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Los Etxabe: cuando la Bandera de la Concha en familia se disfruta más

La remera, Lorea, y el entrenador, Juan Mari, de Donostia Arraun Lagunak, además de padre e hija, analizan en NOTICIAS DE GIPUZKOA su triunfo en la Bandera de La Concha

Los Etxabe: cuando la Bandera de la Concha en familia se disfruta másIker Azurmendi

Si hay una familia feliz esta semana es la familia Etxabe, un hogar en Pasai Donibane en el que se respira remo por los cuatro costados. Juan Mari, el padre de la familia, y su hija, Lorea, se han llevado su cuarta Bandera de la Concha en las últimas cinco temporadas con Donostia Arraun Lagunak. Se podría decir que una pequeña parte de ese título corresponde a Lander, hermano que estuvo en invierno echando una mano al equipo en los entrenamientos. El también hermano Mikel, por su parte, ha participado este año en su primera Concha con San Juan tras lograr el curso pasado el ascenso. Por si fuera poco está Inés Etxeberria, sanjuandarra, que sabe lo que es haber formado parte del mundo del remo, habiendo estado en las Batelerak y que, ahora, celebra todos los éxitos de la familia.

Juan Mari y Lorea atienden a NOTICIAS DE GIPUZKOA este lunes, tras el acto de Adegi, un día después de conseguir el título. Como no podía ser de otra manera, con una sonrisa de oreja a oreja y en una conversación desenfada y amable.

Se lo tengo que preguntar a los dos, cómo ha ido la celebración.

Lorea Etxabe: ¡Pues muy bien, algunas la han alargado más que otras! La verdad, que no hemos sido ni capaces de quitarnos las gafas de sol de la cara que tenemos... ¡pero es lo que toca! Tenemos la suerte de acabar la temporada en las regatas de La Concha, cosa que los chicos no. Entonces podemos celebrar por todo lo alto. Hemos venido pues como hemos podido.

¿A usted también se le alargó, Juan Mari?

Juan Mari Etxabe: Sí se me hizo larga, pero llegué antes a casa que ella…

L.E: ¡Llegó más tarde que yo! [Ríe]

J.M.E: Bueno… Es que ha sido una temporada espléndida, con un final espectacular. Y además tenemos muy buena relación como grupo humano y lo pasamos bien. Para celebrarlo había que estar con la gente y así lo hicimos. Y, bueno, se me había olvidado lo que era tener resaca. ¡Ya vamos para mayores!

Hay que hablar un poco de la regata. La rompieron desde el arranque y no dejaron de abrir renta. No les voy a decir que regata cómoda, porque eso no existe, pero sí ganada con mucha solvencia.

L.E.: Fuimos desde la primera palada a por todas. Teníamos muchas ganas de demostrar nosotras mismas a todo el mundo que Arraun Lagunak anda bien con mar y en bare, aunque nosotras ya sabíamos que andábamos muy bien. Y la verdad es que no dejamos ninguna duda. Desde la primera palada fuimos a muerte, las distancias se fueron aumentando y fue una regata redonda.

Juan Mari, usted no se fiaba de los diez segundos con los que salieron de la primera jornada

J.M.E.: Sí me fiaba, sé que es una renta importante. Lo que pasa es que toda la semana trabajamos eso, no nos acordábamos de los diez segundos. Yo como entrenador tenía clarísimo que la calle 1, que nadie la quería y después de ver la regata parece que ahora todo el mundo la quiere, tenía un momento malo y teníamos que atacar desde el primer momento para intentar romper la regata y entrar a la peor zona después del minuto o minuto y medio con ventaja. Lo conseguimos, mantuvimos ese duelo con Orio que se nos acercó un poco a dos segundos, pero luego al llegar a ciaboga rompimos la regata, fue espectacular. Y de ahí para adelante no creo que se exprimieran al 100%. Al final creo que vieron la Bandera ganada y la cabeza de ellas empezó a disfrutar.

