El fútbol moderno no contempla ya la posibilidad de que un club carezca de director deportivo. O de director de fútbol, denominación hacia la que poco a poco ha ido evolucionando el cargo en cuestión. El asunto se encuentra muy reciente en lo que respecta a la Real Sociedad, que durante esta última semana ha conocido la próxima salida de Roberto Olabe y el relevo por parte de Erik Bretos. El joven donostiarra vendrá a significar el séptimo técnico que desempeña este rol durante la historia txuri-urdin, dentro de una lista que cuenta con sus matices y en la que repite el propio Olabe, máximo responsable durante dos etapas distintas.

El verano de 1989 significó un punto de inflexión dentro de la política de incorporaciones de la Real. El fichaje de Loren por el Athletic llevó a la entidad blanquiazul a abrir la puerta del mercado extranjero, contratando a John Aldridge. Y aquella decisión coincidió en el tiempo con la llegada al club de Mikel Etxarri. Este desempeñaría en la institución distintos papeles: por ejemplo, fue técnico del Sanse o segundo entrenador de la primera plantilla. Sin embargo, puede decirse también que resultó el primer secretario técnico propiamente dicho en la institución txuri-urdin.

Inicios con Etxarri

Así, Etxarri ejerció de ojeador y comenzó a peinar el mercado de forma global durante una época en la que ver partidos extranjeros por televisión resultaba mucho más complejo, y en la que los entrenadores, más aún tras la Ley Bosman (1995), perdían poco a poco capacidad para determinar a qué futbolistas tocaba fichar. El propio Etxarri fue el principal responsable de buscar refuerzos durante una larga etapa que concluyó en 2002, y a lo largo de la cual los técnicos que pasaron por el primer plantel también tuvieron voz y voto: Toshack, Irureta, Krauss, Clemente, de nuevo Toshack... Hasta que todo cambió en 2002.

La Real venía de salvarse sobre la bocina con Roberto Olabe en el banquillo. Concluida luego aquella campaña 2001-02, el Consejo de Administración presidido por José Luis Astiazaran apostó por sentar en el banquillo a Raynald Denoueix y por convertir al mismo Olabe en el primer director deportivo (al menos en cuanto a denominación) de la historia txuri-urdin. El gasteiztarra permaneció en el cargo durante tres temporadas, hasta el cambio de directiva vivido en verano de 2005. La plancha electoral encabezada por Miguel Fuentes otorgó entonces las riendas futbolísticas de todo el club a José Mari Bakero. Perdió aquellos comicios Miguel Santos, quien tenía reservado ese mismo papel para Valery Karpin.

Vacío y años convulsos

El propio Bakero ejerció de director deportivo durante casi un año y medio. Primero lo hizo con Amorrortu y Gonzalo Arconada como entrenadores. Y después continuó asumiendo ya un doble papel, como técnico del primer equipo e igualmente como director deportivo. Cuando en octubre de 2006 fue destituido y Miguel Ángel Lotina llegó como nuevo preparador, el citado Etxarri, quien aún trabajaba en el club, se encargó de un mercado invernal con el que no se pudo evitar el descenso a Segunda.

Fue una época convulsa para la Real, que nada más consumar la pérdida de la categoría nombró a un nuevo director deportivo, Salva Iriarte. Pero si la etapa de este ya resultó efímera (apenas duró seis meses, antes de la llegada al Consejo de Iñaki Badiola), más aún lo fue la de Pako Ayestaran en enero de 2008. Desempeñó el cargo durante escasas semanas y acabó dimitiendo por desavenencias con el presidente que le acababa de contratar. Del mismo modo en que Etxarri había asumido provisionalmente la dirección deportiva en 2006 tras el cese de Bakero, Loren hizo lo propio en 2008 tras la marcha del citado Ayestaran, aunque este último caso implicó una continuidad mucho mayor.

Loren, Olabe y Bretos

El actual director deportivo del Málaga ejerció de secretario técnico durante casi un año con Badiola como presidente. Más adelante, ya en 2009 y poco después del acceso al Consejo de Jokin Aperribay, fue nombrado director deportivo, puesto que ocupó hasta marzo de 2018. Fue relevado entonces coincidiendo con el cese de Eusebio como entrenador, siendo sustituido por un Olabe que tenía aún reciente una primera etapa en la dirección de fútbol. Esta se dio entre 2016 y 2017 y en plena coincidencia con el propio Loren, sin que ambos pudieran compaginar con éxito sus respectivas funciones. El gasteiztarra dimitió en marzo de 2017... y un año después regresó, ya con plenos poderes.

El ciclo de Olabe habrá durado, cuando concluya el próximo verano, algo más de siete temporadas. Esta etapa del primer director de fútbol como tal en la historia txuri-urdin habrá resultado, suceda lo que suceda de aquí a junio, sumamente exitosa. Tratará de dar continuidad a la buena trayectoria un Erik Bretos que se convertirá en el mes de julio en la séptima cabeza visible del club en materia de fichajes, tras Etxarri, Olabe (en dos etapas), Bakero, Iriarte, Ayestaran y Loren.