A algunos les parecerá normal. Pero antes de que se hiciera oficial la designación de Martínez Munuera como el colegiado del Real Sociedad-Real Madrid, en Madrid ya conocían la noticia y, lo que es peor, ya habían activado la maquinaria para meter presión al colegiado. Al día siguiente, viernes, Real Madrid Televisión publicó un vídeo esperpéntico en el que recordaba acciones polémicas que no errores contra el Madrid del alicantino y destacaba que el club blanco le había denunciado en su última coincidencia por no reflejar en el acta los gritos racistas contra Vinicius en Valencia.

Al presidente de la Real se le preguntó en la presentación de Aguerd y Óskarsson por la campaña que se había activado desde la caverna blanca, pero prefirió llamar al trencilla Juan, como si fuese su colega de juergas, y se limitó a señalar que le deseaba la mejor de las suertes. No se dio cuenta de que ya le estaban atracando. Martínez Munuera, un trencilla con familia de sentimiento merengue, completó el arbitraje esperado. Las dos primeras faltas de los realistas, tarjetas. En cuanto pudo, penalti. El primero, justo por un error de Sergio Gómez; el segundo, escandaloso en una acción en la que Aramburu acaba pisando a Vinicius cuando la pelota ya no se encuentra en juego. ¿Saben lo peor de todo? Que todos nos lo esperábamos y que en Anoeta nunca pasa nada, por eso son tan protagonistas los cobardes trencillas como el valenciano, que es de los que siempre saben lo que pitan.

Esto es lo más importante que sucedió en el encuentro, el resto se resume en que el que perdona ante un gigante como el Madrid acaba perdiendo. Ya sea por una acción de calidad o por una ayuda arbitral. La Real estrelló tres veces la pelota en los postes y después de eso ya era consciente de que su suerte estaba echada y que iba a ser aniquilado en cuanto los blancos dispusieran de las más mínima ocasión. Una historia que se repite muchas veces. Sobre todo ante los merengues que nunca hacen prisioneros. La Real siempre ha sido un equipo vulnerable en ese sentido, de los que deja escapar muchos puntos después de dominar y ser muy superior a su adversario. El gran problema de este año es que todo apunta a que este mal puede ser bastante más reincidente. El Madrid era plenamente consciente de que llegaría su oportunidad y, cuando se le presentó en dos penas máximas, no perdonó. 

En la alineación más impredecible de la temporada, Imanol se decantó por un once bastante reconocible y esperado salvo en la punta de ataque, donde dio entrada a Becker y, sobre todo, a Sadiq. El técnico optó por premiar a los que se han quedado estas dos semanas en Zubieta sudando la gota gorda, pero la realidad es que el nigeriano no está. Si no juega es porque su nivel se encuentra a años luz de poder competir en Primera. Ni qué decir tiene que contra el Real Madrid aún menos. En la zaga entró Aguerd y Aramburu pasó a la derecha; en el centro del campo, retrasó a Sergio y dio la alternativa a Sucic; y en punta, Kubo y el surinamés escoltaron a Sadiq.

Lo cierto es que fue una primera parte extraña. Porque el juego de la Real no acabó siendo demasiado reconocible como esperaban, tal y como declaró Remiro, pero, a pesar de no ser un equipo brillante como antaño y sin tener el control del duelo, remató en dos ocasiones al larguero, lo que le dio permiso para sentirse justo vencedor del primer acto. Primero en un disparo violento de Sucic, que escupió la madera, y después en otro disparo de Becker que también sacó astillas. 

Antes Sergio Gómez, que fue el mejor realista, puso a prueba a Courtois en una falta envenenada. Mbappé fue el blanco más activo y puso a prueba a Remiro en una acción en la que Aguerd le concedió demasiado espacio. El navarro, titánico, también sacó un cabezazo de Rudiger y vio cómo le rozaba un intento de Mbappé parecido al gol que anotó con el PSG en la Champions en este mismo escenario. En los últimos minutos. Un chut de Sergio Gómez y otro de Kubo fueron desviados con muchos apuros por la zaga blanca. 

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Las mejores jugadas del Real Sociedad - Real Madrid Ruben Plaza

La sensación era extraña, con un Madrid más dominante que en anteriores visitas, pero con una Real mucho más vertical cuando pisó los aledaños del meta belga. O lo que es lo mismo, la Real merecía estar por delante en el marcador. Con una versión muy mejorada e ilusionante.

Todo ello con un arbitraje irrisorio, con dos amarillas en las dos primeras faltas de Sadiq y Aramburu y un libre directo regalado en la frontal del área. Y eso que no pasó casi nada. Para echarse a temblar pensando en lo que estaba por venir.

Y así fue. Lo peor es que la cosa se agravó en la primera acción cuando una buena pared entre Sucic y Sadiq la finalizó el primero estrellando su remate en el palo. No había nada que hacer. Era una cuestión de tiempo que llegara la guillotina. En el minuto 57, Sergio Gómez cortó de manera muy arriesgada con las manos un disparo de Guler y la pena máxima la transformó Vinicius.

Tras los cambios, la Real lanzó una nueva ofensiva y Aguerd dispuso de dos buenas opciones de remate, pero no acertó en parte gracias a la buena intervención de Courtois tras una asistencia de Zubeldia. Pero en el peor momento, el árbitro no dudó ni un segundo en señalar otra pena máxima en una acción en la que Aramburu pisa a Vinicius cuando ya no está el balón presente. 0-2 y se acabó la historia. Así gana el Madrid, que no necesita desplegar un gran juego para sacar adelante sus partidos si además cuenta con la complicidad del trencilla.

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Las notas de Mikel Recalde del Real-Real Madrid Mikel Recalde

Tres partidos, y tres derrotas. El comienzo no ha podido ser peor en Anoeta, a pesar de que imaginamos que Aperribay estará encantado para que el equipo aprenda a sufrir aún más. La película de ayer ya la hemos visto y sufrido muchas más veces ante el abusón blanco. Lo malo es que esta vez nos la jugaron desde el jueves y un atraco de tres días escuece mucho más. La diferencia estuvo en centímetros, en un regalo y en un penalti escandaloso para intentar que le perdonen. Así funcionan los colegiados. La saga madridista Martínez Munuera estará encantada con su familiar… Seguro que ya no le vuelven a denunciar nunca más. Enhorabuena. Y la Real ya puede espabilar, eso que no lo olvide nadie, porque la cosa pinta fea a pesar de su buen partido y de la mala suerte con los palos ayer...