Que Jagoba Arrasate cayó de pie en Mallorca es algo que la Real Sociedad conoce desde hace meses, de primera mano además. El pasado 17 de septiembre, cuando la temporada no había hecho más que empezar, los txuri-urdin visitaron Son Moix y perdieron 1-0 ante una muy sólida versión del conjunto balear, inmerso entonces en un sobresaliente comienzo de curso. Gracias a su trayectoria inicial, los bermellones consiguieron alcanzar el parón navideño con 30 puntos en los 19 partidos de una primera vuelta que ellos cerraron antes que el resto, debido a su participación en la Supercopa. Y aquella cifra, que proyectaba lo que proyectaba a final de campaña, disparó la ilusión europea en la isla. Sin embargo, si los turrones tuvieron en Palma un sabor muy dulce, el posterior roscón de Reyes se indigestaría sobremanera, al caer el Mallorca de la Copa el 3 de enero en Pontevedra. Aquella fría noche, un rival de Segunda RFEF (cuarta categoría) le endosó un rotundo 3-0.
Un extraño relevo
Los de Arrasate estuvieron fatal en tierras gallegas. Pero en el fútbol los accidentes suceden. Y tampoco tocó sacar excesivas conclusiones unos días después cuando, en Arabia, el conjunto balear perdió las semifinales de la Supercopa contra el Real Madrid. Sí que resultaron letales, mientras, los dos golpes posteriores recibidos por el Mallorca, ya de vuelta en la Liga. Tras casi un mes sin jugar en el campeonato doméstico, los bermellones visitaron al Villarreal el 20 de enero, recibiendo cuatro goles en ocho minutos (marcador final de 4-0). Y en la siguiente jornada perdieron en Son Moix frente al Betis al marcar Bakambu en el 96’. Fueron varapalos complicados de encajar.
Dos rachas en una
Resulta curioso. Por un lado, las cifras globales del Mallorca durante el presente 2025 resultan muy negativas: trece partidos jugados, dos ganados, cuatro empatados y hasta siete perdidos. Pero, por otra parte, toca también reseñar que el conjunto balear encadenó esos dos triunfos y esas cuatro igualadas, en total seis encuentros consecutivos sin conocer la derrota. Los de Arrasate no perdieron entre el 2-0 encajado en el Metropolitano (2 de febrero) y el 1-0 de Mestalla frente al Valencia (30 de marzo), casi dos meses positivos en líneas generales y que, sin embargo, han contribuido a borrar los últimos resultados. No estuvieron bien los baleares en el estadio che. Y estuvieron todavía peor en la segunda parte del pasado sábado, en casa contra el Celta (1-2), en un partido durante el que se adelantaron para verse luego ampliamente superados. “Ahora mismo como entrenador no me aguanto, porque ni defendemos ni atacamos. Este no es el Mallorca que quiero ver y entiendo que la afición se enfade”, declaró Jagoba, autocrítico, tras el encuentro.
Plaga de lesiones
Las malas noticias no suelen llegar nunca solas, y el mencionado 1-2 ante el Celta en la última jornada colmó la enfermería de lesionados. Cayeron Muriqi, Manu Morlanes y el japonés Asano, sumándose estos al ex realista Robert Navarro en el capítulo de bajas médicas. No parece la mejor situación, ni física ni futbolística, para visitar Anoeta, pero el perfil de futbolista con el que cuenta el Mallorca tampoco habla precisamente de gente que se amilane ante este tipo de circunstancias. Además, pese a que el conjunto bermellón ha caído hasta la décima plaza liguera, sólo tiene a un punto al octavo (la Real) y a tres al séptimo (el propio Celta), con lo que sigue metido de lleno en la pelea. Su calendario, eso sí, resulta muy complicado, porque debe jugar cinco partidos fuera por sólo tres en casa, y porque además ese repóquer de desplazamientos implica visitar estadios complicados: Anoeta, Montjuic, Montilivi, Santiago Bernabéu y Vallecas. Por Son Moix, mientras, tienen que pasar todavía Leganés, Valladolid y Getafe.