L.E.: Empezamos a celebrar antes de tiempo, que eso también es bonito, nos lo podíamos permitir. El objetivo no era hacer ningún récord, era disfrutar en la medida que se pudiese. Ya entrando por el Aquarium llevábamos bastante ventaja y ya empezamos a disfrutar antes de tiempo. Empezamos ya todas a gritar cada una lo suyo, a dedicar la bandera a nuestros amigos y amigas, a la familia, a las que se han quedado fuera, y a los entrenadores. Es súper bonito poder vivirlo así.

Lorea, cuarta Bandera de la Concha en cinco años. ¿Qué se le viene a la cabeza al pensarlo?

L.E.: ¡Un montón de cosas! La verdad es que no me arrepiento para nada de haber dado el paso de venir a Arraun Lagunak, porque yo soy sanjuandarra, y fue una decisión muy difícil, que a veces decía que a ver si habrá merecido la pena dejar el pueblo para esto. Y ahora con la cuarta Concha en la mano digo que sí, que ha merecido totalmente la pena.

Juan Mari, en su caso son trece Banderas de la Concha igualando a Batista Oliden como el segundo con más títulos.

J.M.E. :Son números altos, muchos años. Al final es un espectáculo, todos sabemos la importancia que tiene La Concha, y la liga también. A la liga le doy mucha importancia porque es un trabajo de equipo brutal, es muy duro ganarla. La Concha es la gran guinda. Lo hemos conseguido todo tres años consecutivos, llevamos cinco años espectaculares.

¿Le hacen más ilusión las ganadas como remero o como entrenador?

J.M.E.: Es diferente. Cuando ganas como remero igual no valoras lo que estás haciendo. Ahora como entrenador lo valoras, ves a gente joven que es su primera bandera y te emocionas un montón. Te emocionas con ellas porque han llorado mucho y porque han sacrificado muchas horas de su tiempo y de vida. Me emociona en ese sentido. El récord de las bandera está bien, pero a mí no me hace crecer más ni ser mejor. Disfruto más viendo a las aitonas y amonas como se lo pasan sacándose fotos con la bandera. Esos lloros de alegría son un premio mayor que la bandera.

L.E.: Y las primeras veces, porque este año hemos tenido bastantes. Ane Díaz, Maren (Etxabe), Jule (Arkotxa), Zuberoa (Egurrola), que justo rema al lado mío. Noté un poco la diferencia. Yo iba a por la cuarta, que es una experiencia de la leche, pero tienes otras así, pero la suya era la primera. Ha sido súper bonito poder compartirlo con ella, con los nervios y la ilusión que tenía ella, que encima me ha agradecido el haberle tranquilizado en algún momento. Ha sido muy bonito para mí poder vivirlo con una persona que ha ganado por primera vez. A mí me ha hecho especial ilusión.

No ha ganado, pero Mikel Etxabe, hermano e hijo suyo, ha remado por primera vez en La Concha. No sé si se puede llamar alegría completa, pero desde luego en casa estos días seguro que han sido felices.

L.E.: ¡Yo te diría que es el que más ha celebrado La Concha! Ha sido súper bonito, la verdad que nos ha hecho muchísima ilusión poder compartirlo con él tan de cerca. Hubiese sido la leche si los dos hubiésemos ganado, pero no es una realidad ahora mismo. Pero ha sido muy bonito en casa. Mi madre decía que por un lado tenía al hijo disfrutando de La Concha, a Lander (el hermano pequeño) en la rampa animando, que igual en realidad fue él el que mejor se lo pasó, y al marido de entrenador y a la hija que iban a por la cuarta bandera. Yo creo que mi madre es la persona que más ha ganado esta temporada.

Lorea, llegó en 2020 a Donostia Arraun Lagunak para la disputa de la temporada 2021, año el que se fichó Juan Mari como entrenador. ¿Le dejó opción a no sumarse al proyecto?

