La Real Sociedad se jugaba el acceso a la Europa League menos de 72 horas después de asegurarse la Conference, dentro de un encadenado de partidos que ha mermado lo suyo. Parecía evidente que, habiendo jugado los 90 minutos contra el Valencia, Take Kubo sería suplente. Y también resultaba claro que, arrastrando Barrene problemas en un tobillo, el donostiarra no saldría de inicio con el Real Betis. Ante semejante tesitura, las opciones más factibles apuntaban a un 4-3-3 con Zakharyan como extremo o a un 5-4-1 como el de Montjuic frente al Barcelona, pero al final no fue ni lo uno ni lo otro... Actuó Galán por delante de Tierney, combinación ante la que nuestra cabeza se trasladó al derbi de Mendizorrotza el pasado 31 de marzo: “4-3-3 para atacar y defensa de cinco para cerrar”, dijimos muchos. Y volvimos a fallar. Imanol pensó para la ocasión en un Javi Galán extremo a tiempo completo. Luego el partido y sus circunstancias irían empujándole poco a poco hacia atrás...
El plan de la Real en Sevilla salió a la perfección durante un arranque con el que el equipo logró el propósito anunciado la víspera por su entrenador. De hecho, lo buscado se cumplió y se superó con creces, porque los txuri-urdin no se limitaron a “mantenerse en pie” a lo largo de los primeros minutos, sino que hicieron daño al rival con constantes conexiones interiores. Quizás sorprendiera al propio Pellegrini la famosa ubicación en vanguardia Galán... El caso es que entre los laterales y los extremos, bien abiertos todos, clavaron cuatro chinchetas sobre el césped que estiraron todo el entramado verdiblanco y facilitaron generar dentro una superioridad muy clara: Turrientes, Brais y Merino contra Johnny y Carvalho. El tempranero gol del gallego enseguida modificó el panorama al provocar una necesidad aún mayor en el rival, y fue entonces, defendiéndose en 4-4-2 y no en 5-4-1, cuando más sufrieron los txuri-urdin a la espalda de su zaga.
El encuentro avanzó y demandó lo que demandó. Galán, cada vez más hundido para defender a Sabaly o incluso a Fornals (cuando Sabaly ganaba altura y quedaba emparejado con Tierney), dibujó a menudo zaga de cinco conforme fueron avanzando los minutos. El esperado 5-4-1 apareció ya con frecuencia en el tramo final de la primera mitad. Y esta reforzada estructura adquirió ya categoría de permanente cuando, durante el descanso, Pellegrini retiró a Fornals para apostar en la derecha por un extremo más puro como Rodri. Galán, la bisagra de todo el planteamiento txuri-urdin, se olvidó de Sabaly, se centró en el propio Rodri y firmó así su mejor actuación de los dos últimos meses, ayudando a mantener una victoria de valor incalculable. Exitazo.