En muchos aspectos de la tradición vasca, encontramos interesantes ejemplos de una potente simbiosis cultural entre el cristianismo y las ancestrales creencias de carácter pagano. Rituales, tradiciones, leyendas, cultos… nos susurran que los viejos usos de nuestros ancestros continúan vigentes; ocultos, eso sí, bajo la liturgia católica. Algunos de estos ejemplos los podemos disfrutar hoy día: las bendiciones de ramos, árboles o campos, los ritos de Candelaria o los solsticios, por poner algún ejemplo. Pero también contamos con lugares físicos que encierran estos posos culturales bajo el barniz cristiano. Uno de ellos, es el paraje de Lamiaran. Nos vamos a la costa de los vascos.

Aparcamos a la entrada de la localidad de Mundaka, en el parking del barrio Astoaga. Por la acera descendemos hacia la coqueta playa de Laidatxu, donde podemos sentir la magia del Océano en nuestra alma. Ascendemos por la calle Lorategi para llegar al centro de esta bella localidad bizkaina. Callejeamos, sin dejar pasar la ocasión de visitar la iglesia de Santa María y asomarnos al mirador que se abre sobre la maravillosa Reserva de la Biosfera de Urdaibai.

Hechizados por la belleza del lugar, alcanzamos el pequeño puerto de Mundaka para abandonar la caricia del mar y ascender por la calle Goitizbidea hacia la zona más alta del pueblo. Cruzamos la carretera BI-2235 por un paso sobreelevado y, por asfalto, subimos un duro tramo que nos lleva al barrio de Solaguren. Nos topamos con un precioso robledal junto al que vemos una parada de bus y, frente a ella, un camino que surge a nuestra derecha. Lo seguimos, para llanear unos metros mientras disfrutamos del panorama que se abre, destacando el mítico Cabo de Ogoño.

Ficha práctica

  • ACCESO: La carretera BI-2235 nos lleva hasta el aparcamiento de salida en Mundaka, desde Gernika o desde Bermeo.
  • DISTANCIA: 6.2 kilómetros
  • DESNIVEL: 100 metros
  • DIFICULTAD: Fácil

Descendemos para alcanzar un caserío ubicado junto a un marcado cruce de caminos y pistas. Debemos continuar por un sendero que asciende a nuestra izquierda, obviando todos los caminos asfaltados. Comenzamos una subida que alterna bosque con terreno más despejado, ladeando por su vertiente W. la cima de Betrokolo. Tras pasar junto a una borda, el sendero sale a una zona alta donde el panorama se abre por completo, regalándonos una visión idílica de esta zona de la costa bizkaina.

Un sendero entre las praderas desciende decididamente hacia la izquierda, pasando por una zona de chabolas. Alcanzamos una pista de piedra que tomamos hacia la derecha hasta un cercano cruce. En esta encrucijada, giramos totalmente a la izquierda para alcanzar los restos de la ermita de Lamiaran.

Aguas de lamias

El nombre de la iglesia es Santa María de la Gracia, a la que popularmente se le denomina Lamiarengoermitie. Edificada en mampostería de piedra, solo queda en pie la espadaña. Al parecer, con anterioridad existió aquí un templo más antiguo que fue demolido en el siglo XVIII. La imagen titular fue depositada en un principio en la ermita de Santa Catalina y, posteriormente, en la parroquia de Santa María, donde se halla actualmente; ambos templos, pertenecientes a Mundaka.

Antiguamente, era tradición acudir en rogativa hasta la ermita desde la parroquia de Mundaka cada día de San Gregorio, el 9 de mayo. Incluso, en tiempos de sequias, se bajaba la imagen de la Virgen hasta la misma parroquia.

El nombre de Lamiaran nos lleva a recordar a las hadas de las aguas de la mitología vasca, las lamias. Genios de cuerpo femenino, pero con sus pies de pato, que dedican su tiempo a peinar sus largos cabellos con un peine de oro junto a fuentes, ríos, nacederos, pozos e incluso el mar. Las lamias son la representación física de los ancestrales cultos al agua, elemento sagrado para casi todas las culturas del mundo. Nos encontramos ante uno de esos ejemplos de los que hablábamos, donde vemos claramente la simbiosis entre el cristianismo y el paganismo o posiblemente, ante la cristianización de un paraje de cultos ancestrales, quizás unidos al líquido elemento.

La ermita se localiza en una loma que separa los municipios de Bermeo y Mundaka; la frontera entre ambos pueblos la marca el riachuelo de Errosape. Una curiosa leyenda, nos sitúa en este paraje de Lamias:

“Un buen día, un paisano de Mundaka, pasaba por la zona de Lamiaran. Una de las lamias que aquí habitan, le dijo a la otra:

-Ah, la de Lamiaran

-¿Qué quieres la de Errosape?

-A ese que va ahí, échale el lazo

-¿Cómo he de echarle el lazo?, lleva vestimenta hecha de hilo de Nochebuena.”

Cerca de este paraje y de la ermita, se localizaba el caserío Lamiaran, al cual en Bermeo se le conocía como “Sorginenetxie”, ya que se creía que en la casa habitaban las brujas que bajaban hasta la orilla del mar en un paraje denominado Lamerapunte. A decir de las leyendas, estas brujas tenían medio cuerpo de pez y otro medio de mujer; es decir, eran sirenas, que son unos númenes hermanados con las lamias. En Lamerapunte, se construyó un contradique dentro del entorno del importante puerto de Bermeo. Y es precisamente allí donde se colocó la estatua de una lamia, conocida como Xixili. 

Dejamos el poso y la belleza de lo insólito; no en todos los lugares una ermita tiene nombre de genio mitológico, y continuamos el caminar. Descendemos junto al faro de Lamiaren punta para salir a la carretera general BI-2235, que cruzamos por un paso de cebra. Solo nos resta regresar a Mundaka siguiendo por la acera, perfectamente protegida de la carretera. Disfrutando de la bella vista del Cantábrico, llegamos a la localidad, pero antes de terminar el paseo disfrutaremos de la belleza de la ermita de Santa Catalina, muy cerca del centro de Mundaka, que ofrece unas de las vistas más bellas de la tierra de los vascos.