donostia

genio y figura. Dos palabras le bastan a Jokin Amilibia para describir a Juan Lizarralde Altxerri. La historia del remo ha dejado los nombres de un puñado de hombres para su veneración, para crear en el imaginario de generaciones venideras un Olimpo de remeros y patrones capaces de domesticar las aguas. Es un club selecto en el que están los Oliden, Ignacio Sarasua Arruti, Manuel Arrillaga o José Luis Korta.

Un ilustre miembro de este colectivo, Altxerri, se fue el pasado 7 de julio al cielo de los patrones con diez Banderas de La Concha colgadas del hombro y la satisfacción de haber dado media vida al remo, su gran pasión. Ayer se entregó el primer trapo donostiarra desde su fallecimiento, justamente 30 años después de que el mítico patrón oriotarra ganase por última vez La Concha. Fue en 1983, en una edición que pasó a la historia por dos motivos: la galerna que convirtió la regata clasificatoria en un caos infernal y el boicot que varios equipos hicieron por su disconformidad con la decisión de los jueces de meter a Orio en la regata.

El 2 de septiembre de 1983, poco después de las seis de la tarde, una galerna se apoderó de la bahía de La Concha. Los equipos que se disponían a participar en la regata clasificatoria no se tomaron muy en serio la tormenta y muchas de las traineras saltaron al agua sin parcas de protección. Lo que sucedió en esa media hora ha sido imposible de describir con absoluta certeza.

Las tripulaciones penaron ante los ataques del viento y el oleaje. Las traineras, que habían salido de una en una, se adelantaron unas a otras y la escasa visibilidad hizo que los jueces confundieran los equipos que compartían el mismo color del equipaje, por lo que los tiempos de cada una de las embarcaciones se confundieron, sembrando la polémica al no coincidir los registros de jueces, delegados y aficionados.

Hernani, Zierbena, Getaria y Astillero fueron incapaces de llegar a la meta. Las escenas eran dantescas. Mientras algunos remeros achicaban agua del bote con cubos, otros compañeros se lanzaban al agua o pasaban a la popa como desesperados intentos de hacer las traineras más gobernables. Una vez finalizada la dramática regata, los jueces dieron por clasificados a Kaiku, San Juan, Castro, Zumaia, Donostia, Hondarribia y Orio.

Pero delegados, aficionados e incluso medios de comunicación no daban por buenos esos tiempos y señalaban a Pedreña como el séptimo equipo que debía entrar. No en vano, se pensaba que los cántabros habían hecho el quinto mejor tiempo. Los jueces ya habían admitido que habían confundido a Castro con Ondarroa, pero no quisieron rectificar en el caso de Pedreña, por lo que Orio entró en La Concha.

boicot

Kaiku, Castro y Zumaia

En la primera jornada Kaiku, Castro y Zumaia se plantaron en medio del campo de regatas y boicotearon la prueba como señal de protesta. La regata tuvo que aplazarse al viernes siguiente y se disputaría con solo cinco embarcaciones. Jokin Amilibia estaba en la tripulación de Orio y recuerda perfectamente aquella polémica edición de La Concha: "Oscureció el día y de ahí vino la polémica de si nos habíamos clasificado o no. Oscureció tanto que los jueces no distinguían las traineras. Nos adelantamos unos a otros y creo recordar que de todos los equipos que salieron sin parcas, solo nosotros conseguimos llegar a meta. Aquella galerna fue terrible. Hoy en día no sé si se hubiese suspendido".

Amilibia tenía solo 20 años y reconoce que terminaron la regata "gracias a la experiencia de Altxerri". Él fue quien puso orden en el medio del caos: "Desde la salida el proel se puso en la popa, al lado del patrón, sacando agua con un cubo. Entonces no había bombas de achique ni nada. Recuerdo que la quinta y la sexta tosta tenían orden de no tumbarse para no coger agua. Remaban, pero sin tumbarse".

Para los oriotarras no fue fácil digerir lo que se encontraron en la primera jornada, con varios equipos impidiendo que se celebrase la regata. "Era incómodo porque estabas allí en aquella situación sin comerlo ni beberlo", recuerda Jokin Amilibia, "estuvimos preparados en la salida durante una hora. La gente, cuando piensa en aquella regata, dice que Zumaia era el favorito, pero en las regatas anteriores habíamos ganado nosotros y creo que aquello influyó. Orio pasó a ser el favorito y Kaiku y Zumaia se unieron para boicotear la regata, al igual que más clubes. No sé si nuestro tiempo de la clasificatoria era válido o no, pero creo que para el boicot también influyó que fuésemos los favoritos. Si hubiésemos sido otra trainera sin aspiraciones a ganar, sin ser favorita, no creo que se hubiesen puesto de acuerdo los otros clubes en esa decisión".

A pesar de que 1983 quedara como un capítulo gris dentro de la extensa historia de La Concha, Amilibia no tiene dudas en recordar aquel triunfo con el mismo valor que otra edición cualquiera de La Concha: "Yo siempre la he valorado como una Concha más. En ese momento éramos favoritos por las regatas anteriores".

Finalmente Orio fue el vencedor de aquella bandera y Altxerri completaba su colección de diez Conchas. Había debutado en la regata donostiarra en 1954 como remero, pero no ganaría sus dos primeros trapos hasta las ediciones de 1955 y 1959. Junto a más oriotarras, ganó con Aginaga su tercera Concha como remero en 1960. De nuevo con Orio y ya como patrón, se llevó las banderas de 1970, 1971, 1972, 1974, 1975 y la anteriormente descrita de 1983.

Jokin Amilibia coincidió con él tres temporadas en la trainera y reconoce su don como patrón: "Genio y figura. Destacaba por sus dotes de mando y su fuerza. Era un genio, de mucho carácter en el agua, pero siempre correcto. Y en tierra era imposible tener un problema personal con él. Era encantador y amable". Pero el impacto de Altxerri no se hacía notar solo en el bote. También trabajó para promover el remo en Tolosa y su comarca y puso su grano de arena en el proyecto de Mundaka.