Donostia. Aún hay vida. Ninguna embarcación finiquitó ayer la Bandera de La Concha. Su mástil sigue en pie. Al alcance de la todopoderosa tripulación que colecciona campeonatos y de la líder de la Liga San Miguel. A mano de Kaiku y Urdaibai, con permiso de San Juan, la gran revelación de la temporada. La primera jornada de la regata donostiarra no sentenció la regata, pues sólo hubo 1.45 segundos entre la Bizkaitarra y la Bou Bizkaia, que en la txanpa final amortiguó el fuerte golpe que los sestaoarras dieron en la primera tanda. Los sanjuandarras acabaron a 9.98, una diferencia muy complicada de enjugar. Entre ellos se rifarán la gloria el próximo domingo, pues Orio, que se coló en la tanda de honor in extremis, por tan sólo 28 centésimas respecto a Pedreña, se encuentra a 18.24. Una diferencia que nunca se ha remontado en La Concha, y menos ante tres botes.

Tras su tercer puesto en la clasificatoria, Kaiku volvió a enfilar su proa hacia el triunfo... al menos en la jornada de ayer. Los entrenados por José Luis Korta resultaron favorecidos por el sorteo de calles, pues les tocó la tres, la mejor ayer junto a la dos, por la que bogó San Juan. El beneficio vino más por la dirección del viento, no demasiado intenso y del sureste, que por las condiciones de la mar, calma y similar para todas las tripulaciones.

La Bizkaitarra, fiel a su estilo, salió a romper. Con el viento de popa, los sestaoarras se plantaron a la altura de la isla sin bajar de 40 paladas por minuto, y abrieron dos segundos sobre San Juan, cuatro sobre Astillero y doce sobre la Donostiarra. Sin embargo, los de Igor Makazaga -que pudo remar pese a la lesión lumbar sufrida la víspera- asentaron su remada y aguantaron el chaparrón verdinegro. A falta de mil metros, sólo cedían tres segundos, pero a partir de ahí sufrieron su peor momento, y Astillero se les echó encima justo antes de virar, a ocho segundos de Kaiku, que parecía a punto de hacer saltar por los aires la regata.

La pájara sanjuandarra perduró durante la ciaboga y los cien primeros metros de vuelta. De pronto, se vieron a once segundos de Kaiku y a uno de Astillero. La Donostiarra se defendía con dignidad, pero lejos. El viento del este fuera de la bahía llevó a los patrones a enfilar sus botes a estribor. La apisonadora de Sestao empezó a carburar, y Astillero y San Juan respondieron. Cántabros y sanjuandarras libraron un fenomenal pulso que sólo languideció en los cuatro minutos finales, cuando la San José XIV dejó la calle 5, mientras los pasaitarras lanzaron el lazo a la Bizkaitarra y rebajaron un segundo.

Urdaibai, excelente Para la segunda tanda, el viento se deshizo de su componente sur. Pasó a ser del este, con leves ráfagas del nordeste, lo que endureció el largo de ida y enmarañó algo la mar. Consciente del hándicap y del tiempo de Kaiku, Urdaibai salió desbocada por la calle dos. En la isla, distanciaba en dos segundos a Orio, en tres a Hondarribia y en cuatro a Pedreña. La Ama Guadalupekoa perdió sus opciones cuando su calle uno, la misma que en 2009, se quedó sin el resguardo de tierra.

A mitad de largo, la Bou Bizkaia metía un bote ya a la Mirotza, aunque el GPS la situaba a seis de la Bizkaitarra. Hondarribia, que persistió por la hipotética calle cero, se quedó a nueve segundos. Orio se fue al otro extremo y la rebasó Pedreña casi ya en la baliza.

Al volver, Urdaibai fue calcando los parciales de Kaiku, que mantenía los seis segundos. Orio sufrió al no tener casi margen por su calle cuatro para hacer lo que pedía el viento: tender a estribor, algo que sí hizo el resto. Los de Joxean Olaskoaga llegaron a ceder cuatro segundos a la Marina de Cudeyo, y los de Mikel Orbañanos se les echaron casi encima. Como ha sucedido otras veces, los aguiluchos titubearon al verse detrás, pero apelaron a su orgullo en la recta final.

Al paso por Santa Clara, ya perdían 18 segundos respecto a Urdaibai y tres a Pedreña. Los vizcainos seguían a dos traineras de Kaiku, pero, ya en la bahía, la mar, una piscina, y el aire favorable les tendieron unas tijeras con las que fueron recortando décimas a la Bizkaitarra, hasta dejar su desventaja en sólo 1.42 y la bandera, en el aire.

Por detrás, Orio reaccionó cuando vio todo perdido, como cuando resucitó en Castro en la Liga San Miguel, y en los últimos doscientos metros remontó a Pedreña para encrustarse en la tanda de honor, aunque lejos de una bandera que Bizkaia ya ve de color rosa. ¿Será el de San Juan?