Cercano a la capital alavesa, es este un río que no conoce fronteras entre la Llanada alavesa y las tierras del Condado de Treviño. Corre entre cascadas y pozas de ensueño bajo roquedos a modo de visera contribuyendo a la conectividad ecológica de una zona de especial conservación de la naturaleza vasca como son los Montes de Vitoria. Integrado en la cuenca del Ebro, el río Ayuda, afluente del Zadorra, separa el clima oceánico del mediterráneo. Las hayas y robledales que crecen en su vertiente norte lo indican claramente frente a los quejigos, bojes y encinas de su vertiente meridional.

Un recorrido emocionante nos espera al penetrar en este corredor fluvial que el río ha abierto entre la alavesa Okina y la burgalesa Sáseta. Esconde el retorno de especies animales autóctonas tan amenazadas como el visón europeo, mamífero en peligro crítico de extinción y un gran desconocido de la fauna europea que en la zona guarda uno de sus últimos reductos peninsulares. La presencia de la nutria certifica el buen estado natural del río, lo que confiere un gran valor natural a este recorrido donde no sólo mamíferos sino especies piscícolas, tanto migratorias como residentes, lo habitan y completan su ciclo vital.

Su vegetación de ribera bien conservada no logra esconder los saltos y pozas que entre cantiles crea el río. Basta con abandonar Okina y ponernos en marcha hacia el sur siguiendo una pista que parte del pueblo paralela al río. Grandes ejemplares de hayas que sobrepasan los treinta metros, tendidas hasta la misma orilla del río, el roquedo a la vista y pastos ganaderos acompañan la parte más atlántica y fresca del itinerario.

Los cantiles emergen entre la vegetación. JUAN CARLOS MUÑOZ ROBREDO

El molino de Okina nos indica que llegamos a tierras burgalesas, justo donde confluye con el barranco Arrola, afluente del Ayuda, junto a un prado con refugio. Si queremos descubrir un paraje extraordinario, como el bosque de tejos milenarios de Arangatxi, hay que desviarse hacia su cabecera y remontar este barranco; en una media hora, divisamos el verdor impresionante de este bosque tan singular. La pista acaba junto al refugio y, ahora como senda, traspasa el barranco por un pequeño puente para continuar alrededor del monte Arrola. Hayas y tejos van envolviéndolo mientras el río se oculta entre sauces y fresnos dejando sólo oír el rumor de las bellas cascadas que el río crea al saltar sobre grandes rocas de conglomerado. La materia vegetal y la riqueza calcárea del terreno contribuyen a crear la roca conocida como toba calcárea, la causante de formaciones caprichosas como pequeñas presas y pozas entre las que el río hace requiebros de agua.

Cuando el bosque se abre el barranco emerge con una hermosa panorámica. Entramos en territorio de influencia mediterránea con las encinas como la vegetación predominante. A pie de ruta son los centenarios quejigos, buscando la humedad de los barrancos, quienes se apropian del desnivel del desfiladero junto a enebros y arces de Montpellier. 

Hayas, robles, quejigos, encinas... jalonan el curso fluvial. JUAN CARLOS MUÑOZ ROBREDO

La roca calcárea se despliega en murallones en forma de gradas debido a la diferente dureza de los materiales geológicos. Los conglomerados resisten las embestidas de la erosión mientras que las blandas margas son arrastradas por viento y agua. Su geomorfología con esos escarpes en la zona alta le confiere al desfiladero unos valores excepcionales desde el punto de vista geológico. Asimismo, contemplamos las terrazas que el río ha ido dejando ladera arriba a medida que su erosión iba tenazmente labrando la roca. Aunque no es un barranco muy abrupto, el desnivel máximo que presenta es de ciento cincuenta metros, ni muy cerrado, la anchura media es de cuatrocientos metros, ofrece una gran belleza paisajística. Sus notables valores naturales han hecho que sea declarado un Lugar de Importancia Comunitaria (LIC). Entre sus quejigales y carrascales incluso aloja una pequeña mancha de hayedo.

Cuando ya estmos próximos a Sáseta encontramos un antiguo molino de los que antaño usaran las aguas del río para activar su mecanismo de molienda de los cereales. Su cascada, de varios metros de altura, crea un bellísimo paraje fluvial entre quejigos, con una relajante poza sobre la que se precipita.

Retornamos por el mismo itinerario, un ancestral sendero medieval conocido como la “ruta del vino y del pescado”. Conectaba la Meseta, concretamente las tierras riojanas alavesas y el valle del Ebro con la costa vizcaína, para facilitar, gracias a los arrieros y sus mulas, el intercambio de pescado en salmuera y carbón en el tránsito hacia el sur mientras que, en sentido opuesto, transportaban vino que llevaban a la costa vasca para ser embarcado hacia Europa. Hoy lo recorre el senderoGR 38, en su tramo entre Albaina y Estibaliz, atravesando este valioso espacio natural incluido en la red Natura 2000.

Ficha práctica:

  • Tipo de recorrido. Ida y vuelta, baja dificultad.
  • Punto de partida. Okina, en Araba, para llegar a Sáseta, en el Condado de Treviño, Burgos.
  • Distancia. 10,6 km.
  • Tiempo. 4 h.

No te puedes perder. En Okina nos asomamos a la iglesia parroquial de la Asunción para contemplar su bella puerta apuntada del siglo XIII. La mayor parte de sus decoraciones son vegetales y hojas de acanto, pero también hay una escena de caza de un jabalí, característica de la iconografía románica alavesa, en la que además del animal se distingue al cazador tocando un cuerno. A su lado hay un león rampante de grandes garras junto al que destaca el rostro de una dama con tocado medieval bajo la que se ve un castillo.

A seis kilómetros de Sáseta se halla la localidad de Albaina cuyo trazado medieval mantiene la arquitectura popular de piedra de sillería y entramados de madera y adobe en la zona alta de la vivienda con tejado a dos aguas. Baste seguir su calle principal, donde se ubica la plaza, para disfrutar sus vistosas casas con solana y algunas destacadas con blasones como la de los Samaniego.

RUTAS POR EUSKAL HERRIA

ÁLAVA Río Ayuda

Del libro Rutas a foces, gargantas y desfiladeros de Juan Carlos Muñoz y Mar Ramírez

Editorial: Sua Edizioak