Después de varios sorteos en los que era casi imposible tener un poco de suerte, el entorno de la Real festejó que le tocara el Mallorca en la semifinal. Por un lado es comprensible, porque si tenemos en cuenta la clasificación el equipo que se encuentra más abajo es el bermellón. Pero, por otro, a nadie se le escapa que el Mallorca es un conjunto muy exigente e incómodo, que es la viva imagen de su competitivo entrenador y que, aunque no le hayan acompañado los resultados, siempre ha sabido frenar al fútbol de la Real. Tanto en su campo como en Anoeta. Y en cuanto a ilusión, seguro que la local estará por las nubes porque son muchos los años los que lleva sin aparecer en las estaciones más ilusionantes en las que se deciden los títulos.

Según afirman desde Palma, la dolorosa goleada que ha encajado el Mallorca en Bilbao ha bajado un poco el suflé del optimismo, aunque a nadie se le escapa que son dos competiciones distintas y bien harán los blanquiazules con no fiarse lo más mínimo. Y si no, que tengan presente el 6-1 de la Copa de 2012. Bien es verdad que los blanquiazules se han impuesto en ocho de las nueve últimas ocasiones en las que se han enfrentado con los insulares.

Imanol vuelve a tener muchas dudas a la hora de confeccionar su alineación. Las dos grandes dudas serán Traoré y Oyarzabal. Si están bien serán titulares seguro. Se espera que Le Normand supere sus molestias en la rodilla, por lo que formaría pareja con Zubeldia. Si no juega el maliense, será Aramburu quien siga acumulando titularidades y minutos. En la medular no hay dudas, Zubimendi, Merino y Brais. Y arriba, Kubo y Barrenetxea con André Silva arriba si no se recupera el capitán.

El rival

El Mallorca de los cinco zagueros y el entramado defensivo de Javier Aguirre intentará repetir una noche mágica como la del Girona en cuartos. Un 5-3-2 con Abdón Prats y Larin o Muriqi en punta.

Pase lo que pase, lo normal es que la eliminatoria se resuelva en Donostia.