Completado un tercio de Liga y alcanzado el actual parón internacional de noviembre, el balance de la temporada txuri-urdin resulta muy positivo. Lo es en cuanto a lo más importante, los números y los datos meramente deportivos, ya que la Real Sociedad suma 22 puntos en el campeonato local (es sexta), ha avanzado una ronda en la Copa y se ha asegurado matemáticamente un billete para los octavos de la Champions, restando aún dos jornadas europeas. Sin embargo, y pese al problema muscular este jueves de Mikel Oyarzabal en el Chipre-España, también cabe felicitarse respecto a la estadística de las lesiones, un mal que venía azotando al equipo blanquiazul durante las campañas más recientes y que se ha corregido de forma ostensible, tal y como indican las frías cifras.

Lástima lo del capitán con la selección. Con 0-3 en el marcador y en el minuto 37, el eibartarra, que había anotado previamente uno de los goles, se lanzó al suelo para rematar sin éxito un balón y enseguida se llevó la mano a la zona trasera del muslo izquierdo, levantando el otro brazo para pedir la entrada de las asistencias. “Un pinchazo fuerte”, pareció leérsele en los labios cuando conversaba con el doctor sobre el césped, al ser inmediatamente sustituido. Si se confirman los pronósticos y sufre una rotura fibrilar, parece complicado que Oyarzabal, por muy pequeña que resulte la dolencia, pueda jugar el próximo partido dentro de nueve días contra el Sevilla en Anoeta (domingo 26 de noviembre, 16.15 horas).

El citado contratiempo internacional no termina de emborronar, en cualquier caso, una mejoría evidente en materia médica. En la pasada campaña 2022-23, la media de bajas por lesión en la Real en los primeros 18 partidos del curso era de 5,3 por encuentro. Mientras, en la actual temporada, disputados exactamente esos 18 duelos, el guarismo ha descendido hasta las 2,4 ausencias por contienda, menos de la mitad. De momento, y a expensas de un diagnóstico definitivo respecto al capitán, el equipo esquiva circunstancias negativas en lo médico con dos muy modestos picos de ausencias. Se dieron contra Celta (2ª jornada) y Benfica en casa (cuarto duelo de Champions), con cuatro bajas cada uno. Es decir, nada comparable a las diez (contra el Elche en 2021) u ocho (contra el Betis en 2022) lesiones que llegaron a coincidir hace no mucho en el seno de la primera plantilla blanquiazul.

Acudiendo ya a comparativas más puntuales entre estas dos últimas campañas, hay que subrayar, por ejemplo, que el año pasado a estas alturas 16 de los 25 integrantes de la plantilla (el 64%) ya se habían perdido partidos por motivos físicos, mientras este curso solo ha sucedido con once de 24 (el 45,8%). Resulta difícil atinar con las causas de una mejoría tan evidente. Para empezar, toca destacar que en la Real, como en la mayoría de los clubes, las labores de prevención están a la orden del día, cada vez más presentes, en cuanto a calidad y cantidad, en las jornadas de trabajo. Y, a partir de ahí, sí parece igualmente claro que la continuidad del proyecto, la permanencia en el equipo de un nutrido núcleo de futbolistas y las horas de vuelo adquiridas por todos ellos, entrenando y compitiendo desde la actual propuesta, les han hecho menos propensos a sufrir problemas. Solo así se entiende que, de entre las cinco incorporaciones del último verano, cuatro figuren en el top 5 de ausencias por lesión en el presente curso: André Silva (13), Tierney (9), Odriozola (5) y Zakharyan (3, por enfermedad) son, además de Aritz (6), los txuri-urdin que más partidos se han perdido.

Por lo demás, no parece tener mucho sentido acudir a los cambios de Imanol en las alineaciones para argumentar la mejoría experimentada. Al fin y al cabo, el técnico está moviendo en la Liga los onces que el pasado curso retocaba en Europa contra Sheriff y Omonia Nicosia. Además, puestos a recordar el pasado curso, hay que reconocer también que entonces llegaron a coincidir en el tiempo tres lesiones traumáticas, en las rodillas de Oyarzabal y Sadiq, y en el hombro de Take Kubo. En la actual temporada, mientras, no se están produciendo infortunios de este tipo, y la grandísima mayoría de problemas que se han producido han sido de naturaleza muscular, incluido el del propio Oyarzabal en Chipre. Que no sea mucho.