CUALQUIER resultado que no sea la bandera para Kaiku o Urdaibai se cotizará muy alto en las apuestas del próximo domingo. Las dos traineras vizcainas hicieron ayer buenos los pronósticos pero, por suerte para el aficionado, no fueron capaces de sentenciar. La ventaja de los verdinegros (1.42 segundos) es mínima y más cuando para la segunda jornada se espera que haya algo de mar, así que el sorteo de calles puede acercar el cielo a Sestao o Bermeo.

¿Y quizá hasta Pasai Donibane? Complicado. Mucho. San Juan, muy crecida, completó ayer otra gran regata. Lo pasó mal en los metros previos y posteriores a la ciaboga, pero se rehizo y ahí está. A sólo 9.98 de Kaiku y 8.56 de Bermeo. No son diferencias insalvables, pero remontar a dos embarcaciones, y más del calibre de las vizcainas, entraría en el capítulo de proezas históricas.

La principal derrotada fue Orio, damnificada ya tras el sorteo de calles, y más cuando el viento entorpeció menos a la primera tanda, aunque en la bahía benefició a los de la segunda. Los aguiluchos nunca entregaron la cuchara y, con una soberbia reacción, encontraron el premio de la tanda de honor. Su desventaja de 18.24 segundos nunca ha sido remontada en La Concha, y los oriotarras afrontarán la segunda jornada en una cuarta plaza siempre incómoda y amenazada por las integrantes de la primera tanda.

Pedreña, Astillero y Hondarribia tienen aún una mínima opción, que pasaría por un cambio radical en las condiciones de la mar y el viento de la primera a la segunda tanda del próximo domingo. Es muy difícil, pero ya se dio, por ejemplo, en 2005.

La Bandera de La Concha confirmó la enorme y creciente igualdad que existe entre las traineras de la ACT. Nunca antes las siete primeras habían estado en sólo 22 segundos. La Donostiarra, más lejos, mejorará sus últimas actuaciones a nada que el domingo rinda a un nivel similar.

Las cuatro primeras clasificadas ayer fueron las mismas que en la clasificatoria. Lástima que no compartieran tanda, porque el espectáculo habría sido mayor y, además, se daría un mayor sentido a la regata que eliminó a Castro y San Pedro. La baja castreña se notó entre el público, no así la de los morados.