L.E.: ¡Es que llegué yo un poco antes que él! La gente esto no lo sabe, pero cuando yo llegué a Donostia Arraun Lagunak, los entrenadores eran Patxi Olabe y Ekain Iriarte. Tenían diferentes dificultades y necesitaban un poco de ayuda respecto a ser entrenadores. Justo el aita estaba con los cadetes de San Juan ayudando un poco, no tenía equipo, y cuando estábamos entrenando en invierno veíamos a un señor lleno de plásticos para no mojarse de arriba a abajo en un catamarán, que me saludaba entrenando cada uno con los suyos. Me preguntaban que a ver quién era esa persona que me saludaba y les decía que era mi padre, y se sorprendían de que no tuviera equipo, porque no le habían cogido ni para las chicas ni para los chicos de San Juan. Fue decir eso y en unas dos semanas apareció en el club y hasta ahora.

J.M.E.: Es anecdótico. Tuve mis problemas con la directiva y con la gente que estaba en San Juan, y me pidieron que echara una mano en Arraun Lagunak, y lo hice. Pero la opción no fue forzada. Aparecí tranquilamente, no es que se fuera mandando a la gente para que entrara yo.

Les reconozco que yo creía que fue al revés.

J.M.E.: No, pero sí te digo que le apoyé para que fuera a Arraun Lagunak que estaba peleando en segunda o tercera posición. En San Juan había un proyecto de gente muy joven. Yo siempre he dicho que si veo potencial en una persona y en mi equipo no se lo puedo ofrecer lo mejor es abrir la puerta y decir que cuando tenga potencial del nivel que tienes vuelvas para seguir creciendo. Siempre he sido de mente abierta.

Juan Mari, ¿cuánto te has tenido que apoyar ya no solo en Lorea, si no en esa vieja guardia formada por Xubane Uribarrena, Marcia Larrea, Aiora Belartieta, Ane Sánchez?

J.M.E.: Todos los días, porque todos los días tenemos algo. Siempre hay algún problemilla y ellas como capitanas me ayudan mucho, y yo hago lo mismo. Es un trabajo conjunto. Luego hay dos personas muy importantes dentro del club también de las que no se habla tanto, Alberto Grijalba y Jacobo Vázquez, que hacen otro trabajo difícil en la sombra. Yo creo que es una unión, y luego por supuesto me apoyo en las capitanas, que un gran apoyo, Nos llevamos bien y las cosas las decimos en la oficina, creo que eso nos está haciendo ser un bloque muy fuerte.

L.E.: Hemos aprendido a gestionarnos así. Somos un poco la voz del grupo, las que más tiempo llevamos y hemos cogido un poco esa base. La comunicación es súper importante, porque muchas veces hay molestias, como en todos los equipos, y no nos gusta que la bola se haga más grande, porque a veces son chorradas, por ejemplo cambiar un poco el horario del entrenamiento. Hay un montón de equipos que tienen discusiones con eso, nosotras pedimos una reunión de cinco minutos, lo hablamos y ya. Son chorradas que hemos aprendido a gestionar súper bien, porque si no se pueden convertir en problemas gigantes con los que te cargas el equipo.

J.M.E.: La unión del vestuario para mí es muy importante, para los entrenadores y para ellas mismas. Si hay un problema, hay que buscar la solución cuanto antes. Cuanto más dejes el problema mayor se hace, no desaparece solo. Somos bastante directos y creo que así funcionamos bien.

Tiene la certeza de que no le van a montar ningún motín mientras esté, entre otras tantas, Lorea.

L.E.: ¡No va a haber motines! Lo ponemos muy fácil y no tenemos problema.

J.M.E.: Mi hija lo que me ha enseñado es que allí es una remera más, hemos sabido cortar ese vínculo, pero creo que hemos tenido discusiones además en casa de dejarnos de hablar, y hemos estado épocas sin hablarnos, pero venir al club y ser una más.

