“El mercado es un ser vivo”. Roberto Olabe no llegó a pronunciar su célebre frase durante el encuentro que mantuvo con los medios este pasado junio, pero vino a hacer honor a la misma cuando le preguntaron y repreguntaron por cuántos fichajes veraniegos iba a completar la Real. Él se negó a responder con una cifra concreta, precisamente por eso, porque “el mercado es un ser vivo” y porque entre temporada y temporada suelen suceder cosas. Si Silva no se llega a lesionar del todo, Zakharyan no estaría aquí. Si el Villarreal no hubiese ofrecido lo que ofreció a Sorloth, quizás el noruego vestiría de txuri-urdin y no de amarillo. Y sin abaratarse el traspaso de Odriozola como al parecer lo hizo en las últimas horas, Álvaro se habría tenido que quedar en Madrid. Al final han sido cinco como podían haber sido tres, o dos sin contar al propio Sorloth, pero el número de refuerzos no dice tanto como el hecho de que esta plantilla es, a mi modo de ver, más completa que la del pasado curso. Ahora se trata de lo importante, de que un plantel así de redondo se traduzca sobre el campo en un mejor equipo. No es lo mismo.

SIN EL 'MAGO'. David Silva ha significado para la Real un paréntesis, un magnífico paréntesis. Surgió en su día la oportunidad de traerle y el club la aprovechó, sobrando a estas alturas explicar aquí todo lo aportado por el canario a lo largo de tres años para el recuerdo. Sin embargo, una vez consumado su adiós, el legado del Mago no debía confundirnos ni apartarnos de lo que supuso su fichaje en 2020, una excepción obligada. Al fin y al cabo, vino para sustituir a un futbolista diferente, Martin Odegaard, cuyas características reflejaban el camino adquirido por el proyecto txuri-urdin y por el fútbol en general: el escandinavo era y es un jugador moderno, versátil, dinámico, con recorrido y repetidor de esfuerzos en la presión, muy adecuado a lo que demanda ahora mismo este deporte. Así, cuando la rodilla del de Arguineguín dijo basta, no se trataba de buscarle relevo a un centrocampista irrepetible. Se trataba, más bien, de encontrarle un sustituto al propio Odegaard, por mucho que este se hubiese marchado tres años antes.

ZAKHARYAN. Sí, se llevan ahora los futbolistas versátiles, capaces de amoldarse a distintos roles y demarcaciones. Y se llevan igualmente los equipos dinámicos, adaptables a diferentes sistemas y estructuras durante una campaña entera e incluso durante un mismo partido. En este sentido, Imanol viene dando continuidad últimamente al 4-3-3, en detrimento del famoso 4-4-2 que vio llegar a Brais Méndez hace justo un año, pero el míster tampoco quiere desterrar tan alegremente el rombo, comenzando a explicarse así el fichaje de Zakharyan. Si el esquema de tres medios y tres delanteros resultara inamovible, la figura del gallego, secundada por el pujante Pablo Marín, por un Robert Navarro cedido ya al Cádiz o incluso por Kubo, se habría antojado más que suficiente, erigiéndose así el propio Brais en el sustituto de Silva. O de Odegaard, perdón. Sin embargo, amenazar a los rivales con la mencionada versatilidad de dibujos exigía un elemento extra para la medular, encarnado por el jugador llegado desde el Dinamo de Moscú: 20 años, futbolista de carril central, transferible a la banda, seguido por grandes equipos y a punto de iniciar el último curso de contrato con su anterior club. Tal y como está el mercado, si la Real quiere contar con elementos de este tipo debe apostar y anticiparse, antes de que (quizás) cuesten el doble o el triple y resulten inaccesibles. Es lo que han hecho en el club con el amigo Arsen. Veremos, pero el movimiento en sí mismo tiene todo el sentido del mundo.

LOS LATERALES. El repaso al mercado debe otorgar, sí o sí, un apartado exclusivo al plan renove en los laterales: de los cuatro que convivían en la plantilla el pasado curso, han salido tres para hacer hueco a otros tantos, mereciendo los análisis discociar una banda de la otra. Resulta más sencillo el del ala izquierda, pues las condiciones de Kieran Tierney, en comparación con las de Diego Rico, apuntan claramente a una demarcación más equilibrada: el escocés es mejor defensor, complementa en mayor medida las características ofensivas de Aihen y otorga a Imanol la posibilidad de dibujar desde el teórico carril zurdo una zaga de tres, tanto en salida de balón como en la fase defensiva. Poco más que decir ahí. ¿Y sobre la banda derecha? Cuando a primeros de junio se hablaba de Odriozola, me chirriaba su llegada a secas, en detrimento de Sola o Gorosabel, para protagonizar un simple cambio de cromos y no tanto de perfiles. No contaba, sin embargo, con que el relevo en el costado diestro fuera a resultar total. Ahora, añadido a la ecuación un Traoré a quien todavía no tengo del todo calibrado, el asunto cobra elevadas dosis de coherencia, con el propio Odriozola ejerciendo un rol profundo y Hamari como ganador de duelos, corrector en carrera a la espalda de la zaga y baza incluso para el juego interior en ataque. Aún y todo, las capacidades defensivas que suman entre ambos, quizás algo justas, me llevan a dirigir la mirada hacia Aritz. Sin el beasaindarra como comodín para la posición, igual el club no se habría atrevido con semejante pareja, pero parece evidente que el nivel sube, en los dos flancos de la retaguardia.

SORLOTH-ANDRÉ SILVA. Ya solo queda atender a lo del delantero, a ese relevo Sorloth-André Silva que refleja muy bien una actitud txuri-urdin tan prudente como ambiciosa, dos calificativos no necesariamente reñidos. La Real quería al noruego, pero no iba a cometer locuras ni a ofrecer contratos alejados de sus parámetros. El club no se salió de los mismos, lamentó durante minutos el fichaje del punta por el Villarreal y no tardó luego en activar una gran alternativa que, tampoco lo neguemos, presenta su asterisco: André Silva llega lesionado. Si logra ofrecer su nivel, apunta a aportar todo el juego que generaba el propio Sorloth y dosis adicionales de gol, pero por ahora nos limitamos a cruzar los dedos. Solo lo hacemos, eso sí, pensando en que la musculatura del portugués no se resienta, porque, atendiendo a todo lo demás, únicamente nos toca felicitarnos por la salud de un club, el nuestro, sin palancas, necesidades de venta ni problemas para tramitar inscripciones, y que aún así conserva también la capacidad de mirar hacia dentro para apostar por Marrero, Urko u Olasagasti. Tiene buena pinta el futuro, a medio y a largo plazo. A corto, mientras, todo dependerá en mayor medida de si entra o no la pelotita, pero disfrutemos el momento aún así. Si no gozamos con todo esto, aquí y ahora, es para hacérnoslo mirar...