Solo seis días después del Real Sociedad-Getafe disputado el pasado domingo, vuelve a aterrizar en Anoeta un equipo rodeado de estereotipos. Del “rocoso y duro” bloque azulón pasamos ahora a un Athletic siempre “aguerrido, físico e intenso” con tendencia a apostar por los “balones largos”. Varios de los calificativos relativos a la escuadra de Ernesto Valverde, los primeros principalmente, resultan acertados, pero la mayoría de ellos, citados de forma aislada, no terminan de hacer justicia a un conjunto que con Oihan Sancet ya inició una especie de viraje reforzado este verano mediante la llegada al club de Iñigo Ruiz de Galarreta. Hay mucho fútbol interior ya en las botas de los rojiblancos, que son capaces de asociarse en corto y por dentro sin haber perdido vértigo y velocidad por fuera. Se les ve más completos.

Durante las temporadas previas, Iker Muniain había ofrecido muchas veces la sensación de quedar algo aislado en el engranaje vizcaino. Ubicado en la mediapunta o partiendo de la banda izquierda para centrar constantemente su posición, las recepciones entre líneas del navarro solo significaban un recurso, dentro de discursos de naturaleza más directa. La posterior irrupción de Oihan Sancet, con la misma capacidad para hacer daño a la espalda de los pivotes rivales y un perfil más moderno para presionar y cargar el área, significó una importante vuelta de tuerca para el Athletic. Y, finalmente, la llegada este último verano de Iñigo Ruiz de Galarreta (libre procedente del Mallorca) ha parecido significar el ingrediente que ha perfeccionado la fórmula. Este equipo te puede matar corriendo, pero también puede volverte loco combinando en la zona ancha.

Ausentes

Hete aquí que el derbi de este sábado coincide en el calendario con un momento en el que tanto Sancet (sancionado) como Ruiz de Galarreta (lesionado) no pueden ser de la partida, residiendo la incógnita en qué hará Ernesto Valverde ante dos bajas tan sumamente importantes. Cuenta en la plantilla con futbolistas capaces de reducirlo todo a un cambio de cromos. Así, si optara por esta vía, el entrenador del Athletic podría solucionar el problema otorgando la titularidad a Ander Herrera en una segunda altura de la medular y al citado Iker Muniain en la tercera. El técnico, sin embargo, también dispone de recursos para matizar el plan habitual y mostrarse en Donostia algo más directo, una alternativa que situaría a Dani García como pivote, daría más vuelo a Vesga y dejaría la incógnita de la teórica mediapunta.

¿Cuáles sería la duda ahí? Estaría por ver si el propio Muniain o Raúl García podrían aportar desde la posición de 10, tapando dentro en el 4-4-2 defensivo que suele dibujar Valverde, todo el trabajo que la Real y Zubimendi exigen en esa parcela. No conviene olvidar que, en los derbis del pasado curso, el técnico escogió al delantero Guruzeta para emparejarse con el pivote donostiarra, lanzando a sus extremos a por los dos centrales txuri-urdin. Entonces, los blanquiazules jugaban con un 4-4-2 en rombo, pero el mencionado dispositivo rival, con sus ajustes, podría reproducirse hoy, en esta ocasión con Berenguer (y no un Nico Williams revulsivo desde el banquillo) saltando a por Zubeldia.

Haga lo que haga el entrenador rojiblanco, sí existe unanimidad en la previa respecto a la presencia en el once del propio Guruzeta, otra de las piezas clave en el engranaje del Athletic. Este delantero de Donostia (27 años) hijo de Xabier, jugador realista durante la década de los 90, está encontrando gracias a sus cifras actuales (tres goles en seis partidos) todo el reconocimiento que su juego merece por sí mismo. Es cómplice de las combinaciones en corto de sus compañeros cargando las zonas que ellos vacían. Se encarga de desaparecer de su propia parcela cuando esta resulta aprovechable para la profundidad. Y a sus coordinados movimientos les está sumando un acierto que le convierte, de momento, en indiscutible.