Donostia. Posiblemente, la lucha por ganar la XXI Orioko Estropadak-XIV Ikurriña Inmobiliaria Orio tenga menor trascendencia que la dramática pugna que mantienen Orio Amenabar y Camargo por continuar la próxima temporada en la Liga San Miguel. Con la corona de la presente edición camino de Sestao, el duelo entre los anfitriones y los cántabros, marca una regata que avivará la mar.
Los partes meteorológicos anuncian para hoy olas de más de dos metros y medio, con lo que la habilidad de las tripulaciones y su sangre fría para que sus remadas no naufraguen, serán vitales para sobrevivir a una lucha incandescente que hoy vive su primer asalto (18.00 horas, ETB-1), y mañana al mediodía en Castro, el segundo y definitivo. Según avance la tarde -la pleamar es a las cuatro de la tarde-, la corriente del Oria en su desembocadura también puede tener su incidencia en la ciaboga de tierra.
Orio y Camargo ocupan las dos últimas plazas de la general, con un solo punto de renta para los aguiluchos. En principio, la undécima posición conlleva disputar el play-off de permanencia, y la duodécima, el descenso directo.
Sin embargo, a raíz del procedimiento disciplinario abierto a Urdaibai, que en el peor de los casos podría desencadenar la exclusión de los bermeotarras, la ACT confirmó ayer que los dos clubes disputarán el play-off, aunque si finalmente Urdaibai continúa en la asociación, la última trainera clasificada bajará a la ARC-1 independientemente del resultado del play-off. Del mismo modo, si la Bou Bizkaia es expulsada una vez concluya el proceso judicial que sigue la Operación Estrobo, el penúltimo mantendrá la categoría sin tener en cuenta su papel en el play-off que tendrá lugar el 17 y 18 de septiembre en Bermeo y Portugalete.
Con el apoyo de su afición, que animará en kalejira desde tierra el calentamiento de la Mirotza, los aguiluchos afrontan hoy la que es, seguramente, la regata más angustiosa de su centenaria y laureada historia, aunque el club se fundara en 1965. Es fácil decirlo y complicado lograrlo, pero no queda otra que hacerlo. Hay mucho más en juego que una simple bandera. Los remeros deben despojarse del pasado, de las casi trescientas victorias de sus antecesores, incluidos 31 triunfos en la Bandera de La Concha. Lejos de empujar, el palmarés pesa, y hoy hay que dejarlo en las vitrinas y trasladar al agua la confianza de que no van a perder la categoría. De otra forma, será más difícil, pues la moral aguilucha ha cristalizado, y al menor inconveniente, se resquebraja.
Pese a la renta de un punto de la Mirotza sobre la Virgen del Carmen, muchos ven la botella medio vacía, pues Camargo ha recortado diez puntos en las últimas cinco regatas, siete de ellos el pasado fin de semana. Solo en la segunda jornada de Zarautz acabó Orio por delante de los cántabros, aunque únicamente lo logró por unas centésimas.
La igualdad es extrema, porque en los enfrentamientos directos, cada tripulación ha cosechado siete victorias. En agosto, el parcial es de uno a cinco para los camargueses. Pero, insisten en Orio, el pasado es pasado. Solo cuenta lo que suceda hoy y mañana. En caso de igualdad a puntos y victorias entre sí, la peor clasificada en Castro acabará la liga última. Las cuentas son claras.
La 'Libia', a por la octava plaza También son evidentes en lo concerniente a la pelea por la octava plaza entre San Pedro y Castro. En principio, los siete puntos favorables a la Libia -que ya fue octava en 2010 por delante de Hondarribia y Kaiku- parecen suficientes a nada que los morados realicen una regata normal hoy o mañana. El premio es el último billete para poder remar en Bermeo y Portugalete, y no correr el riesgo de tener que despedir la temporada en la clasificatoria de La Concha o, ya lo firmaría más de un entrenador, en la segunda jornada de la cita donostiarra.
Con todas las reservas a cinco días de la clasificatoria de La Concha, todo hace indicar que la bandera se rifará en la tanda de honor. Entre ellas, Kaiku (7), Urdaibai (5) y Hondarribia (2) se han repartido las victorias en juego. San Juan tratará de estrenarse llevándose bien con las olas, como saben. Orio necesitará conjurarse con ellas.