En época de numerosos frentes abiertos, la Real Sociedad vuelve a abrir esta tarde la carpeta de la Liga, esa que otorgaría el que es, sobre el papel, el gran objetivo de la temporada: sellar un nuevo pasaporte europeo, el quinto consecutivo. Ojo porque la Copa del Rey, en cuyas semifinales se halla inmerso el cuadro txuri-urdin, puede otorgar el pasaporte el próximo 6 de abril, si se ganara entonces una hipotética final, pero hasta entonces toca seguir avanzando hacia la consecución de la meta. En este sentido, lo cierto es que los de Imanol no han perdido en ningún caso su solidez ni su competitividad durante el último mes y medio, lo que les ha permitido sumar con mucha frecuencia (solo una derrota, en Bilbao). Sin embargo, las victorias vienen dándose también con menos frecuencia de la deseada (solo una en seis jornadas). La visita de Osasuna significa hoy una oportunidad.

Será ya el tercer enfrentamiento con los navarros este curso, el primero en Anoeta. Salvando las distancias, que existieron, los dos duelos de El Sadar tuvieron guiones relativamente similares, con la Real acaparando mayores porcentajes de posesión y el cuadro de Arrasate, más agresivo en Copa que en Liga, defendiéndose muy bien desde un 5-3-2 taponador de toda la vía interior. Así, pese al 1-1 de diciembre y al 0-2 de enero, no hay motivos para pensar en que el de Berriatua cambie algo respecto a entonces. Si acaso, algunos nombres propios para frenar a una Real que, en materia de individualidades, ha subido enteros con los regresos de Kubo y Traoré.

Existía mucha expectación ayer a la hora de conocer la convocatoria realista. Es decir, a la hora de saber si Aritz y sobre todo Oyarzabal podían ser hoy de la partida. No será el caso, pues ambos continúan afectados por sus respectivos problemas físicos, preocupando además el eibartarra de cara a la visita al PSG el próximo miércoles. Todavía tiene la rodilla inflamada tras el golpe recibido el sábado en Girona y ayer fue el primer día en que pudo correr desde entonces, además en una máquina especial que reduce el impacto de las zancadas. Sin el beasaindarra y sin el capitán, la Real suma siete bajas médicas para afrontar esta tarde un derbi cuya alineación txuri-urdin debería presentar varias novedades respecto a Mallorca.

Jugadores como Le Normand, Merino o Barrenetxea, con molestias o lesiones recientes, podrían ser reservados, lo cual no evitaría la presentación de un once plenamente competitivo cuyo lateral izquierdo significaría también un comprensible asterisco. Para jugar ahí solo está Galán: darle un tercer partido consecutivo, viniendo de su inactividad colchonera y a las puertas del Parque de los Príncipes, resultaría quizás algo arriesgado. El futbolista extremeño, sin embargo, tiene sus opciones de titularidad.

Enfrente, ese Osasuna que previsiblemente plantará atrás una línea de cinco garantiza incomodar a la Real. Sin el ya bético Chimy Ávila y sin el lesionado Arnaiz perderá hoy profundidad para atacar a la defensa adelantada txuri-urdin, pero al equipo de Imanol viene costándole meter mano al entramado rojillo.