La Real Sociedad cayó derrotada este viernes en Anoeta contra el Girona (1-2), en un partido con dos períodos muy distintos en clave txuri-urdin. En el primero pudo verse una buen versión de la escuadra guipuzcoana, que basó entonces su superioridad en la capacidad para ajustarse en defensa y en la amenaza ofensiva al espacio. Tras el descanso, sin embargo, ambas fortalezas tácticas desaparecieron, algo que afectó en lo mental a un equipo falto de confianza tras los resultados previos. El cóctel resultante permitió remontar a un rival que, todo sea dicho, mejoró sus prestaciones después del intermedio.
1- Bien con el balón
Los primeros minutos del partido nos permitieron ver una muy buena versión txuri-urdin con balón. Los de Sergio Francisco se mostraron muy conscientes del modo en que el Girona se lanzaba a presionar arriba: el cuadro catalán adoptaba una especie de 4-1-3-2 cuyo rombo medular basculaba hacia el lado del esférico. Y la Real supo cómo burlar ese entramado, saliendo desde atrás a través de los laterales o incluso filtrando balones interiores con destino a hombres libres.
La Real también estuvo hábil durante la primera fase del encuentro a la hora de detectar esos momentos en los que el Girona daba un pasito atrás y se ordenaba ya mediante un 4-4-2 convencional. Los txuri-urdin supieron moverse para terminar haciendo buena su teórica superioridad numérica por dentro (Gorrotxa, Soler y Brais contra Iván Martín y Witsel), al conectar entre líneas con el centrocampista eibartarra, quien podía jugar de cara.
2- Presión ajustada
En cualquier caso, el buen primer tiempo de la Real no respondió únicamente a ese positivo arranque con balón. Conforme fueron pasando los minutos, el Girona logró asentar en mayor medida sus posesiones con secuencias de pase más largas. Y ahí los txuri-urdin pudieron ajustarse bien en defensa ante un movimiento clásico por parte del cuadro catalán: la incursión a la medular de Arnau Martínez desde el lateral derecho. Con marcas bien definidas y agresividad en los duelos, el equipo de Sergio Francisco hizo daño a su adversario robando el balón y lanzando en profundidad a un Guedes punzante en la punta del ataque.
3- Sin profundidad
Durante el descanso se produjeron dos cambios importantes, uno en cada bando. Y, como consecuencia de ambas variantes, el partido se adentró en la segunda parte en una fase muy distinta. Para empezar, la sustitución obligada de Barrenetxea llevó al entrenador a apostar por Karrikaburu en la delantera y a escorar a la izquierda a un Guedes igualmente tocado en lo físico, tras sufrir un golpe. El nuevo ataque txuri-urdin resultó muchísimo menos amenazante al espacio, lo que deparó un encuentro de una sola dirección: cuando los txuri-urdin robaban el balón, lo perdían rápido, al no poder estirarse como lo habían hecho en la primera mitad.
4- Sin referencias
Al quedarse la Real sin su amenaza ofensiva al espacio, el Girona comenzó a robar el balón con mayor asiduidad. Eso para empezar. Y, además, las posesiones catalanas resultaron más dañinas en la segunda parte que en la primera. También por obligación (Vanat estaba enfermo), Míchel cambió de delantero centro, y pasó de un punta más referencial como el ucraniano a otro sumamente móvil y dinámico como Joel Roca. Las características de este contagiaron a un colectivo cuyas piezas comenzaron a bailar sobre el césped, sin ubicaciones fijas. Y los futbolistas de la Real, sin marcas tan evidentes como antes del descanso, empezaron a su vez a perseguir sombras amarillas.
Más allá de que los dos goles del Girona llegaron como consecuencia de dos acciones evitables y aisladas del contexto analizado, todo lo visto sí contribuyó a que la tendencia del partido cambiara por completo durante la segunda parte, y también a que la Real fuera acreditando sobre la marcha una progresiva pérdida de confianza que pudo derivar en los errores de ambas dianas. El gol de Moleiro (2-3 del Villarreal) en Anoeta hace quince días supuso un punto de inflexión en la temporada txuri-urdin: la trayectoria ascendente previa ha pasado a descendente, por mucho que el partido de este viernes incluyera también sus fases positivas en clave txuri-urdin.