Donostia. El segundo domingo de septiembre, las mujeres gallegas acostumbran a abandonar sus rías y se vienen a marisquear a Donostia, donde conocen el alto precio al que se cotizan sus Conchas. Así lo vienen haciendo de forma consecutiva durante cuatros años ya, en los que se dan tanta prisa en el agua, que para cuando nuestras remeras llegan por detrás, se encuentran la bahía esquilmada.

Las remeras de Galicia Rianxeira no madrugaron ayer. Salieron a faenar con cuatro segundos de retraso sobre Zumaia Kiroljokoa y uno de ventaja sobre Getaria-Tolosa, mientras Bizkaia acumulaba demasiado retraso. Las gallegas adelantaron a las zumaiarras en el primer largo, y en el segundo maniataron a la trainera mixta. Las preparadas por Javier Isasti y Ángel Larrañaga no encontraron el modo de salir de la jaula de la calle dos, donde sabían que era muy imposible de encontrar La Concha. Y cuando la creyeron ver, la perdieron de vista en la ciaboga, una maniobra que las ha penalizado mucho esta temporada, y que volvió a pesarles cuando en las últimas regatas parecía corregida.

Las entrenadas por Beni Silva no desperdiciaron la ocasión. Trataron de marcar territorio pronto, a 37 paladas por minuto. Con una mar bastante calma, Zumaia acusaba su falta de vatios y al tercer minuto, al salir del Aquarium, cedía dos segundos, con Getaria-Tolosa en medio.

Las patroneadas por Olatz Aldalur vivieron sus mejores momentos a partir de la isla, cuando la mar se enturbiaba pero tomaron la cabeza de la regata en un momento en el que parecía más propicio para sufrir por su calle que para ponerse en ventaja. Pero lograron lo segundo. A 150 metros de la ciaboga, distanciaban en dos segundos a Galicia y en cuatro a Zumaia, que estaba a punto de perder su pequeño colchón.

La ciaboga cambió el rumbo de las embarcaciones y también de la regata. Getaria-Tolosa, imponente de brankas, realizó una maniobra muy abierta y dilapidó la mínima renta con la que había enjugado las desventajas del primer día.

A partir de ahí, el parejo potencial de Galicia y Getaria-Tolosa lo desequilibraron las calles. La cuatro ayer era mejor que la dos para volver, y la cuadrilla de Laura Hermo solo necesitó un par de vagas para distanciarse en tres segundos, que se mantuvieron hasta el final, en un meritorio largo de las guipuzcoanas.

Por detrás, Zumaia no halló las olas que necesitaba para culminar el sueño, mientras Bizkaia se retrasaba palada a palada, lo que escocía en San Juan, que no se clasificó al trabarse con una cuerda de la baliza.

Sin embargo, la protesta no prosperó, dado que el reglamento de Donostia Kultura no es tan exigente con las chicas como con los chicos. En la regata femenina no hay plazos para tramitar las fichas, y estas pueden haber sido tramitadas con cualquier federación, como era el caso de Emily Jane Marín, con ficha por la Alicantina y el club de Altea.