L.E.: Tenemos mucho carácter los dos. Hemos llegado a salir enfadados de casa, ir al mismo sitio, en coches separados, entrenar como si nada, meternos cada uno en su coche separados y a la misma casa sin hablarnos. Y en el entrenamiento como si nada, pero porque ahí soy Lorea la remera, y el entrenador Etxabe no va a estar ese entrenamiento sin corregir a Lorea la remera porque estén enfadados en casa, no. Le va a corregir igual y la remera lo va a aceptar igual, porque es su entrenador. ¡Y luego en casa ya seguirán discutiendo porque Lorea tiene la habitación hecha un desastre!

Es importante saber separar…

L.E.: Es que las discusiones de casa tienen que quedarse en casa. Y si hay enfados en la trainera, lo mismo. Puede haber entrenamientos malos, pero luego en casa cenando estoy con mi padre. Y con mi padre hablaré de que hoy en el trabajo me ha pasado no sé qué. No voy a hablar de que el entrenamiento ha sido una mierda porque ya el entrenamiento es cosa de mañana cuando esté Lorea la remera.

Lorea, no me creo que nunca se le haya escapado un 'aita' en un entrenamiento.

L.E.: ¡Eso sí!

J.M.E.: ¡El resto se ríe, porque normalmente me llama Etxabe!

L.E.: Si digo aita, me hacen una coña que empecé hace unos años y me dicen que mi aita está en el bar, porque hace ya tiempo empecé a decir que mi padre no era entrenador. Decía que era camarero, que tenía un bar y que entonces nunca puede venir a las regatas, pero que nos sigue mucho y que sabe mucho de remo porque ve todas las regatas en el bar. Entonces siempre que digo aita me dicen que está en el bar, y yo sigo la broma.

Me gustaría que me contaran alguna anécdota que les haya pasado.

J.M.E.: Bueno, lo que puedo decir es que la mayor bronca se la he echado a ella.

L.E.: ¡Es verdad! Es que tengo el complejo de defensora del pueblo. Era un sábado a las ocho de la mañana, a menos cuatro grados y con los dedos congelados, los remeros me están entendiendo perfectamente de qué sensación estoy hablando, y la trainera no iba ni para atrás. Entonces se le cruzó el cable, normal, y nos llevó a la rampa de Trintxerpe. Mi padre empezó a preguntar a ver qué pasaba, y ahí salió la Lorea defensora del pueblo diciendo que teníamos frío. ¡Aún dicen que los ecos de los gritos de se escuchan por Pasaia de noche! ¡Desde entonces no se ha vuelto a mencionar la palabra frío nunca más! Y cada vez que es invierno te juro que decimos “¡qué poco calor hace!”. ¡Te lo juro! Y a las nuevas se les va contando esta historia para que digan que el frío no existe, que es falta de calor. Por aquel entonces en Hibaika estaba Zuriñe Alberdi de patrona, que estaban entrenando, ¡y hasta me escribió preguntándome a ver qué había pasado! ¡Imagínate el grito!

¿Seguirán los dos en el equipo?

L.E.: ¡Sí, Juan Mari de momento no lo pasa mal en la zodiac y yo todavía soy muy joven! Tengo 25 años. Creo que tenemos todavía años por delante. La verdad que el equipo es muy joven y hay mucha hambre todavía de ganar, de seguir superándonos. Es más, ayer (por el domingo) yo ya empecé con la broma de llevar un papel en el bolso y un bolígrafo y les hice firmar que iban a seguir.

Lorea Etxabe y Juan Mari Etxabe posan con la Bandera de la Concha 2025 en el Aquarium

Juan Mari, ¿usted ha firmado ese papel?

L.E.: ¡A los técnicos no se lo pasé! ¡Mi papel no lo ha firmado!

J.M.E.: No, ese no, pero sí voy a seguir como técnico. Ayer se lo dije a la directiva y ya estamos en marcha.

