Conocida también como Adarramendi destacan diversos monumentos megalíticos como crómlech, dólmenes, túmulos y menhires en su entorno, sobre todo los de Eteneta con su gran menhir. Además, es tradición subir a este tesoro natural a primeros de año, como el Pagasarri en Bilbao o el Zaldiaran en Gasteiz, por ejemplo.
DATOS PRINCIPALES
· Kilómetros: 17,7 km
· Desnivel positivo: 943+
· Duración: corriendo 2:35h / Caminar - correr: 3:15h / Senderismo 3:55h
LLEGADA AL PUNTO DE PARTIDA
· Desde Donostia salimos por la parte sur para tomar la GI-20. Salimos en la 13 donde accedemos a la N-1, por la cual vamos hasta dejarla en la salida 447, en nuestro destino.
· Desde Bilbao, salimos dirección Donostia por la AP-8 hasta la salida 13 donde seguimos las indicaciones anteriores.
· Desde Vitoria, saliendo por la parte este accedemos a la N-104. Pasado Argomaniz nos incorporamos a la N-1 la cual abandonamos en la salida 445, ya en Andoain
· Desde Pamplona, por la A-15 y la A-10 llegamos a Alsasua donde cogemos la N-1 sentido Donostia. Seguimos hasta nuestro destino en la salida 445.
DESCRIPCIÓN
Desde la propia playa de la Concha de Donostia, podemos observar, además de Igueldo, tres siluetas características de los montes gipuzkoanos. Una de ellas es Jaizkibel, otra la mole rocosa con su característica forma de Peñas de Aia. La tercera y última y no menos importante, eso sí, más interior que las otras es el Adarra y línea de montaña.
En esta ocasión vamos a ascenderlo desde la localidad de Andoain, de esa manera vamos a poder disfrutar tanto de terreno de montaña, como es habitual, como del paisaje tradicional de los caseríos vascos, ya que transitaremos por delante de muchos de ellos.
CONSEJOS PARA REALIZAR ESTA RUTA
Hidratación. Siempre es importante llevar buena reserva de agua, pero en este caso disponemos de muchos puntos donde abastecernos.
Calzado. Referente al calzado si el tiempo es seco valdrá con una zapatilla estándar de monte. En caso de lluvia hay que tener cuidado con varios tramos donde puede haber bastante barro y roca húmeda.
Dificultad. Ninguna salvo la distancia y el desnivel. Hay la opción de acortar la ruta saliendo y llegando directamente desde Besadegi
Una vez atravesado el casco urbano de Andoain, dirigiéndonos a la parte alta, salimos del mismo por la carretera que lleva al cementerio. Justo ahí en la bifurcación tomamos a la derecha y por vía asfaltada vamos caminando de manera cómoda mientras dejamos tanto a derecha como a izquierda caseríos de todos los tipos y colores. No apreciamos casi el desnivel, pero es un constante subir hasta que tras unos tres kilómetros y medio llegamos a la sidrería/caserío Mizpiradi.
En ese punto dejamos la vía asfaltada para tomar a la derecha y el terreno cambia para convertirse en pista de montaña. Ahora el desnivel es más acusado, pero va por tramos que los afrontamos poco a poco. En la parte alta ya podemos observar la línea del cresterío que marca la montaña con el Adarra como punto más alto.
Tras un tramo de ligera bajada llegamos a Besadegi. Si nos queremos saltar este primer tramo es posible llegar con el coche hasta aquí. A tener en cuenta que, si elegimos esta opción, una vez subido al Adarra el camino de vuelta será el mismo o similar.
Podemos reponer agua en este punto y ahora con mayor dureza vamos a por la parte final de la ascensión. Nosotros vamos a subir por la campa directa, pero a la altura del caserío Montefrío podemos optar por una ruta que la rodea. Esta ruta algo más larga sí que nos posibilita el acercarnos a varios crómlech como el de Arleoko Zabala, Elurzulo o Tximista ,así como al dolmen de Allabarri y su cima. Todo ello por el collado de Manttale.
Al subir por la directa pasamos por un tramo precioso de hayedo con un rio que incluso en verano baja con fuerza formando cascadas y giros espectaculares sobre las piedras. Finalmente, la última y dura ascensión por terreno abierto desemboca en un paso interior entre lomas. Superado este tramo tenemos a nuestro alcance la cima del Adarra (819m). Con vértice geodésico y buzón con forma de caserío se encuentra situada entre grandes rocas. Las vistas son inmejorables en 360 grados, con Donostia, el Cantábrico, Hernio, Txindoki, Peñas Aia y Aralar entre otros.
