Síguenos en redes sociales:

“Salimos mentalizados como si fuera cualquier otra regata”

El míster de Hondarribia ya cuenta con cuatro Banderas de La Concha de verde y es pieza clave en esta época dorada de la ‘Ama Guadalupekoa’

“Salimos mentalizados como si fuera cualquier otra regata”Esti Veintemillas

Donostia - Mikel Orbañanos (Orio, 1973) no es de Hondarribia, pero está ganando muchos puntos para que le hagan un monumento. Algunos bromeaban ayer con poner su nombre al Aeropuerto de San Sebastián. Verdugo de su pueblo el pasado domingo, el entrenador centró los esfuerzos de su trainera en no pensar más allá de su trabajo. Ni la calle uno varió la mentalidad de la Ama Guadalupekoa, una trainera que ya ha ganado tres Conchas esta década. El bote verde está muy unido, rema junto desde hace muchos años y puso ayer la guinda a la celebración del 50 aniversario del club con el recibimiento que vivieron sus remeros en la ciudad. Con algo de sueño, pero feliz por lo conseguido, Orbañanos atendió a este periódico desde la barandilla del Aquarium. Donde había triunfado 24 horas antes. “Qué bien se ven las regatas desde aquí”, apuntó, sonriente, el técnico.

¿Cómo trabajaron los días previos con la ventaja que tenían?

-Con los pies en el suelo y la cabeza fría. Sabíamos que habíamos hecho una gran primera regata y que contábamos con esa pequeña renta, pero también que el domingo teníamos que hacer otra regata desde cero. En esa mentalidad hemos trabajado tratando de interiorizar que teníamos que hacer muy bien las cosas si queríamos salir ganadores, porque al lado había unos grandes rivales. Si eso no lo teníamos claro, lo íbamos a tener difícil.

¿Y en lo práctico?

-El método que queríamos llevar a cabo era que cada uno, en su cabeza, se centrara en hacer su mejor remada y en las cosas que sabemos hacer mejor. A eso le hemos dado la mayor importancia y, nos metimos en una burbuja para pasar la semana.

Adrián González decía que no estaban nerviosos, que había que disfrutar y hacer su trabajo.

-Eso es. Durante la semana trabajamos mucho el dejar de lado esas cosas que no se pueden controlar, porque te hacen gastar muchas energías. Y te hacen pensar en malas cosas, malos momentos.

Una de esas cosas incontrolables son las calles. ¿Cómo les notificaron que les había tocado la uno?

-Teníamos claro que tendríamos que ir por la calle que nos tocara. Cuando nos dijeron que nos había tocado la calle uno, sabíamos que era la peor, pero no perdimos tiempo en pensar en ello. Nos agarramos, como te he dicho antes, a las cosas que hacemos bien y que nos dan fuerzas. Ya desde el primer momento nos pusimos a pensar en sacar el mayor rendimiento a esa calle.

Cabeza fría, por tanto.

-Sabiendo manejarla, tendría sus momentos buenos. Por esa parte, completamos desde el inicio bien nuestra regata y le pudimos sacar provecho. También es cierto que ha habido ediciones en las que esa calle ha sido más perjudicial.

¿Cómo se saca rendimiento a esa calle siendo la peor?

-Eso se trabaja y se gestiona en el calentamiento, viendo también qué condiciones hay. También qué tendencia tiene la trainera de un lado a otro y de ahí sacamos algunas conclusiones. Una de ellas fue que, agarrándote un poco a la cero para después ya acabar el largo por nuestra calle, no perderíamos tanto, y así fue. Pensar y gestionar todo eso no es fácil, pero salió bien y Ioseba creo que estuvo muy bien llevando la trainera. Además, daría mucha importancia también al largo de vuelta, donde los remeros no perdieron su remada en ningún momento y, con la fuerza de creer en lo que estábamos haciendo, pudimos realizar un largo rápido.

Ese largo de ida, cuando Orio se pone cuatro segundos por delante, ¿cómo se afrontó desde dentro?

-No pensando en cosas raras y cada uno a lo suyo. Sabemos que La Concha es especial y que es muy difícil de ganar, pero nos mentalizamos como si fuéramos a competir a cualquier otra regata: a Ondarroa, a Orio, al Campeonato de Euskadi, a Zarautz? Ir igual que como fuimos a esas pruebas, porque sabíamos antes de la regata que, si íbamos así, éramos capaces de hacer una buena regata.

¿El equipo salió al agua entonces con la misma mentalidad que a esas regatas?

-Como objetivo, al menos, sí. Pensando en los buenos momentos: recordando y buscando plasmar esos calentamientos, las regatas de Zarautz?

Decía que trabajaron mucho el evadirse de los factores externos, como pudo ser la calle uno. ¿Los años de experiencia ayudan a lidiar con esas claves?

-Las finales se aprenden a ganar jugándolas. Hay mucha experiencia detrás de este bote y eso se nota.

¿Aquel movimiento previo a la ciaboga de ir a la calle cero mientras Orio fue hacia la tres le pareció decisivo?

-Más que decisivo, me pareció que fue algo a lo que le sacamos un gran rendimiento en el largo de ida. Qué hacía el rival no te puedo decir, no puedo controlar eso, pero, para nosotros, era un arma para sacar provecho, seguro. Fue un movimiento muy importante, porque luego dimos la ciaboga y, con una buena remada, volvimos a tierra a la par que ellos. Y ahí ya comienzan a ponerse en marcha en la cabeza los cinco segundos que ya tienes. Te vienen momentos positivos.

En 2015 ya vivieron otra final por la calle uno. En aquella ocasión, Urdaibai sí consiguió remontarles los casi dos segundos de ventaja que les llevaban del primer domingo. ¿Han cambiado las cosas desde entonces?

-Aquella regata no fue sencilla, pero hoy igual sí la gestionaríamos de otra manera. También el bote era más joven y tenía una presión especial porque para muchos era su primera Bandera de La Concha.

El domingo, en la rampa, algunos aficionados verdes decían que “el club hoy ha crecido”. Ante una Orio muy regular todo el verano, por esa indeseada calle uno, no solo aguantan, sino que ganan.

- Bueno, no sé, pero sí teníamos una gran seguridad de que, si hacíamos nuestro trabajo, seríamos un rival muy duro para cualquiera.

Ya llevan tres Banderas de La Concha en una década y cuatro en este siglo. Parece que quedan atrás esos años, muchos, en los que estar dentro ya era un logro para la ‘Ama Guadalupekoa’.

- Sí, en ese sentido, el club ha crecido. Eso lo han hecho los remeros y el propio club. Sé bien lo que eso cuesta y también lo difícil que es mantenerse, así que hay que dar mucho mérito a lo que se está trabajando estos últimos años.