L.E.: Y del equipo sigue un grandísimo bloque. Y mira que estos momentos suelen ser bastante difíciles porque la gente está un poco en duda. A pesar de ganar es un deporte muy duro, son muchas horas, mucho sacrificio y acabamos un poco quemadas entre nosotras. Yo hace una semana estaba enfadada con todo el equipo, nada personal, quiero dejarlo claro, y las compañeras al lado me preguntaban que a ver qué me pasaba, porque yo hablo mucho y estuve todo el entrenamiento callada… ¡y les dije que es que no les aguantaba más! Lo cuento riéndome, pero es que encima se giro Beatriz Piñeiro y dijo “¡yo hace una semana estaba igual!”… ¡y aún así han firmado el papel casi todas! Así que estoy súper contenta. Se nota lo bien que nos llevamos, lo bien que trabajamos y que hay muchísimas ganas todavía de ganar. La gente que ha venido de otros equipos dice que es un gran ambiente.

J.M.E.: Cuando tenemos que trabajar trabajamos duro, pero cuando tenemos que disfrutar también lo hacemos en grupo. Lo hacemos muy bien.

¿Se les haría raro a día de hoy ir a un equipo en el que no estuviera uno de los dos?

L.E.: Yo ahora mismo no concibo el remo sin mi padre de entrenador. Eso lo tengo muy claro. Para irme a otro equipo tendría que dejarlo él y yo tener que tomar la decisión. Pero visto lo visto, yo creo que nos vamos a jubilar al mismo tiempo. [ríe]

A usted aún le gusta esto mucho, Juan Mari.

J.M.E.: Sí me gusta, sí. Aparte, hemos empezado de abajo hacia arriba. Estamos dando al remo femenino un gran salto en aspectos técnicos, físicos... En todo, en trabajar conjuntamente. Para mí es una gozada estar dentro de ese vínculo y seguir haciéndolo crecer. Mi objetivo es seguir mejorando eso. Hay gente que dice que no puedo mejorarlo. Y sí que se puede, claro que se puede.

L.E.: Quiero pensar que estamos abriendo camino a las futuras generaciones de remeras femeninas. A mí me gusta pensar en eso.

Es que de hecho una cosa que parece una problemática en el remo masculino, que cada vez tiene menos gente joven, es justo lo contrario en el remo femenino que está ahora mismo en ese punto de crecimiento.

L.E.: Y quiero pensar que somos bastante parte de eso.

J.M.E.: El remo sí es uno de los deportes que más se ha abierto. Si comparamos con el fútbol, las puertas las tenemos más abiertas. Estamos en la mejor Liga, en la Bandera de la Concha, en igualdad de condiciones vamos a decir. Se está abriendo mucho más camino. El remo ha facilitado mucho la ayuda y ese trabajo en el remo femenino. Yo creo que los clubes ya se están dando cuenta de que hay que dar ese paso. Y como deportistas yo creo que ahora…

L.E.: Podemos vernos al mismo nivel.

J.M.E.: Exacto. Se han ido dando saltos. Físicamente yo sé lo que ha progresado mi equipo, y yo creo que las demás también. Porque nosotros mejoramos, pero las otras también están más cerca. Entonces, algo están haciendo bien. Estamos creciendo todos los clubes de manera conjunta. Yo creo que es un espectáculo muy bonito. El domingo en la Parte Vieja muchos me decían que ya se veía otra remada. Es una gozada.

L.E.: Es que ves las regatas de hace unos años y no tienen nada que ver. Y espero que cuando pasen los años y yo ya sea una amatxo o una amoña, porque seguro que alguna nieta o alguna hija mía remará, me supere todos los récords. Ahí podré decir que fue una gozada que yo diera este paso, pero es que encima me lo han superado. Vamos hacia ese camino. A mí me haría ilusión. Querría que luego viesen mis regatas y dijeran “¡joder, si les damos mil millones de vueltas! A mí me haría especial ilusión.

Están a solo una liga y una Concha del récord de las Bateleras de San Juan. Si lo superan igual no les dejan entrar al pueblo…

L.E.: ¡Que va! Mira, ayer Mari Carmen, una señora del pueblo que estaba en la rampa, me dio la enhorabuena, me dijo que se alegraba un montón y que seguro que todo el pueblo también. Las bateleras fueron históricas, poder igualarlas o superarlas sería un honor. Yo cuando gané la primera Bandera de la Concha dije que me había pasado la vida aplaudiendo a esas bateleras y en ese momento era yo la que estaba subiendo por la rampa con la Bandera.

