Jokin Aperribay se ha cansado de hablar del nuevo libro que está escribiendo la Real Sociedad. El presidente quizá se precipitó al dar carpetazo a la anterior novela por fascículos de éxito liderada por Imanol, ya que en realidad el cambio radical y brutal va a producirse este verano. Es cierto que todos presagiábamos que no iba a ser lo mismo sin dos miembros de la guardia pretoriana del oriotarra, como eran Robin Le Normand y Mikel Merino. Probablemente, además, los dos soldados más físicos, tanto por estatura como por fortaleza. Pero, aunque se quedó sin laureles por primera vez con ese cuerpo técnico, la realidad refleja que lo sucedido la temporada pasada no fue más que una continuación a la edición que se venía elaborando desde que en 2018 tomó las riendas por primera vez del equipo.
Nuevo libro
Ahora se van el director de fútbol, Roberto Olabe, que anunció su marcha de forma casi precipitada y acelerada a finales de enero, el entrenador, que esperó casi hasta junio, en una decisión que no ayudó en nada a nadie, y quizá aún quede lo peor, con la salida segura de Martin Zubimendi, el faro del juego txuri-urdin desde la segunda temporada. Y puede no ser el único de los intocables que se marche, ya que, a pesar de que Erik Bretos y Aperribay defendieron que nadie les había pedido salir, más de uno y sus entornos están enredando bastante con una posible marcha.
Uno de los que se está mostrando más sincero es Álex Remiro. El meta viene reconociendo que su intención es seguir, pero que le gustaría ver su valor en el marcado, el posible interés de otros clubes y, sobre todo, la ambición que demuestra el club en la planificación de la próxima temporada. Respetable, por supuesto, aunque a nadie se le escapa que su salida supondría un obús en la línea de flotación del futuro inminente del equipo.
Zubimendi y Remiro
Si se confirman las fugas de Zubimendi y de Remiro, los más nostálgicos pueden echar cuentas para darse cuenta de que del once que ganó la Copa el 3 de abril ya solo quedarían Zubeldia y Oyarzabal. Los dos irreductibles e inmortales que aterrizaron en el primer equipo en la pretemporada de David Moyes después de haberse proclamado campeones con el equipo juvenil de División de Honor y que, curiosamente, se quedaron sin acudir a Grecia con los de su generación que se proclamaron reyes de Europa. Luego, gracias a los méritos contraídos de txuri-urdin, ambos sí celebraron el triunfo en el Europeo Sub’21 de Italia en 2019 y Oyarzabal ha acabado siendo el segundo más destacado de su promoción, después del vigente balón de oro, Rodri.
Sería injusto no recordar que, aunque su participación fue mínima, también jugaron Aritz y Barrenetxea. Además de que Aihen estuvo en el banquillo. Pero la Real se puede encontrar con un serio problema de experiencia la temporada que viene, lo que incluso podría marcar su apuesta en la planificación. Sobre todo en materia de fichajes. Si la temporada pasada la dirección deportiva se centró más en el rendimiento a medio-largo plazo, pese a que Bretos defendió que no había sido del todo así, hay varias cuestiones a tener en cuenta. Una de ellas que los fichajes de Olabe para el anterior curso, Sucic, Javi López y Sergio Gómez, deberían subir su nivel. Y otra que, en esa búsqueda de talento no explotado aún en Zubieta, lo que seguro que se van a topar es con la inexperiencia de muchos jugadores llamados a multiplicar su protagonismo. No hay que olvidar que, por ejemplo, Gorrotxategi y Goti no han debutado en Primera. O que Karrikaburu solo ha disputado ocho encuentros en la elite. Urko, gracias a su cesión en el Espanyol, ya está en 30, aunque con la Real solo hayan sido trece. Olasagasti está en 39 choques, de los que ha sido titular en nueve, y Turrientes, en 64, de lo que ha arrancado de inicio la mitad. Pablo Marín alcanzó los 23, catorce desde el comienzo.
La elite no perdona
Pero no solo ellos. Zakharyan viene de un año casi en blanco después de haber competido en 40 duelos en el primero; y Óskarsson, que probablemente se va encontrar con bastante más competencia el curso que viene, se ha quedado en su estreno en 23, con solo nueve titularidades. Eso sin incluir al resto de canteranos que puede subir el nuevo técnico. En definitiva, la elite no perdona y son muchos los que van a tener que dar otro paso adelante. Probablemente de ello dependa que el año de debut de Sergio Francisco sea un éxito...
Esto puede condicionar por lo tanto el perfil de los fichajes, puesto que, esta vez, se van a encontrar con posiciones sin dueño fijo como sucedía el verano pasado.