La Real se presenta en Elche persiguiendo sueños de grandeza. El equipo realista es plenamente consciente de que necesitaba los triunfos ante Sevilla y Athletic para alejarse de los puestos de descenso que, aparentemente y sobre el papel, no le corresponden por la calidad y el nivel de su plantilla. Cuando te metes en un agujero negro o en un lío tan gordo que te llevan a las catacumbas de la tabla, lo primero y lo único que esperas es salir cuanto antes de abajo para intentar mirar hacia arriba y dejar de consultar agobiado tu retrovisor. Dicho y hecho. Ahora los blanquiazules buscan su primer triunfo a domicilio siete meses después, un dato que les pone en evidencia y que les condenó a quedarse sin entrar en Europa y a pasar más apuros de los que preveía hasta el más agorero con el cambio de entrenador.
Los realistas están obligados a explorar y conquistar nuevos territorios si pretenden aspirar a metas ilusionantes. Si no, cada vez que se presenten en Anoeta, deberán sumar los tres puntos para evitar regresar a situaciones comprometidas en las que nadie esperaba que fueran a aparecer. Y cada vez será más complicado, porque hay muchos jugadores que no saben lo que es estar ahí abajo y que les pesen las piernas y la responsabilidad. Y eso lo reconocen desde el propio vestuario…
Barrenetxea, baja
Sergio no va a poder contar con Barrene, que se suma a las bajas de Yangel Herrera, Orri Óskarsson y Jon Karrikaburu. Que no es poco. Finalmente ha recuperado a Zakharyan que, junto al potrillo Álex Marchal, serán los extremos suplentes. En principio el técnico recurrirá a su buscado y encontrado once de gala. La única novedad respecto a la alineación que se impuso en el derbi de la semana pasada será la obligada entrada de Take Kubo por Barrenetxea. El japonés continúa siendo todavía uno de los grandes esperados para alzar el vuelo definitivamente.
Enfrente un Elche que atraviesa un bache pero que sigue siendo considerado el equipo revelación de la Liga. Solo un punto sumado de los últimos doce. En la delantera destaca el exrealista André Silva, que anotó cuatro goles en la temporada de Champions con la elástica txuri-urdin, y que ya los ha igualado en once partidos con la camiseta ilicitana.
Rafa Mir y Álvaro, los otros puntas, también son referenciales y de primer nivel. Pero no es un conjunto de nombre y sí una obra de entrenador que ha demostrado que sin tantos futbolistas de primer nivel también se puede hacer un gran fútbol.