Juan Mari, usted las entrenó y ganó tres Banderas de la Concha con ellas. Sería superarse a uno mismo.

J.M.E.: Es el reto del entrenador. Al final, mi idea y mis ganas han sido siempre de entrenar y sacar lo mejor de cada equipo y ahora lo estoy consiguiendo y estoy disfrutando de este momento, igual que en su día lo conseguí con San Juan, disfruté de aquel momento en el pueblo. Y ahora estoy en la ciudad, en la capital, y estamos dando esos pasos y la verdad que me hace una ilusión terrible ver el recibimiento de ayer. Ya se ve la gente de Donostia Arraun Lagunak, se ve que la ciudad empieza a amar la bandera de su ciudad, se está quedando en la ciudad y creo que está cogiendo peso. Todos los piques que hay de hacer un club unitario o no hacerlo creo que se están olvidando y creo que ahí sí veo esa alegría. Estamos creciendo y luego, igual dentro de 10 años, pues estaremos en otro lado y haciendo mejor las cosas.

Juan Mari y Lorea Etxabe, en el recibimiento a Donostia Arraun Lagunak en la plaza de la Constitución

¿Y en casa les van a dejar entrar? Inés, Mikel y Lander igual ponen el candado en casa

J.M.E.: ¡Están súper orgullosos!

L.E.: Mikel es el que más se emociona, sin duda.

J.M.E.: Es curioso cómo da vueltas la vida, porque como cuando Mikel y Lorea eran pequeños yo estaba remando y yo tenía que ir a Castro Urdiales muchos días, todo el día con la maleta detrás mío, odiaban el remo. La verdad que no he cumplido mucho como padre, lo tengo que decir. Entonces odiaban el remo. Y ahora me hace ilusión ver a los tres hijos remando.

L.E.: Pero hemos empezado súper tarde los tres por eso. Nosotros decíamos que no queríamos un deporte tan sacrificado. Es que es muy duro. Estás seis días entrenando y todo el día pensando en el remo, en que tienes que descansar, en que tienes que comer bien, en que tienes que entrenar. Nos hemos pasado todos los veranos detrás de él, entonces decíamos que como íbamos a meternos nosotros en esto. Pues al final de tanto odiarlo... yo creo que no habíamos hecho una regata hasta que yo empecé a remar, te lo juro. Habíamos visto muy pocas regatas. no nos gustaba nada. Y yo empecé con 18 años. Muy tarde, yo hacía judo y después de que se disolvieran las históricas bateleras mis amigas remeras, tres senior, se quedaron sin equipo. Y como estaba bien físicamente dije que les iba a intentar ayudar y cogí el remo. Pero es que mi hermano empezó a escondidas. Le daba vergüenza después de todo lo que habíamos dicho del remo en casa empezar a remar. Y nos enteramos porque el entrenador Endika Zaldua es muy amigo del aita y se chivó. Le empezó a comentar que tenía un pedazo de fichaje, y claro, el aita no entendía nada y le preguntaba a ver si habían traido alguien de fuera. Hasta que en una de estas ya le dijo “¿Cómo que alguien de fuera? Tu hijo”. Mi hermano estuvo dos semanas entrenando a escondidas sin decir nada. ¡Yo no sé cómo ponía lavadoras! Empezó con 19, y Lander con 17. Bastante tarde los tres, la verdad. Y sabiendo lo que conlleva este deporte y todo lo que lo hemos odiado ahí estamos los tres.

J.M.E.: Yo también empecé tarde. Soy de Oiartzun, y al final cuando empiezas a remar es tarde. Yo también empecé con 16 años, en mi primer año juvenil.

L.E.: Lo normal es empezar siendo muy pequeño.

J.M.E.: De todas formas, ya llevamos unos años. Si seguimos con ganas, pues ahí estaremos...