La Real ha comenzado la temporada con un discreto empate ante el Girona. El encuentro poco o nada ha tenido que ver con el que ambos equipos disputaron a un ritmo frenético y con muchos quilates de calidad en el mes de mayo cuando compartían sueños europeos. Como en aquella ocasión, los realistas han sido superiores a los puntos, han generado más ocasiones y han mantenido alejado el balón de los dominios de Remiro durante la mayor parte del encuentro, pero la falta de acierto en las ocasiones le ha condenado a la pérdida de dos puntos. El encuentro ha resultado descafeinado y deslucido y todo se resume en que los realistas han podido y han debido marcar más goles y que el Girona ha empatado en su primer remate a puerta. Es más, si Remiro llega a pasar del partido y se hubiese acercado a Alderdi Eder para disfrutar del cañonazo el resultado hubiese sido el mismo.

Es solo la primera jornada, esto no ha hecho más que empezar y no es cuestión de cargar las tintas con un equipo que ha ofrecido sobradas señales de que está preparado para afrontar cualquier batalla, pero la realidad es que la planificación ha llegado tarde. La Liga comenzaba el viernes e Imanol solo disponía en el campo de un refuerzo, Hamari Traoré. Aperribay ha insistido en que es un verano largo y que no era el momento de tener prisa, pero al primer día no se ha presentado con una plantilla superior a la del año pasado, sobre todo si se tienen en cuenta las bajas. Se entiende la frase de Imanol, justificándolo para motivar y dar valor a sus pupilos, pero tampoco pasa nada por reconocer que hasta la fecha y, a falta de lo que vaya a venir, el nivel del equipo es peor. Las cosas como son. Esto no quita para reconocer que, como se demostró en el campo, había recursos suficientes como para poder sacar el partido adelante ante un Girona irreconocible si tenemos en cuenta la gran imagen que causó el curso anterior en Anoeta, y que no gustó ni a su propio entrenador, quien estaba más desquiciado que nunca en la banda. Kubo ha adelantado a los locales a los cinco minutos y Dovbyk ha empatado a falta de veinte minutos para el final. 

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Real 1-1 Girona: las notas de Mikel Recalde Mikel Recalde

El partido ha estado marcado por el fuerte calor. Al parecer, en la TIA de Ibáñez, perdón, en la Liga, creen que el verano donostiarra es parecido al islandés (en el estreno del campeonato, el lumbreras y madridista de su presidente estaba más pendiente de denunciar al PSG para conseguir traer a Mbappe que por lo que podía suceder en sus campos). Si no, no se puede creer que hayan puesto las dos primeras jornadas en agosto a las 17.00 horas y, para colmo, el tercer encuentro en casa, día de regatas, a las 14.00 horas. Vale, aceptamos que el periodo estival en Gipuzkoa no tiene nada que ver con el de otras zonas de la península ibérica, pero esto tampoco es Reikiavik. El 12 de agosto, a la hora del comienzo del encuentro, 25 grados a la sombra, con más del 80% de humedad. Mucho calor en el campo y en la grada, con las partes afectadas por el sol el constante movimiento de la gente improvisando abanicos que tenían a su alcance. Jugar tan pronto y a esa hora es un auténtico disparate. Hacerlo a las 14.00 horas el próximo 3 de septiembre, todavía en verano, una peligrosa temeridad. Hasta que pase algo grave, ya saben cómo funciona esto.

Todo el verano hablando de fichajes para comenzar la temporada con nuestros queridos "mismos cabrones de siempre", como diría Toshack, y Traoré como única incorporación. Llegados a este punto o nivel, no es fácil reforzar la plantilla como tampoco lo es que suban los del filial y encuentren hueco en el once. Olabe siempre deja claro que no van a contratar actores secundarios o suplentes, que los que vengan serán primeras espadas, algo que debería llevarse a rajatabla y elevarse a la categoría de norma. Pero a día de hoy, ¿la Real va a encontrar en el mercado un central mejor que Zubeldia o Le Normand? ¿Un mediocentro superior a Zubimendi? ¿Dos interiores que discutan la plaza a Merino y Brais? ¿Un exterior que supere a los cuatro que tiene Imanol? Y arriba, por eso se les espera tanto a Sadiq y André Silva… Visto lo acontecido el curso pasado, estaba claro, porque saltaba a la vista –y los rivales les tenían cazados– que la debilidad del equipo txuri-urdin se encontraba en los laterales. Por eso ha se ha traído a Traoré y en el debut era la única cara nueva. Y a Turrientes, que ayer fue la gran sorpresa de la alineación por las molestias de Merino, le está tardando tanto abrirse hueco en los planes del oriotarra a pesar de su indiscutible talento. Huelga señalar que a Arsen Zakharyan, considerado como la gran promesa de Rusia, que no es Andorra, le va a costar hacerse con el cartel de indiscutible por mucho que venga como un fichaje de campanillas. Y que el lateral izquierdo va a yener que sudar mucho para sentar al valiente Aihen. 

