, el bruxismo es solo algo leve o temporal y ni siquiera tiene consecuencias. Habrá momentos puntuales en los que apretemos sin darnos cuenta, pero eso no tiene por qué traer problemas a largo plazo. En cambio, si es un hábito continuado, nos arriesgamos a sufrir dolor y muchas otras molestias. Estas son algunas de ellas:

- Dolores musculares. La tensión que se acumula por el rechinamiento constante se refleja en los músculos cercanos a la mandíbula. Eso implica dolor de cuello, molestias en los oídos e incluso dolores de cabeza. En los casos más extremos, los músculos situados cerca de la mandíbula se tensan hasta el punto de que no se puede abrir la boca con normalidad, lo que dificulta mucho comer.

- Sensibilidad dental. El roce constante de los dientes desgasta el esmalte y hace que se vuelvan más sensibles. Eso implica molestias al tomar alimentos fríos, calientes o dulces.

- Lesiones en los dientes. Además de la sensibilidad, el bruxismo puede provocar que nos rompamos alguno y que sean más pequeños de lo habitual, porque se van desgastando mucho más deprisa de lo que deberían.

- Molestias en la articulación temporomandibular. Es la articulación situada justo delante de los oídos. bruxismo no solo provoca dolor en esa región, sino también otros El problemas relacionados con la articulación que se manifiestan como un chasquido cuando abrimos y cerramos la boca.

Los expertos de Dosfarma han recopilado algunas claves sencillas para reducir el bruxismo y sus consecuencias:

Acudir al dentista

Es el primer paso, tanto si se detecta alguna de las molestias asociadas con el bruxismo como por simple rutina. El tratamiento más habitual es la férula de descarga, una especie de protector bucal diseñado para que los dientes no choquen entre sí y que se puede hacer a medida o simplemente comprándolo en una farmacia. Eso ayudará a que los músculos se relajen y evitará el desgaste, aunque no hará que dejemos de apretar. En ciertos casos, es necesaria la ortodoncia o incluso la cirugía.

Evitar el alcohol y las bebidas con cafeína

En general, es importante reducir el consumo de cualquier sustancia que perjudique el buen descanso.

Nada de chicle

Masticar chicle va cargando la mandíbula y creando una tensión que el cuerpo debe liberar después. ¿Cómo? Rechinando los dientes durante la noche. Esto se aplica también a las personas que suelen mordisquear algo cuando piensan (un bolígrafo, por ejemplo). Igualmente, hay que evitar los alimentos duros o crudos para no crear más tensión de la necesaria (por ejemplo, bocadillos que obliguen a abrir mucho la boca).

Aplicar calor o frío

Ayudará a calmar y relajar los músculos contracturados, ya sean los del cuello, la espalda o la mandíbula. Son muy útiles los parches de calor y las bolsas ya preparadas que solo necesitan meterse en el microondas o en el congelador, según lo que queramos.

Cuidar la postura

Los músculos del cuello y de la espalda sufren la tensión. Mantener una buena postura durante el día ayudará a relajar estas zonas y a que no aparezcan otras lesiones.

Hacer estiramientos y ejercicios de relajación

Hay una gran variedad de ejercicios que ayudan a destensar los músculos. Es muy útil contar con el asesoramiento de un fisioterapeuta, que nos oriente sobre cómo estirar correctamente y cuidar nuestra higiene postural.

Combatir el estrés

Es otro punto esencial. No siempre es fácil y depende de cada persona y de su situación concreta. Habrá quienes solo necesiten reservar algunos momentos para descansar y dar un buen paseo o darse un baño relajante con una rica infusión.

Amanda Dutruc, farmacéutica de Dosfarma, ha comentado: "El bruxismo es un trastorno invisible, pero tremendamente común. Es difícil darse cuenta de cuándo se vuelve un auténtico problema, porque lo hacemos sin ser conscientes, ni siquiera cuando estamos despiertos. Sin embargo, sus consecuencias son muy visibles y pueden llegar a ser graves, especialmente en los dientes. Los expertos recomiendan acudir con frecuencia al dentista, quien podrá determinar si hay demasiado desgaste en los dientes y diagnosticará el bruxismo. En ese caso, la relajación, la higiene postural y unos hábitos adecuados serán imprescindibles para la salud de la mandíbula y los músculos".