Donostia. Son evidentes los derroteros que ha tomado el remo, donde conviven deportistas profesionales -aún los menos- y los remeros de siempre, los que se montan a la trainera tras sus ocho o diez horas diarias de trabajo y no reciben más recompensa que la satisfacción propia y la del pueblo al que representan, más una pequeña retribución en forma de alguna prima y el habitual reparto de premios a final del año. Una pizca de euros en algunos casos.

Hoy, con dinero, se puede llegar a la elite del remo más pronto que tarde. El caso de Kaiku es claro. O el de Portugalete, que ha invertido para llegar a lo más alto este mismo año. La fórmula es muy respetable, siempre y cuando los clubes no se endeuden, porque los clubes de remo no tienen ni mucho menos el respaldo social y estructural que los de fútbol.

Para regular esta situación y, del mismo modo, procurar que las traineras se nutran de remeros de su pueblo o comarca y los colores que identifican a las tripulaciones sean algo más que eso, simples colores, la ACT introdujo en su reglamentación la figura de remeros propios. Un remero es propiedad de un club si lleva en él tres años consecutivos. Hasta este año, también lo era aquel bogador que tramitó su primera ficha con una determinada entidad, una condición que ahora la cumplen la nueva figura de los canteranos.

Así, en las citas ACT, cada club seguirá alineando siete propios, pero dos de ellos deben ser canteranos. En 2012 serán tres y en 2013, cuatro. La medida disgusta a unos, los que hablan de una liga devaluada al tener que dejar unos vatios en tierra; y satisface a otros, los que hacen de la cantera su razón de ser. También hay quien lamenta la alta cotización que adquiere alguno de sus propios: los que marcan la diferencia.

Este año, la normativa afecta sobre todo a Urdaibai, que tiene nueve propios (tres de ellos canteranos); y a los tres que tienen diez propios: Astillero (5 canteranos), Pedreña (6) y Camargo (6). Por el contrario, Kaiku, que en 2010 sufrió con el requisito, ahora posee trece propios.