Buen inicio

La Real entró bien en el partido. Su asfixiante y adelantada presión a la casi suicida salida de balón de los gerundenses funcionó hasta el punto de que Carlos no marcó de milagro al cortar un pase de Gazzaniga. A los cinco minutos, Aihen ha cortado un pase, y ha arrancado como un valiente con el balón casi con el puño en alto y gritando al más puro estilo de las batallas medievales y al llegar al área, sin ningún compañero ni cerca de él, ha tenido la sangra fría para pensar y servir un centro perfecto que Kubo convirtió en gol al primer toque. Buen movimiento de arrastre de Carlos, que le dejó un auténtico solar en el área para que lo aprovechara el japonés. Brais, el mejor txuri-urdin, que ha recordado al del sensacional arranque del curso pasado, estuvo cerca de marcar el segundo de falta. A los once minutos, un buen pase del andaluz tras una rápida combinación realista lo culminó con la puntera Oyarzabal y Blind, en su intento por cortar el disparo, ha golpeado al capitán. Pareció más un lance del juego que un penalti, pero estamos en lo de siempre, el contacto ha existido y el criterio del colegiado ha sido señalar los once metros. El VAR ha decidido rearbitrar y ha dejado la acción en un saque con bote. El único susto de los visitantes llegó en un gran pase de Miguel Gutiérrez a Stuani que no llegó ni a disparar por la inteligente y buena presión a la desesperada de Zubeldia.

Kubo ha culminado con otra brillante combinación con un fuerte disparo alto y Brais ha estrellado la pelota en el palo en un saque de esquina directo en una acción que el colegiado cortó aún no sabemos por qué. El mismo colegiado que no sabemos por qué no quiso expulsar a Stuani por agredir en dos ocasiones a Le Normand.

El posible penalti por agarrón ha parecido un forcejeo entre los dos jugadores, lo que no admitía discusión era la roja. Más surrealista aún fue que le amonestara al galo también por la jugada. Increíble. Se nos había olvidado que la vuelta del fútbol llegaba acompañada de estos verdaderos saboteadores de partidos. En la última acción del primer tiempo, también a balón parado como en el tanto del 2-2 el pasado mes de mayo, Carlos salvó in extremis el gol cuando Blint estaba dispuesto a empujar la pelota a la red.

En la reanudación, el andaluz ha generado una buena ocasión, pero su chut se marchó alto. Brais rozó la escuadra, Kubo disparó fuera en la mejor acción individual del choque y Oyarzabal, en una jugada deliciosa con Zubimendi y el gallego, no logró batir al meta rival. Con el Girona aparentemente entregado y anestesiado, en una acción mal defendida, Tsygankov encontró la fórmula ucraniana para poner el balón en la cabeza del gigante Dovbyk y que este igualara la contienda. La Real, que no ha mejorado con los tardíos cambios, no ha reaccionado bien y solo ha estado cerca de la victoria en un centro de Barrenetxea al que no ha llegado por milímetros Momo Cho y, en la jugada final, Sadiq y Olasagasti no encontraron la gloria en sendos remates dentro del área.

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📸 ¿Has estado en Anoeta? ¡Búscate en nuestras fotos! Ruben Plaza

Un triste empate para arrancar que debió ser una victoria. Una pena. Esto no ha hecho más que empezar y nadie va a echar de menos estos dos puntos perdidos en los meses decisivos, pero la Real ya ha dejado escapar un partido que tenía que haber ganado. Y no hay que olvidar que el secreto de su éxito con Imanol ha estribado en sus fulgurantes inicios ligueros. Por ahora habrá que esperar al de este curso.