En la previa del encuentro le preguntaron a Imanol por si había la posibilidad de una goleada ante el colista de la competición. Al técnico le entró la risa y dejó claro que no esperaba un 5-0. Incluso se atrevió a recordar que la última vez que lograron un marcador tan contundente fue en una visita del Girona cuando no era el Girona de Míchel. La verdad es que a la Real no se le suele dar bien este tipo de encuentros en los que todo el mundo cree que se va a llevar la victoria con facilidad. E Imanol lo sabe; por eso, a pesar de que esta campaña se ha atrevido con rotaciones masivas en encuentros europeos, prefirió recurrir a un once reconocible en esta buena racha de resultados para al menos asegurar el quinto triunfo consecutivo en un momento clave de la campaña. Y en las tres competiciones, algo que no es fácil y que confirma el buen momento de un equipo tras su mal comienzo. Muchas veces no hace falta que sea el rival el que complique el encuentro, es la misma Real la que se mete en líos de manera innecesaria. Y ayer, aunque no tardó en sentenciar el choque, lo puso en riesgo en la primera acción reseñable de los dos equipos, en un corte de Aguerd desmedido que se llevó por delante a Guerrero. Ni el colegiado ni el VAR quisieron saber nada del tema. Tremendo, para cuando nos toca al revés. A partir de ese momento la Real reaccionó, sus jugadores ofensivos entraron en juego y la diferencia era notoria y hasta abusiva por momentos ante un Dinamo menor. Poco competitivo, con escasa calidad individual y sin sangre, hasta el punto de que ni se quejaron del atropello.
El resumen es que la Real selló su póquer de victorias seguidas en Anoeta, algo que necesitaba equilibrar y solucionar cuanto antes para no perder la comunión con la grada. Y, por encima de todo y de todos, Mikel Oyarzabal. El gran capitán. De 9 o de lo que quiera. Porque es tan bueno que puede marcar diferencias desde la posición que quiera. Un jugadorazo, que hace todo bien, que se defiende solo de las críticas con su aportación en el campo y que, además de hacer muchísimas cosas bien, es capaz de marcar muchos goles. Su leyenda se agranda en cada partido que disputa. Hasta el punto de que, después de superar la centena de goles, a sus 27 años ya comienza a superar registros globales como el que alcanzó ayer al superar a Bixio Gorriz como el realista que más partidos ha disputado con la txuri-urdin en Europa, con 34 partidos. Y lo festejó con un doblete porque él es así. Un jabato que no encuentra límites. No importa que tenga malos momentos, siempre vuelve. Y lo que es más importante, en el momento en que ha comenzado a ver puerta, se ha acabado la crisis. Algo muy esperado. El partido estaba sentenciado en la primera parte con su dos dianas y una tercera con trallazo de Becker frente a un decepcionante Dinamo.
Imanol confirmó que por la mañana iban a pasar una última prueba con varios de sus jugadores. ¿El resultado? Aihen la superó y fue titular y Zubimendi y Barrene se quedaron fuera de la lista. Lo habitual cuando se juega dos partidos entre semana desde hace meses. El técnico apostó por dar seguridad a la zaga con la línea más o menos titular para dar entrada a Urko y Olasagasti en la medular junto a Brais, además de Becker junto a Kubo y a Oyarzabal arriba.
El Dinamo se presentó con bajas y con rotaciones en un escenario ideal para reivindicarse individualmente ya que era complicado hacerlo de forma colectiva sin haber puntuado en cinco jornadas.
El tema se agravó a los seis minutos, cuando Aguerd entró demasiado acelerado a cortar un centro de Guerrero y le arrolló de forma descarada. El colegiado no señaló la clara pena máxima ni con la ayuda del VAR. Tremendo, las cosas como son. Los ucranianos ni protestaron.
A partir de ese momento, la Real comenzó a carburar y a hacer mucho daño en los metros finales. Al cuarto de hora, Oyarzabal, que tira de galones como ninguno, forzó un penaltito que convirtió en gol tras recoger la parada del meta. Poco después, Becker logró el segundo en un gran disparo en una acción en la que Kubo buscó primero a Oyarzabal, que no encontró portería, y después al surinamés, que anotó un golazo a la primera, cómo no, y con un disparo impresionante. El japonés ya había estado a punto de anotar el segundo tras una contra dirigida por Oyarzabal y un disparo al primer palo que detuvo el meta. El 10 se sentía imparable y volvió a poner a prueba al portero antes de anotar el tercero tras un gran pase de Olasagasti y una finalización impecable con recorte y disparo con la derecha. Kubo otra vez y Aramburu en dos ocasiones rozaron el cuarto ante unos ucranianos superados y casi rendidos. Incluso Brais buscó portería en una falta directa que adivinó el portero al palo corto.
Segundo tiempo
Con 3-0 en el marcador e Imanol buscando recambios para que descansaran los titulares en la segunda parte se llegó al descanso.
En la reanudación no tardaron en entrar Pablo Marín, Magunazelaia y Odriozola, pero la Real tampoco es un equipo que destaque por mantener la intensidad y el apetito con todo a favor. Es más, a veces acaba aburriendo a pesar de tener asegurada la victoria. Ante un rival menor, los realistas generaron poco peligro y se reivindicaron bastante poco. Al cuarto de hora, Becker puso un buen centro que Maguna remató de cabeza al palo.
El resto, grandes noticias las reapariciones de Óskarsson y de Turrientes y un encuentro en el que la afición no se fue con el corazón encogido, que no es poco a estas alturas de la Liga y cuando la Real no destaca precisamente por llegar sobrada a los minutos finales.
Camino del Top 8
Ningún gol en la segunda parte cuando el gol average era importante en una remontada camino del ya complicado Top 8. Para entrar y librarse de la eliminatoria, la Real está obligada a vencer los dos duelos que le quedan en Europa. La gran diferencia es que ahora, todos pensamos que está capacitada para lograr cualquier reto que se le presente. No fue una noche excesivamente brillante como en semanas anteriores, pero sí solvente. Nunca es fácil ganar en Europa. Ni tampoco que la Real cumpla cuando todo el mundo cree que es imposible que se le escape un triunfo ante un visitante menor. Que pase el siguiente. Esta Real ni frena ni parece tener límites. Su recuperación es extraordinaria. Seguimos en tiempos de bonanza. No lo olviden. Disfruten. Lo mejor está por llegar.