Hay cuestiones que llaman especialmente la atención en el fútbol español. Una de las principales es el pésimo nivel de su arbitraje, a pesar de que desde el entorno de su aparentemente corrupta federación no dejan de vender que son los mejores de Europa. Carlos del Cerro es un viejo conocido de la parroquia txuri-urdin y de la Real. Un error al conceder un gol en fuera de juego de varios metros del sportinguista Bilic sentenció un duelo que acabó siendo determinante en la lucha por un ascenso que se le escapó de las manos a los blanquiazules en 2008. De manera sorprendente, el madrileño eligió que fuese Anoeta el escenario de su despedida en la última jornada del pasado curso ante el Sevilla y, cuando habló con representantes del club txuri-urdin, les reconoció que todavía se acordaba de ese tanto.

Ahora solo trabaja en el VAR y no se puede decir que haya pasado un buen fin de semana. Uno de los grandes problemas del arbitraje español es que deja mucho espacio a la interpretación. Sobre todo desde la introducción realizada por Medina Cantalejo del término penaltitos. Ya lo comentaba con su gracia habitual Take Kubo el año pasado en una entrevista que concedió a este periódico tras recibir un posible penalti precisamente en la visita del Barcelona: “¡De eso quería hablar yo! Me dijo el árbitro que era penaltito. Ya nos vinieron a explicar lo de los penaltitos, que este año se intentaban no pitar para que no entrara tanto el VAR. Lo que pasa es que yo ya llevo dos jornadas en las que para mí es penalti y el árbitro me dice que es penaltito. Al final, como el penaltito no tiene una regla en sí, la duda está en qué punto es penalti y en qué punto no. Pero bueno, si hubiese metido el gol antes de que me toque el defensor tampoco hubiese pasado nada, así que no sé”…

Pocos lo pueden explicar mejor y para todos los públicos. Alberola Rojas completó un buen arbitraje en líneas generales en el Barcelona-Real con dos lunares negros. Primero, que no mostrara amonestación alguna a Araujo por una entrada criminal a Aihen, al que pudo lesionar gravemente. Y segundo, tras el descanso, no castigó con pena máxima una patada de Koundé a Oyarzabal, al que le derriba por detrás por mucho que luego exagere la caída. La cuestión es que al árbitro de campo se le puede escapar esa jugada, pero al VAR no. Y ahí es donde aparece Del Cerro Grande, encargado del videoarbitraje, que decidió (imaginamos que al menos lo vio, como no se sabe lo que hablan) que el contacto no era suficiente como para decretar la pena máxima. Y el verdadero escándalo es cuando comienza la comparación. Porque en muchas otras ocasiones en contactos parecidos o aún menores sí han avisado al colegiado y le han invitado a pitar el penalti (la jugada de Varane a Suárez en un clásico, sin ir más lejos).

Lo más increíble de todo es que Del Cerro Grande, después de descansar aparentemente con la conciencia tranquila, estuvo en el VAR en el duelo Valencia-Granada y ahí directamente decidió el encuentro. La patada de Koundé a Oyarzabal es muchísimo más grave que el mínimo manotazo de García Verdura sobre el tramposo Hugo Duro. Y por si fuera poco, en la segunda parte no expulsa a Paulista por una entrada de juzgado de guardia sobre Boyé.

Los realistas acumulan tres derrotas esta temporada: en el Bernabéu, en el Wanda y en Anoeta contra el Barcelona. En los tres choques fue muy superior a su rival durante la mayor parte de los minutos, pero acabó sucumbiendo después de perdonar demasiado de cara a puerta. Pero tampoco se puede olvidar que en el Wanda le birlaron un claro penalti por mano de Morata que cortaba un cabezazo de Brais con dirección a portería y que le costó dos semanas en la nevera a Munuera Montero, y el sábado, una noche que apuntaba a ser mágica acabó en tragedia después de encajar un tanto en la última jugada del choque y que el árbitro le fumara (como le gusta decir a Kubo) otra pena máxima en un claro derribo de Koundé a Oyarzabal, lógicamente con el 0-0 en el marcador.

El tema ya aburre. La Real solo quiere que le dejen competir a igualdad de condiciones. No parece tan difícil. Del tema de la duración de las prolongaciones de los encuentros cuando te enfrentas a uno de estos abusones en función del resultado que marca el luminoso ya hablaremos otro día...