A mí es que el dato me parece tan impresionante que creo que ha pasado demasiado inadvertido. El señor Alex Remiro, ese que llegó bajo sospecha vilipendiado y catalogado como maldito por el entorno más tóxico de su anterior equipo, alcanzó los 200 partidos con la txuri-urdin en el partido de Copa en Vigo. Pero lo increíble no es eso, sino que en ese largo registro de encuentros solo ha encajado 188 goles. Imagino que muchos se quedarán fríos con el dato, pero es que el inigualable Arconada había recibido 200 cuando alcanzó dicho registro. Y otro mítico como Esnaola, 227. La estadística no debería pasar casi oculta, porque si algo tenía la Real campeona que lideraba el mito en la portería era su fiabilidad defensiva. Luego estaba claro que contaba con futbolistas ofensivos capaces de marcar las diferencias, aparte de un genio como López Ufarte, pero lo hacían sobre todo cuando jugaban en casa, ya que como visitantes siempre salían muy bien organizados, juntitos y con la certeza de que un empate a domicilio era un buen resultado. 

Recuerdo un día que, al término de una entrevista (es decir, un día muy señalado para un periódico como NOTICIAS DE GIPUZKOA), mientras posaba para nuestro fotógrafo mientras paseábamos por la grada vacía de Anoeta, Aperribay me preguntó: “¿Quién te parece mejor portero, Bravo o Rulli?”. El presidente se decantaba claramente por el argentino, que en ese momento era el titular en el equipo. Yo me quedé sorprendido. “Me he pasado cinco años viajando con el equipo y respirando tranquilo en los últimos minutos porque el chileno controlaba como nadie el área”. 

Es curioso, porque el otro día, en la previa del partido ante el Athletic, analicé todos los porteros que habían defendido el marco de la Real en Bilbao desde Arconada. Y lo cierto es que, a día de hoy, puedo decir sin tapujos que Remiro me parece el mejor. El meta ha protagonizado una evolución extraordinaria y ha sido clave en el estilo y el juego que plantea Imanol, pero no se puede analizar su éxito sin tener en cuenta la impresionante pareja de centrales que conforman Zubeldia y Le Normand. Como tampoco se puede entender la gloria de Arconada sin Gorriz y Gajate. Uno jugó 599 partidos con la txuri-urdin y el otro, 469. Ambos demostraron que no hace falta ser los mejores para formar una pareja insuperable y de máximas garantías. Incluso todavía mejorados cuando Toshack decidió ponerles de guardaespaldas a Larrañaga: “Éramos centrales muy de equipo. El fútbol era más simple que ahora, que el portero tiene que saber jugar con los pies, el central tiene que saber salir con el balón… En nuestra época, sobre todo tenías que ser defensa y te hacías muy fuerte en los valores defensivos. El marcaje, la anticipación, el sacrificio, la concentración en los córners, faltas, no complicarte la vida… Todos esos valores los potenciábamos mucho por la mentalidad que nos transmitieron ya desde el Sanse. Son valores que, en cuanto a calidad, no resaltan tanto, pero que son muy importantes. Sobre todo en el fútbol de nuestra época”, declaró el entrañable Bixio en una entrevista a Jot Down. Todo se resume en que en su momento, un compañero suyo me dijo que la diferencia entre los centrales de antes y los de ahora es que los pones en el saque de esquina y los de ahora te meten en la portería de diez, diez. Y antes… Con esto no le quito ni un ápice de mérito a ninguno de los dos, como se demostró en el Mundial de 1990 cuando Gorriz se convirtió en indiscutible para Luis Suárez fuera de su zona de confort blanquiazul.  

Lo de ahora es diferente. Decía Imanol tras el partido de Liga de Vigo que seguro que muchos habían pensado que estaba loco cuando vio su apuesta por una línea de cinco. Bueno, me parece relativo, cuando los centrales a los que recurres son Zubeldia, un mediocentro reconvertido que sería titular en su posición natural en 18 equipos de Primera y ya se ha convertido en la mayor injusticia en años en la selección; Le Normand, que es intocable y la gran esperanza defensiva del nuevo seleccionador para la Eurocopa; y Pacheco, el defensa más destacado del pasado Europeo Sub’21. Y con esto aprovecho y recuerdo que Gajate también disputó los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980. No eran cualquieras la doble G. 

La cuestión es que ya nos parece normal. La Real ha jugado dos partidos seguidos en Vigo, frente una plantilla que merece estar mucho más arriba de lo que dice la clasificación y que ha hecho sufrir en su estadio a muchos visitantes, y Remiro apenas ha tenido que hacer ninguna intervención. Contaba con un muro por delante que lo cortaba y lo rechazaba todo. Y como ejemplo que ha pasado bastante desapercibido también, las dos intervenciones defensivas del coloso Zubeldia en el origen del segundo gol anotado por el debutante Becker tras una contra eléctrica, vertical y letal. 

Con una pareja y jugadas así, el mejor ataque es una buena defensa. Y la dupla Zubeldia-Le Normand lleva camino de convertirse en una auténtica leyenda del club. Bueno, si no lo es ya, porque ambos echaron el candado a la pared que el Athletic no logró derribar en la final de Sevilla. Era 2021 y ya habían naturalizado que el contrincante apenas inquietara Remiro. Si Tierney dijo que en diez años creía que Olasagasti y Urko iban a seguir en la Real, qué pensará de estos dos auténticos animales que no concedieron ni la más mínima opción a los buenos delanteros del Celta en 200 minutos. Y todavía algunos querían enfrentarse a ellos en la Copa. Yo ya no descarto que incluso superen al Comando G. En partidos… Y hasta en títulos. ¡A por ellos!