En los últimos años, en tiempos de bonanza, era muy habitual que a los pocos minutos de la mayoría de los encuentros el aficionado de la Real tuviese la sensación de que iba a ser complicado que a su equipo se le escaparan los tres puntos. Lo lógico era que ganase y lo peor de todo es que lo acabamos asumiendo como si fuese algo normal. Ese fue uno de los grandes errores. La historia del club advierte de que es cíclica y que los buenos momentos no son para siempre. Que hay muchos lunes tristes en la Real. Tenga el nivel, el nombre y el precio que tenga la plantilla. 

De la crisis que padece el equipo se puede echar la culpa al presidente, por sus injerencias, al director deportivo, por sus elecciones, a su entrenador, por sus decisiones, pero hay un dato que pone en evidencia y apunta directamente y es que con el 1-1 de Vigo ya son 38 los encuentros seguidos en los que la Real ha ido con el marcador en contra sin que haya logrado remontar. Una estadística que debería sonrojar a unos jugadores que están demostrando una falta de carácter, personalidad y amor propio terrible porque no es normal que, con la calidad que ha tenido este plantel en las dos últimas campañas, no haya logrado voltear el marcador. 

Hace año y medio

La última vez que la Real Sociedad le dio la vuelta a un marcador fue el 9 de marzo de 2024 contra el Granada. Han pasado ya más de 19 meses. Sobrecogedor. Desde aquel día, los realistas solo han remontado un resultado en dos ocasiones, frente al Almería el 14 de abril de 2024 y contra el Villarreal el 20 de abril de 2025 (ambos acabaron 2-2), aunque después vio cómo sus rivales acababan empatando.

La situación se agravó sobremanera el pasado curso y pasó de lo que parecía una casualidad a ser un problema muy importante. De los 57 duelos que disputó el conjunto donostiarra en todas las competiciones, se puso por debajo en el marcador en 26 de ellos. Los números son fríos y tozudos y certifican que los donostiarras solo fueron capaces de llegar a igualar cinco de los citados 26 partidos. Y, de entre esos cinco, cuatro terminaron en tablas y el otro en derrota. Como se imaginarán, en los 21 choques restantes los blanquiazules se marcharon de vacío. Sangrante.

Esta temporada Lo malo es que con Sergio Francisco la cosa tampoco ha mejorado esta temporada e incluso está yendo a peor. La Real ya se ha visto por debajo en el marcador en siete de esos nueve duelos que ha disputado hasta la fecha. En solo tres ha conseguido sumar, ante Valencia, Espanyol y en Balaídos. Lo malo es que este domingo, con la Real colista, en una situación de máxima urgencia y necesidad, y después de quedarse con un jugador más por la expulsión del Starfelt en el último minuto de la primera parte con el 1-0 en el marcador, parecía la situación propicia para sellar por fin una remontada, acabar con la sonrojante racha y ahuyentar viejos fantasmas. 

Frustración

El tanto de Oyarzabal al inicio de la segunda mitad que se anuló por una oreja hubiese puesto las cosas mucho más accesibles a la Real, que, sin embargo, solo pudo salvar un punto con el cabezazo de Carlos Soler en el minuto 88. Por lo que la leyenda continúa y algo que se repite en tantas ocasiones a los que de verdad pone en evidencia es a los futbolistas, por su falta de competitividad, y certifica que son demasiadas veces ya las que ha demostrado tener mandíbula de cristal.

Hay pocas cosas más frustrantes que un equipo no demuestre ser capaz de tener las ideas claras, una convicción enorme en sus posibilidades y una fe inquebrantable en que, a pesar de que ha sufrido un revés, está preparado para reaccionar y levantarse de la lona. Esta es la Real de hoy en día.