Bajamos en dirección a la campa herbosa donde está situado el menhir de Eteneta que destaca por su altura. Por el camino dos cosas curiosas como son las neveras naturales donde los pastores conservaban la carne y una sociedad situada bajo una meseta plana de hierba cuyas llaves se pueden solicitar en el ayuntamiento y nos ofrece la posibilidad de pasar la noche allí.
Pasado el menhir, afrontamos la subida a Oindi, desde donde también tenemos una mirada privilegiada de Adarra y la costa. Ya bajamos en dirección Andoáin, pero antes pasamos por el menhir de Usobelartza y está la posibilidad de subir la modesta cima del mismo nombre.
Enfilamos la bajada por un espectacular sendero bosque a través hasta el collado de Muntto primero y de Idoiaga después. Allí ya afrontamos la parte final de la bajada por una pista a veces incómoda por el agua que lleva y las piedras afiladas que presenta en algunos puntos.
Una vez terminado el descenso nos encaminamos a otra de los puntos fuertes de la ruta como es el parque de Otieta. Se trata de la vía de entrada al Leitzaran y a su vía verde que recorre un montón de kilómetros monte arriba pasando por Leitza, Lekumberri e Irurtzun entre otros. Se puede recorrer andando, pero sobre todo en bicicleta es como mejor se disfruta. Allí mismo en Otieta se pueden alquilar bicicletas. Este parque preparado con mesas, baños y servicio de información al visitante es donde está el famoso puente de las brujas.
Cuenta la leyenda que para atravesar el Oria hasta Sorabilla había sólo un par de cuerdas, por ello los vecinos decidieron construir un puente que encargaron a un cantero. Por ser una obra de más envergadura de lo esperado, andaba preocupado por no poder realizarlo. Al enterarse, las Brujas, le propusieron que ellas construyeran el puente en una sola noche, antes de que cantase el gallo, pero les debía entregar al primer nacido en casa. El hombre aceptó, pero su idea era entregarles el ternero que su vaca estaba a punto de parir sin darse cuenta de que su mujer también estaba esperando un hijo. El cura le aconsejó que metiera un gallo en un cubo con agua, y que lo sacase del agua antes de que las brujas terminaran su trabajo.
Así lo hizo el constructor, y en una de estas sacó el gallo del agua, que inmediatamente empezó a cantar. Al oírlo, las Sorgiñak abandonaron el puente, dejando sólo una piedra por colocar. Dicen, por ello, que no hay forma de colocar la última piedra, pues siempre vuelve a caerse.
Tras contemplar el rio y su entorno regresamos ya sin subidas ni bajadas a Andoain por uno de los caminos perfectamente señalizados al respecto. Damos de esta forma por finalizada esta estupenda ruta llena de historia, paisajes, montaña, restos prehistóricos y leyendas.
PLANES ALTERNATIVOS
Aquí van un par de propuestas extras con las que completar nuestra jornada:
· Recorrer la vía verde del Plazaola: Los valles del Leitzaran y Larraun, que unen tierras de Gipuzkoa y Navarra, son un auténtico santuario natural, que nos conduce hasta la cuenca de Pamplona por la vía verde. Podemos transitar a pie, mejor en bicicleta por entre las frondosas laderas de hayas y robles donde un pequeño ferrocarril de vía estrecha serpenteaba incansable hasta su clausura a mediados del siglo XX. Hoy su espectacular trazado se abre desde Andoain al paso de ciclistas y caminantes ávidos de espacios naturales casi vírgenes.
· Experiencia con caballos: en el cercano Lasarte-Oria se encuentra el centro ecuestre Miracampos (https://hipicamiracampos.com) Aquí podemos encontrar desde clases de equitación, paseos en ponys para los más pequeños, recorridos a caballo por el monte y hasta la posibilidad de poder experimentar la equinoterapia. Se nota que les gustan los animales ya que comparten el día a día en la hípica con ocas, patos, gallinas y dos alpacas: Ozú y Beckham.
Para el tema gastronómico además de Andoáin donde disponemos de todos los servicios estamos a diez minutos en coche de Donostia y como no de su turismo de pintxos.