"Soy un matemático frustrado"
donostia. Igor Makazaga ha vivido durante su larga trayectoria como remero y, ahora, como entrenador todo tipo de alegrías y tristezas en este deporte tan sacrificado. A sus 40 años, este reconocido apasionado de los números y la innovación en el remo, bogó durante 17 temporadas en las tostas de San Juan, el club que le vio nacer. Sin embargo, su oportunidad de ganar La Concha como entrenador le ha llegado con Orio, a quien ascendió el año pasado y evoluciona a pasos agigantados.
Tras el descenso de los amarillos, ¿cómo fue su fichaje por Orio? ¿Qué se encontró allí?
La verdad es que en 2011 acabé saturado, con ganas de descansar y mi decisión era la de quedarme en casa tras varios años entrenando a San Juan. Pero días más tarde se me presentó esta oportunidad y pese a la saturación personal que llevaba encima y aunque en un principio me encontré un equipo jodido, Orio es un club grande y tiene todas las posibilidades para un remero o entrenador. Era un reto personal. Además mi mujer e hijos son de Orio y eso también tiró. Pero lo que más me animó fue que tenía ante mí la posibilidad de demostrar o no si era capaz de hacer algo bonito con el equipo más importante del remo.
¿Qué tal se ha sentido en estos dos años que lleva Orio?
Dentro del club me he sentido siempre muy valorado y eso es lo que me ha dado siempre equilibrio. No ha sido nada difícil, porque me he encontrado mucho más apoyo del que igual la gente pueda esperar. Ellos habían visto mi trayectoria en San Juan, que fue ascender y asentar al equipo en tanda de honor, me pedían que hiciera lo mismo aquí. Lo hemos logrado y todos me agradecen el trabajo que estoy haciendo.
¿Nota una presión especial por no ser oriotarra de nacimiento?
Ninguna. Ya llevo doce años viviendo en Orio, me han acogido muy bien y me siento querido por la afición. Además, en este club la presión primero te la pones tú mismo, porque estás ante el mejor equipo. Sabes que tienes que dar la vuelta a la situación y ponerlo arriba que es lo que merece. La máxima presión es la que te pones tú a ti mismo.
¿Se ha imaginado ya con la bandera en sus manos? ¿Qué sensación supondría para usted?
Siempre se sueña, pero me quito enseguida ese pensamiento de la cabeza. Me viene, pero lo expulso porque me descentra de mi día a día y de los quehaceres necesarios para conseguir el objetivo. Prefiero que sea la gente quien sueñe con ello y no yo, porque tienen todo el derecho. Nos hemos ganado en el agua el derecho a soñar. La verdad es que más que por mí, me gustaría que ganáramos porque sé que haría feliz a mucha gente.
Irakoitz le ha definido como "un musicólogo" y destacaba su minuciosidad.
Puedo confesar que hasta soy un poco paranoico. Cada año que pasa le metemos un decimal más a los cálculos. Yo me defino como matemático frustrado, porque intento llevar todo a los números. En el remo no podemos ir por corazonadas, si se tiene que acercar a algo es a la ciencia y por eso intento extrapolarlo todo a los números.
El amarillo volvió a inundar Donostia. ¿Qué le pide a la afición de cara al domingo?
Que disfruten, que sean los reyes de la fiesta. Es lo que se merecen tras dos años sin estar donde más quieren estar. La Concha es diferente, es incomparable y todos tenemos padres, abuelos que pasaron estos mismos tragos hace 30, 50 o 100 años.
Y de Pasaia, su pueblo, ¿qué echa de menos?
Si algo echo en falta de mi vida en Pasaia es no haber conservado el pequeño pisito que tenía en San Juan para ir de vez en cuando.
Hablando de viviendas, vive usted en el mismo edificio que otro famoso entrenador...
Sí, desde hace años vivimos en el mismo caserío que Joxean Olaskoaga, Aizperro. La mitad de la casa es de la familia de Joxean y la otra de mis suegros. Pero nunca nos ha dado por espiarnos (ríe).
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