Decía Take Kubo, en su buena rueda de prensa del martes en la que reivindicó con razón su indiscutible compromiso con su club, que echaba de menos competir en Europa: “Me gustaría jugar los partidos entre semana porque a mí me gusta mucho el fútbol, pero me aburro un poco viéndolo en el sofá. Cuanto antes vuelva la Real a la dinámica de tres partidos entre semana, mejor”. Si en jornadas anteriores lo que nos llamaba poderosamente la atención era el papel que estaban completando exrealistas repartidos por el continente, esta semana, con los pobres resultados y las flojas imágenes de los equipos de la Liga en Champions, ha sido imposible no rememorar el increíble papel que firmó en la competición la Real en la campaña 2023-24. Partidos, juego, victorias y clasificación como primera memorables en un grupo de primer nivel con Inter, Benfica y Salzburgo. Aunque a alguno no le guste reconocerlo, la Real tocó techo en esos octavos ante el todopoderoso PSG. Pero bueno, que nos quiten lo bailado, que no había visto Anoeta como cuando marcó el gol Gorrotxategi –que un doctor me ha recetado que lo vea mínimo una vez al día– desde que Barrenetxea puso patas arriba a su parroquia con su tercer tanto al Benfica. Conclusión: nada de que cualquier tiempo pasado fue mejor, porque siempre estará por ver y más en un club como el nuestro, pero ¡lo que hemos disfrutado! Me comunican por línea interna un aviso exclusivo y urgente para el planeta de los ofendiditos: estamos hablando única y exclusivamente de la Real, de lo nuestro, no sois el centro del mundo, la vida no gira en torno a vosotros, ni comparamos ni nos centramos en las trayectorias de ningún equipo actual de Champions en particular. Hablamos única y exclusivamente de aquella gloriosa Real sin pretender herir más sensibilidades que la nuestra ya que en pocos meses hemos pasado a aparecer en barrios incómodos de la clasificación que creíamos tener olvidados.
Javi Prendes
Me voy a remontar más en el tiempo y voy a retroceder hasta la semana anterior, cuando se celebró la primera ronda de los primeras en la Copa del Rey. Equipos de elite contra rivales amateurs que siempre dejan anécdotas y declaraciones que no tienen desperdicio. Sin duda la ganadora en esta ocasión fue la comparecencia del técnico del Puerto de Vega, Javi Prendes, tras caer en Copa ante el Celta. Sus palabras no tuvieron desperdicio y sí mucha razón. Todo comenzó cuando le preguntaron sobre Giráldez, técnico del club olívico: “Viene del barro (sobre Giráldez), viene de Primera Juvenil, viene del Porriño, viene del Celta B, entrenadores que me gustan y que realmente vienen de la nada y hacen. Aquí mirar, y que os quede muy claro a todo el mundo, en este puto país entrena quien conoce a un presidente, por méritos propios nadie asciende y se tenía que ascender por méritos propio”.
Y fue más allá con su denuncia: “Pasa aquí en España. Esto en Alemania o Inglaterra no pasa. Méritos propios, es lo que hay que hacer y no me callo. Hiciste los deberes, subes, asciendes. No los hiciste, desciendes. Estoy seguro que por mucho que haga yo o suba el Puerto Vega no me llama nadie. Así nos va. Proletariado, trabajadores, y el que consiga las cosas, que ascienda”.
La cosa iba bien hasta que patinó un poco: “Digo lo que siento y lo que veo. Estamos en un país democrático, cada uno se puede expresar. Es algo reivindicativo que se tiene que decir bien alto. Cuánta gente hizo méritos por ascender y no le dieron nunca una oportunidad… Si voy a un puticlub a la una de la mañana y firmo un contrato, ahí sí te dan la oportunidad, el que conozca a cualquiera, entrena. Ojalá me escuche mucha gente. A ver si tenéis cojones a ponerlo para todo el mundo. Estoy seguro que hay gente que no se merece entrenar en categorías superiores y lo hacen porque conocen a presidentes”.
Eder Sarabia
Los que me conocen bien saben que el apellido Sarabia no es santo de mi devoción. Afortunadamente Movistar ha tenido a bien librarnos de los comentarios de aquel futbolista que recogió el balón de la red corriendo tras anotar el 2-1 en Atotxa en el partido del segundo título y que era incapaz de disimular su animadversión para con la Real.
El técnico del Elche, su hijo Eder, es un poco sobradete, como buen bilbaino. No hay más que escuchar algunas de sus declaraciones: “En cada club, hay agoreros. Pero la realidad es que la mayoría de la afición del Elche está encantada e ilusionadísima con el equipo. Vienen no sólo a ver ganar a su equipo, también a disfrutar de lo que hacemos. Ahora mismo el Elche es una referencia a nivel mundial en la manera de jugar al fútbol”. No me explico la necesidad que tiene esta gente de elevar todo a categoría planetaria, pero la verdad es que me gusta como entrenador y también me gusta como persona. Y él no ha sido un enchufado al uso. Puede que su apellido le ayudara a quemar categorías, que el pobre Prendes no consigue superar, pero luego se ha tenido que hacer a sí mismo. Llegó al Barcelona como segundo de Setién y las estrellas azulgrana recelaban de su presencia porque el desconocido este les gritaba mucho. Pobrecitos, que les gritan… Luego ya comenzó a volar solo y lo hizo desde Andorra, que no tiene mucho de tradición futbolística y el año pasado, una mañana que estaba solo en casa, vi una eliminatoria de Copa Elche-Las Palmas en el que los locales les dieron un baile escandaloso para terminar imponiéndose por un contundente 4-0 que incluso fue corto para sus merecimientos.
Es un técnico valiente, con las ideas claras, un estilo muy parecido al que hemos desarrollado aquí y un bloque muy sólido a pesar de que no cuenta con muchos nombre destacados ni reconocidos. Aparte de André Silva, de cuyo nombre no quiero acordarme y que en octubre ha igualado los cuatro goles que marcó con la txuri-urdin, está brillando por ejemplo Germán Valera, uno de los refuerzos para el Sanse de Xabi Alonso que no cuajaron y que no evitaron su descenso.
Sergio Francisco
Creo que llegados a este punto, una vez superado el escollo de estar obligado a sumar los seis puntos en casa ante Sevilla y Athletic y de que Sergio haya elevado su status a la categoría de superviviente, ha llegado la hora de dejarle más tranquilo y de hablar menos de su trabajo. Está claro que no puede bajar la guardia, porque en el club algunos recelan de lo mal que han visto, pero se ha ganado el bonus de poder trabajar con una relativa tranquilidad. Tenemos que sentirnos orgullosos, porque en la Real funciona la meritocracia y no tienes que ser amigo del presidente para alcanzar el primer equipo (bueno, para muchas otras cosas sí). Subes la escalera si consigues formar y buenos registros. Lo decía Aperribay cuando parecía estar como loco con su entrenador: “Nadie ha conseguido mejores resultados en Zubieta”. Ahora bien, coges el once tipo de la Real y, a pesar de las bajas, está plagado de muy buenos futbolistas que, en parte con su ayuda, parecen ir poco a poco acercándose a su mejor nivel. Fuera del descenso, con el bidón gigante de gasolina que proporciona el derbi, ha llegado el momento de ganar fuera y de comprobar de verdad la idea de juego que tiene Sergio. Que despliegue todo su tan cacareado repertorio camaleónico y nos confirme si este año vamos a ir a por rolex o a por setas. Yo estoy encantado con que haya logrado bajar del cadalso con la cabeza sobre sus hombros y que esta no haya acabado como la de otro cualquiera en el cesto de la guillotina. ¡A por ellos!